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BBVA trae buenas proyecciones coyunturales para Cantabria. La entidad financiera, a través de su Servicio de Estudios, estima que la economía regional crecerá hasta el 2,3% en 2024, para mantenerse en una subida del Producto Interior Bruto (PIB) del 2,2% el próximo ejercicio, ... unas tendencias soportadas por la progresiva mejora de la actividad en Europa.
Con estas premisas, la Comunidad cerraría 2025 con un PIB un 7% superior al registrado justo antes del inicio de la pandemia coronavírica, en 2020, y cerraría de forma definitiva uno de los peores capítulos de la economía moderna. Como añadido, el PIB per cápita se acercaría dos puntos a la media nacional en caso de cumplirse estos cálculos.
Según el informe 'Situación Cantabria 2024' de BBVA Research, presentado este miércoles por Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research para España; y por Marta Alonso, directora de la Territorial Norte de BBVA en España, esta fortaleza local, además de por factores exógenos en forma de impulso en el Viejo Continente, reposan igualmente en el buen comportamiento del sector servicios, que muestra ganancias de competitividad.
El dinamismo terciario compensa, a juicio de BBVA, la debilidad de la industria y de la exportación de bienes. Este impulso ha permitido que en los últimos meses la creación de nuevos puestos de trabajo haya mostrado avances importantes, especialmente en Santander y en la costa oriental, con un crecimiento superior a la media regional. Según las previsiones, el PIB per cápita de Cantabria se disparará un 54% más que el promedio nacional (0,8 puntos porcentuales por año, frente a 0,5 puntos porcentuales en España). Como consecuencia, el PIB per cápita pasará a representar un 93% de la media española en 2025, frente al 91% que mostraba en 2019. Además, la tasa de paro podría reducirse por debajo del 8% en 2025 y se podrían crear 13.100 nuevos empleos hasta el próximo año, vaticina el estudio.
No obstante, del contenido del informe también emergen desafíos. El envejecimiento de la población limita el crecimiento de la demanda interna y del empleo, lo que podría moderar los incrementos futuros.
BBVA también entra a analizar el 'frenazo' vivido en la economía de Cantabria en la última mitad de 2023. Según su criterio, las dificultades en la UE, con la resultante disminución de las exportaciones de bienes y la contracción de la industria, explican la disminución del empleo en la Comunidad en el segundo semestre, afectando prácticamente a todo el territorio.
Sin embargo, «la evolución en 2024 es sustancialmente más positiva, especialmente en la ciudad de Santander y en la costa oriental. Las actividades profesionales se han convertido en el principal motor de afiliación en el primer semestre de 2024 y, junto con los servicios públicos, explican la mitad de la aceleración desde el inicio del año. El comercio y la construcción vuelven a contribuir positivamente en este crecimiento tras la desaceleración de la segunda mitad de 2023. Este dinamismo permite prever que la tasa de paro en la comunidad se reduzca por debajo del 8% en 2025 y que se creen 13.100 nuevos empleos hasta el próximo año».
El banco va más allá y señala que «es probable que en 2024 se refleje ya en parte el impacto de los fondos sobre la actividad y, en este sentido, Cantabria se encuentra entre las que reciben un mayor empuje de la inversión pública».
También la importación de bienes de equipo en Cantabria evoluciona positivamente en 2024 y se sitúa un 12% por encima de los niveles precrisis (52% en España). «Un contexto de menores tipos de interés, de recuperación de la demanda europea, una mayor inversión pública por los fondos europeos, modernización de la maquinaria y equipo de transporte (demanda embalsada) y menores cuellos de botella continuará impulsando la actividad industrial, y con ella, la inversión».
BBVA recuerda que en la economía cántabra, tanto la construcción como la industria pesan más que en España y, en consecuencia, si se logra esta aceleración de la inversión, el impacto podría ser algo superior en la región.
De cara al año próximo, prevé un crecimiento del PIB de Cantabria del 2,2%. Sin embargo, «hay algunos cuellos de botella que podrían moderar el crecimiento futuro. En la comunidad, el envejecimiento de la población supone una limitación para el crecimiento de la demanda interna y el aumento del empleo. Es por ello que el papel de la inmigración podría ser clave para limitar las tensiones en el mercado laboral y aumentar el crecimiento. Además, la atracción de talento y la formación de los parados es fundamental para compensar la reducción de la población en edad de trabajar y la escasez de mano de obra».
Por otro lado, el banco entiende que «Cantabria también debe avanzar hacia una mayor diversificación de sus exportaciones, orientándolas a bienes con mayor valor añadido. Una estructura exportadora enfocada en bienes más complejos puede representar una ventaja relevante de cara al crecimiento de largo plazo, lo que exige, entre otras cosas, una mejora del capital humano y una modernización de las empresas».
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