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En una industria ya amenazada por el profundo proceso de transformación que vive el sector, en especial el relativo al rumbo en las nuevas formas de movilidad, y el camino idóneo para transitarlo, el anuncio definitivo de que la Unión Europea prohibirá a partir ... de 2035 la venta de vehículos con motores tradicionales movidos por combustión supone un nuevo reto para el sector del automóvil. Así lo ven al menos las empresas de Cantabria vinculadas a la industria de componentes, que suponen cerca del 30% del Productivo Interior Bruto (PIB) industrial de la Comunidad. El Grupo de Iniciativas Regionales de Automoción, el Clúster GIRA, va más allá y teme que la decisión, en línea con lo trasladado en los últimos tiempos, suponga «un tiro en el pie, si no en la cabeza» para las numerosas factorías que surten a los fabricantes originales.
Celia Monsalve, gerente de GIRA, recuerda que la postura de la industria, tanto nacional como cántabra e, incluso, europea, «es clara. El motor de combustión da trabajo a muchísima gente. Estamos todos a favor de que se cuide el medio ambiente y de las mejoras en emisiones. Pero debe hacerse de manera ordenada y al tiempo que avanza la tecnología».
Sentada esta premisa, Monsalve insiste en que «tenemos un problema claro de competitividad. En Europa tenemos unas normas de emisiones mucho más restrictivas que en otros lugares del mundo. En otros países y continentes fabrican coches y no tienen que someterse a estas restricciones».
Más allá de las amenazas de cara a 2035, unas mucho más cercanas. «Tenemos un problema con la Euro 7 de cara a 2025, puesto que la normativa ya baja mucho las emisiones permitidas. Por primera vez en las normas europeas no se centran sólo en el motor de combustión, sino que también tienen en cuenta la emisión de partículas de las ruedas y los frenos en el momento de la frenada», detalla la portavoz.
Los riesgos, en consecuencia, se extienden. «Hay un problema gordo. Las empresas, los fabricantes originales, tienen que hacer inversiones ingentes de cara a esta normativa, unos gastos que no van a poder recuperar si en 2035 se cierra la venta de motores tradicionales».
Desde la órbita de GIRA se es partidario de que «los puestos de trabajo que se pierdan por esta vía puedan recolocarse en las actividades ligadas a la nueva movilidad. Aquí es importante la formación, puesto que los trabajadores van a necesitar nuevas competencias para efectuar tareas que no han llevado a cabo hasta la fecha».
De lo general a lo particular. Desde SEG Automotive, referente con su planta de Treto en la transición de la automoción hacia modelos eléctricos, opinan que «las medidas nos parecen demasiado exigentes. Empezando por la demonización del diésel; con la normativa de emisiones de CO2 más restrictiva a nivel mundial y respecto al plazo ya marcado en el año 2035 para el fin de la venta de vehículos de combustión interna».
En paralelo, «siempre hemos manifestado que el camino hacia la electrificación debe realizarse paulatinamente, teniendo en cuenta a la industria y pasando por la hibridación de vehículos. Se debe apostar por la movilidad ligera eléctrica para las ciudades y, sobre todo, por una renovación del parque de automóviles».
A juicio de SEG, el acuerdo alcanzado tras la propuesta de Alemania para incorporar los combustibles sintéticos en esta transformación «abre una ventana de esperanza para toda la industria. Estos combustibles sintéticos (e-fuels) aún deben desarrollarse en cuanto a su producción, eficiencia y coste, pero es necesario tenerlos en cuenta como una alternativa muy interesante por su significativa reducción de emisiones de CO2 y porque podrían mantener la fabricación de vehículos y componentes vinculados a la combustión».
Para el consejero de Industria, Javier López Marcano, «el Gobierno de Cantabria está de acuerdo con la neutralidad climática y para llegar a ella con una transición ordenada, con plazos predecibles y no con variaciones súbitas que generan desconfianza en el mercados e incertidumbre al sector industrial. Todas las soluciones en esa neutralidad pueden ser positivas: tanto los combustibles sintéticos como la electrificación. Incluso los vehículos de gases renovables e hidrógeno en ciertos sectores tendrán posiblemente un protagonismo», razona el portavoz del Ejecutivo autonómico.
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