La añoranza cántabra de ultramar
Sociedad montañesa de beneficencia | 139 AÑOS ·
Fue la primera asociación entre las decenas de casas de Cantabria que hoy existen en España y en el extranjeroSecciones
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Sociedad montañesa de beneficencia | 139 AÑOS ·
Fue la primera asociación entre las decenas de casas de Cantabria que hoy existen en España y en el extranjeroCuba era parte de España, pero los españoles que habían nacido en la península y vivían en la isla añoraban la tierra de donde procedían. También los montañeses que habían llegado para emprender la aventura de sus vidas, la mayor parte de ellos abriendo pequeños ... negocios. Algunos, con mayor éxito, invertirían parte de sus fortunas en su regreso a España para continuar el mito de los indianos. Pero los que se quedaron se unieron para evocar su tierra y ayudarse mutuamente. En La Habana decidieron formar una asociación en 1883 con el nombre de Sociedad Montañesa de Beneficencia, y entre sus objetivos destacaba el de «ejercer la caridad y acudir en auxilio de los nacidos en la provincia de Santander y sus descendientes». Fue la primera asociación entre las decenas de casas de Cantabria que hoy existen en España y en el extranjero.
La relación especial que Cantabria mantuvo con Cuba durante el siglo XIX, con la buena posición de los indianos y las conexiones marítimas entre Santander y La Habana, facilitaron que se forjara un vínculo especial entre los montañeses de ultramar y su provincia natal, vínculo que se mantendrían a pesar de los cambios sociales y políticos. Su primer presidente fue Emeterio Zorrilla y Bringas, elegido en la reunión fundacional que se celebró en el Centro Gallego de La Habana, uno de los edificios más importantes de la capital que hoy es sede del Ballet Nacional de Cuba y que aún se mantiene acogiendo celebraciones de la sociedad montañesa en uno de los laterales que dan al Parque Central. Entre los fundadores, además de Zorrilla, se encontraban José María del Campo, Agapito de la Cagiga, Alfredo Incera, Francisco López, Gregorio Lavín, José Manuel Montalbán, Celso Pérez, Robustiano Ruiz y Manuel Vial, alguno de ellos con apellidos de clara procedencia cántabra.
La nueva sociedad nació con vocación asistencial y solidaria que se pretendía proyectar sobre los paisanos y sus familias desde el punto de vista económico, laboral y afectivo. Pero esa labor, que se dejó bien clara en los estatutos de la sociedad, se iría extendiendo hacia actividades culturales que proporcionaron a la asociación un prestigio y una influencia destacada en la sociedad gracias a sus actividades sociales y culturales.
La primera actividad de la Sociedad Montañesa de Beneficencia fue la organización de una corrida de toros para recaudar fondos. Hay que tener en cuenta que en aquella época no había medidas de protección social y se carecía de servicios médicos públicos, pensiones de jubilación o subsidios por desempleo. El centro montañés seguía los pasos de otras agrupaciones semejantes, como el centro gallego o el asturiano que atendían las necesidades de sus emigrantes, y como éstos, su fuente de financiación principal fueron las donaciones. De esta manera se consiguió poner en marcha un servicio médico y un servicio farmacéutico gratuitos, un servicio de abogados y notaría para los asociados e incluso un servicio de ayuda a jóvenes para su orientación.
Otro de las necesidades que se cubrieron con importantes donaciones fue la atención funeraria. En los años veinte del pasado siglo se construyó un panteón para montañeses en la necrópolis de Cristóbal Colón, situada en uno de los extremos del barrio residencial de Vedado en La Habana. Es Monumento Nacional de Cuba desde 1987, tiene 57 hectáreas de extensión y es el cementerio más importante del país al poseer un gran número de obras escultóricas y arquitectónicas, destacando la portada principal que está rematada por un conjunto escultórico de mármol de Carrara realizado por José Vilalta y Saavedra.
En este cementerio se alzaría el panteón de la Sociedad Montañesa de Beneficencia diseñado por la escultora Rita Longa, con 1.327 nichos y un departamento de honor para los asociados más destacados. En su interior se encuentra un pequeño altar mariano que está escoltado por dos ventanales con vidrieras, el izquierdo dedicado a la Virgen del Mar y el de la derecha a los Santos Mártires, Emeterio y Celedonio. La mayor parte de los nichos se encuentran en un amplio sótano. También destaca la iglesia del Santo Ángel Custodio, adyacente al panteón, con un altar erigido en memoria de la Bien Aparecida que preside una réplica de la patrona de Cantabria, y en donde cada 15 de septiembre se reúne la comunidad de cántabros residentes en La Habana. El Gobierno de Cantabria ha enviado algunas partidas económicas para contribuir a su mantenimiento y restauración.
En la actualidad la sede de la sociedad está en la calle Factoría 114, en el corazón de La Habana, y fue inaugurada en 1957. Al año siguiente, la Diputación Provincial de Santander donó un estandarte en reconocimiento a la ayuda prestada a los cántabros residentes en este país que presidió durante años los actos de la sociedad, hasta que en 1990 fue donado al Museo Nacional de la República de Cuba junto al primer libro de actas y el libro de memorias de la asociación.
En los últimos años la comunidad de montañeses en La Habana que nacieron en Cantabria se ha reducido de forma considerable debido a la edad, y la sociedad está formada por hijos o nietos de aquellos miembros que a pesar de la distancia, aún mantienen las referencias culturales y el apego a la tierruca de sus antecesores.
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