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El viernes a media tarde enfilaba la canal de la bahía de Santander el buque 'Evrima', el primer crucero de lujo que se construye en España. Su destino final, desviarse hacia la ría de Boo para detenerse en Astander. El astillero cántabro se ha ... hecho con el contrato para completar parte de los trabajos finales, en especial el pintado, de un proyecto que viene precedido por la polémica generada en Galicia, puesto que las atarazanas viguesas donde se construía se han visto afectadas por la crisis, con cambios de propiedad y un reguero de deudas en la industria auxiliar de esa comunidad.
Desde Astander por el momento no han querido precisar la magnitud de las labores que tendrán que llevar a cabo en el 'Evrima', de 190 metros de eslora y que llama la atención en los diques de la firma de El Astillero. No al menos hasta que su personal entre al interior del crucero y vea en primera persona qué es lo que falta hasta su botadura.
Esa actitud entronca con la mencionada controversia que precede a la llegada del buque. Según explicó días atrás Diario Atlántico, en el astillero vigués de Barreras, así como en el sector naval de la zona, existe cierta preocupación tras la marcha del crucero. ¿El motivo? Que lo que en un primer momento se ha anunciado como una ruta a Cantabria acotada sólo a las labores de pintado para su posterior regreso, finalmente se prolongue hasta su botadura y Astander complete la construcción restante hasta su puesta oficial en funcionamiento.
Según el mismo medio, fuentes de la empresa sostienen que la idea es que sí recale en Vigo para el acabado final y las pruebas oficiales de mar previas a la entrega al armador, Ritz-Carlton, que es el actual dueño de Barreras. El buque partió de las rías bajas el lunes, para dejar sin actividad de construcción al astillero, que llegó a emplear a más de 1.000 personas sólo en este barco. En todo caso, una parte de la plantilla se desplazará a El Astillero para efectuar parte de los trabajos.
El Evrima fue contratado hace cuatro años, periodo en el que el astillero vivió tiempos convulsos con cambio de accionistas (Pemex se fue y entró Ritz Carlton como socio único) y de equipo directivo, un preconcurso de acreedores y unos 'números rojos' que alcanzaron los 16,3 millones de euros en 2019. El crucero fue adjudicado por 250 millones, lo que le otorga asimismo la etiqueta de barco civil más caro construido en España, pero ese presupuesto rápidamente quedó en papel mojado. En la actualidad se aproxima a los 330 millones, tras un sobrecoste de 80. Además, la deuda con la industria auxiliar gallega aún no está saldada, ni la de este barco ni la de otros contratos, y el astillero negocia un rescate público para sacar adelante su reestructuración económica y dar continuidad a la centenaria trayectoria de Barreras.
Según explicaba este mismo domingo La Voz de Galicia, las empresas auxiliares de la construcción siguen reclamando trabajos efectuados por el astillero y que no fueron abonados por la anterior dirección. La deuda con 36 compañías suma 24 millones pero Uninaval, el consorcio de empresas auxiliares, estima que el montante global puede ascender a 40 y las afectadas por los impagos a medio millar.
La organización se vio obligada a reprogramar el viaje inaugural por los problemas. El primero estaba previsto de Lisboa a Mallorca el 22 de abril. Pero esta fecha no se cumplirá. Otras agencias situaban al crucero en Marsella en mayo. La fecha que se maneja en la actualidad para el estreno del 'Evrima' es el 24 de julio, con partida desde Venecia en un itinerario de siete días rumbo a Atenas.
Abril de 2010 fue un momento importante para Astander. Ese mes el astillero cántabro recibía al cementero 'Cristina Masaveu', lo que suponía el retorno de pleno derecho a la construcción naval después de varios años en que las atarazanas cántabras se habían centrado en las reformas.
Aquel buque llegaba de Gijón puesto que el astillero asturiano donde se estaba construyendo, Factorías Juliana, había entrado en concurso de acreedores. En aquel caso, a diferencia del actual del 'Evrima', los trabajos pendientes eran mucho mayores y se estimaban a su llegada en 11 meses y 410.000 horas para personal de Astander y empresas auxiliares. En marzo de 2011 Astander cumplía su compromiso y se botaba el barco.
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