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La incertidumbre pesa. Caída de la demanda en Europa; mayores costes energéticos y de materias primas; y una nueva política monetaria a ambos lados del Atlántico que encarece el acceso a financiación al calor de las subidas de tipos de interés. Como catalizador, un conflicto ... bélico cuyas derivadas a día de hoy son inextricables, tanto en su duración como en su posible expansión a otros territorios y actores. Lo dicho, demasiados condicionantes para el normal desarrollo económico.
Así al menos lo entiende BBVA Research, que acaba de presentar al Gobierno autonómico su informe 'Situación Cantabria 2022', un diagnóstico que abunda en las líneas maestras ya avanzadas por el banco hace apenas dos semanas en relación a una corrección a la baja del crecimiento tanto en 2022 (lo limita al 3,3%) como para el próximo ejercicio (estimación del 0,7%, cuatro décimas menos que en el cálculo anterior). Como contrapunto optimista, la Comunidad recuperará el PIB per cápita de 2019 en 2023, un paso más para suturar la tremenda herida ocasionada a raíz de la pandemia coronavírica.
Los últimos datos del Instituto Cántabro de Estadística (Icane) indican que el Producto Interior Bruto (PIB) de Cantabria creció un 0,8% en el segundo trimestre de este año en relación con el trimestre anterior y encadena cinco de crecimiento económico tras la recesión sufrida por la pandemia. Fue un 0,8% en cuanto a la variación trimestral y un 5,8% en términos interanuales. Con los datos publicados por el Icane, el índice queda en 108,2, muy cerca, pero aún por debajo, del registrado en el último trimestre de 2019, el último antes de la irrupción del coronavirus (estaba situado en 108,6).
Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research; y Carlos Gorría, director de la Territorial Norte de BBVA, fueron los encargados de presentar el documento. El mismo recoge que el crecimiento de la economía de Cantabria en 2022 se mantendría en una senda positiva, situándose en el 3,3%. Esta previsión significa una desaceleración de dos puntos porcentuales con respecto al crecimiento del 5,3% que se habría registrado en la Comunidad en 2021.
Para BBVA, el efecto positivo sobre el consumo de la vacunación generalizada contra el covid ha beneficiado en mayor medida a las comunidades turísticas durante los primeros trimestres del año. Sin embargo, territorios industriales, como Cantabria, han visto su recuperación más limitada por los cuellos de botella que afectan a sus suministros y por el aumento en el coste de la energía.
Por otro lado, el mercado laboral cántabro se vio impulsado por el buen comportamiento del empleo en la capital, aumentando la afiliación a la Seguridad Social durante el primer semestre del año. No obstante, los datos no son tan positivos en el resto del área urbana de Santander donde las dificultades del sector industrial se dejan notar, cortándose el avance ya desde principios de año, y sin haber recuperado el nivel de empleo precrisis.
Más aún. Para el resto de 2022 BBVA Research prevé una desaceleración del crecimiento económico, tal y como están reflejando los últimos datos, y revisa a la baja el incremento esperado para 2023 hasta el 0,7%. Los principales factores de esta ralentización en los próximos trimestres son la caída de la demanda europea, los mayores costes de financiación, incluida la reciente subida de tipos, y los precios de la energía y el transporte.
Aunque el comercio directo con Rusia y Ucrania pesa algo más en la región que en el resto de España, no es significativo. En todo caso, el impacto de la guerra es indirecto, a través del aumento en el coste de la electricidad y el combustible, lo que afecta particularmente a la industria cántabra, intensiva en el uso de energía. De hecho, según BBVA Research, por cada aumento del precio del petróleo del 10%, el crecimiento del PIB en Cantabria se vería reducido en 0,3 puntos porcentuales, colige la entidad financiera.
Respecto al consumo, tras una primera mitad de año muy dinámica, los datos de tarjetas, una vez deflactados, evidencian un estancamiento de la actividad en el tercer trimestre (1%). Esta desaceleración del consumo se ve reflejada en particular en los sectores de ocio y turismo, pero también en el gasto en productos para el hogar y para la alimentación. El debilitamiento en el gasto de los hogares se produce como consecuencia del agotamiento que ha tenido la eliminación de las restricciones relacionadas con evitar el contagio del covid, además del impacto negativo que está teniendo el incremento en la inflación. En todo caso, Cantabria muestra uno de los aumentos más contenidos en precios de toda España.
Por su parte, el mercado laboral mantiene el dinamismo en el área urbana de Santander en el tercer trimestre, pero los datos de empleo fuera del área urbana ralentizan al conjunto de la región. Así, la desaceleración de la economía se observa también en el empleo: la afiliación a la Seguridad Social se contrajo un 0,8% en el tercer trimestre. Como consecuencia, BBVA Research revisa a la baja sus previsiones de crecimiento del empleo hasta el 0,2% en 2023, lo que dejaría la tasa de paro en la región al final del período en el 10,4%.
Como palanca clave para el próximo ejercicio, la ejecución de los fondos europeos. Según Cardoso y Gorria, el reparto sigue avanzando y ya alcanza los 2,5 puntos del PIB nacional, pero con una elevada heterogeneidad. En particular, a Cantabria se le han asignado ya fondos por valor del 2,8 % de su PIB regional, en línea con la media española y su nivel de renta. Con vistas a los próximos trimestres, se espera que se continúe avanzando en la licitación de los proyectos y que la adjudicación sea rápida, de tal manera que cualquier debilitamiento que se produzca en la inversión privada sea compensado por la pública.
En cuanto al pulso del mercado laboral autonómico, su bajo dinamismo, entiende BBVA, limita el avance de los contratos indefinidos. Como consecuencia, todavía siete de cada 10 contratos laborales que se firman son temporales. A juicio del informe, «aumentar la estabilidad del empleo favorecería un mayor compromiso entre trabajadores y empresas, el avance del capital humano, y ayudaría a revertir el reto demográfico al que se enfrenta esta región».
Otro de los desafíos a los que puede enfrentarse el mercado laboral cántabro es la falta de mano de obra cualificada. El descenso de la tasa de paro normalmente tiene como contrapartida dificultades crecientes para que las empresas puedan cubrir las vacantes de empleo. «Por ahora, este problema no es tan relevante como en otras regiones, pero si el impulso de los fondos NGEU genera una demanda de puestos de especialistas o para los que se demanda un mayor nivel de capital humano, esto podría añadir presión en los costes salariales», razona el diagnóstico.
Cómo no, los precios. Para BBVA, el escenario de crecimiento previsto para los próximos trimestres de Cantabria podría verse afectado por la inflación que, aunque se mantendrá elevada por un tiempo, podría comenzar a remitir levemente.
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