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Co-fundador y CEO de Tourism Data Driven Solutions (TDDS), empresa global de asesoría estratégica en innovación, tecnología y turismo y de desarrollo tecnológico. Ocupó el cargo de presidente consejero delegado de Segittur de 2012 a 2017. Su iniciativa más significativa, por su importancia global, fue la puesta en marcha en 2012 del proyecto de 'Destinos Turísticos Inteligentes'. También fue el promotor, coordinador y coautor del Libro Blanco de Destinos Turísticos Inteligentes, que aún hoy sigue siendo el texto de referencia global de esta iniciativa.
–¿Qué es para usted un Territorio Rural Inteligente?
–Cuando hablamos de territorio inteligente, estamos hablando de tecnología, sensorización, captación, gestión y analítica de datos. Todo ello desplegado para poder captar datos fiables, válidos y actualizados y tomar decisiones ('data driven organizations'). Cuando hablamos de territorio rural inteligente nos referimos a aquellas zonas, fuera de las ciudades y núcleos muy poblados, que han logrado desarrollar un modelo de gestión inteligente a pesar de las dificultades que aún entraña la falta de infraestructuras básicas de conectividad en la mayor parte de los territorios rurales.
–¿Considera que la crisis sanitaria derivada del covid ha provocado que los entornos rurales se hayan vuelto más atractivos? ¿los ha puesto en el centro del debate político y social?
–A lo largo de esta pandemia se están observando profundos cambios en los patrones de consumo turístico, donde predomina un turista mucho más digitalizado, exigente con la información que consume, preocupado con las condiciones sanitarias de los destinos y con su impacto en el medioambiente. Las zonas rurales reúnen muchas de los valores que está buscando una parte importante de los turistas.
El canal informativo europeo EuroNews en su Informe de 'Tendencias de Viajes. Viajar después de 2020, ¿cómo será el turismo en nuestra nueva realidad?' hablaba del nuevo «viajero consciente» y de cómo están cambiando los comportamientos de los consumidores destacando las tendencias que creen afectarán al sector en los próximos años. El documento contempla seis tendencias emergentes dentro de los viajes y el turismo: la naturaleza, nómadas, eco, bienestar, auténtica (inmersión en la comunidad) y mindfulness.
–¿Cuáles son, a su juicio, las principales fortalezas y debilidades de los entornos rurales para posicionarse como alternativas de vida a las ciudades?
–La mayor fortaleza es la conexión con la tierra en entornos de naturaleza, ya que es una parte importante de los deseos de las personas tras la pandemia, y esto suele ir unido a experiencias prolongadas o cambios de residencia, que aportan mayor calidad de vida y una auténtica renovación interior.
La mayor debilidad es, normalmente, la dificultad de llegar a esas zonas rurales, en muchos casos, muy alejadas de los principales núcleos de población o aeropuertos internacionales. Y, por otra, la falta de infraestructuras digitales, que les permitan estar y mantenerse conectados con el resto del mundo.
–Digitalización, innovación y sostenibilidad se sitúan como los ejes vertebradores del cambio en los entornos rurales, ¿considera que estos procesos deben desarrollarse de manera global o atendiendo a la singularidad de cada pueblo?
–La digitalización, la innovación y la sostenibilidad son vértices que deben estar presentes en cualquier desarrollo turístico, da igual dónde este se lleve a cabo. Son parte del modelo de Destino Turístico Inteligente que inició Segittur en 2012 y que ha sido ratificado por la UE, la OCDE o la Organización Mundial del Turismo, entre otros.
Dicho esto, es necesario adaptar el modelo a la realidad del lugar dónde se desarrolle la actividad turística. Partiendo de esos valores y principios, cada territorio tendrá unas necesidades y procesos distintos atendiendo a su singularidad y a sus propios objetivos como destino turístico.
–¿Qué oportunidades pueden traer consigo estos procesos para los entornos rurales?
–La aplicación del modelo de Destino Turístico Inteligente trae innumerables oportunidades allá donde se desarrolla. Es algo que ha quedado claro en las ciudades y destinos maduros, donde ya se ha implementado; pero el impacto positivo será mucho mayor en las zonas rurales. El impulso de la actividad turística puede hacer realidad la inversión en las tan necesarias infraestructuras digitales, en fuentes locales de generación de energías limpias, en actividades económicas que impliquen la puesta en valor de las tradiciones y cultura del lugar, en mayores niveles de integración e inclusión... Mientras se diseñen modelos sostenibles y se respete la voluntad de los residentes sobre el uso turístico de su territorio, solo cosas buenas podrán venir de este nuevo modelo de desarrollo turístico.
–Para que tengan éxito entre el tejido empresarial rural y su población, ¿qué tipo de medidas pueden implementarse para orientar y hacer protagonistas a estos territorios y sus habitantes del proceso de cambio?
–El Objetivo 8 (meta 8.9) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas reconoce el potencial transformador del turismo sobre los medios de vida y la prosperidad de las comunidades rurales, tanto al proporcionar acceso a un empleo digno como al reactivar las industrias locales tradicionales.
Para ello es muy necesario poner en marcha planes de formación y asesoramiento continuo para que la población local residente sea capaz de poner en marcha sus actividades turísticas (muchas veces complementarias a su actividad principal) con ciertas garantías de éxito.
–¿Cree que apostar por este camino puede ser también la manera de poner freno a la despoblación?
–El desarrollo del turismo rural no solo integra y conecta el territorio con el resto del mundo, genera muchas oportunidades de empleo y autoempleo (emprendedores), así como garantiza los empleos ya existentes. Siendo este el mayor detonante de la despoblación es patente que el turismo rural es una fantástica palanca de retención e incluso captación de nueva población en las zonas rurales.
–¿Son estos tres pilares el camino para una nueva economía en los entornos rurales? ¿cómo pueden repercutir en ella y sobre qué sectores opina que pueden influir?
–La sostenibilidad es absolutamente necesaria en cualquier economía y territorio y más aún cuando hablamos de un desarrollo turístico en entornos rurales, que son más frágiles. Por ello, debemos hablar siempre de sostenibilidad en sus tres vertientes: socio-cultural, económica y medioambiental.
Por su parte, la innovación y la digitalización son ejes transversales que garantizan la propia sostenibilidad del modelo, aportando nuevos desarrollos más respetuosos con el entorno y con las personas, generando datos que nos permitan controlarlo y digitalizando la información que nos permita darlo a conocer al mundo entero.
–¿A través de qué herramientas mejora TDDS la digitalización de agentes públicos y privados en materia de turismo?
–TDDS es una empresa de asesoría y desarrollo tecnológico totalmente alineada al modelo de destino turístico inteligente puesto en marcha por Segittur en 2012. Estamos presentes en varios países, tanto a nivel nacional como regional y local, lo que nos da una visión estratégica muy completa de cómo apoyar el desarrollo turístico de una forma sostenible y con las máximas garantías de éxito.
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