Se atribuye la frase a un hermano de La Salle y realmente es un lema que podría acompañar el devenir histórico de las numerosas fundaciones del instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas fundado en 1680 en Reims por San Juan Bautista de La ... Salle. Una de las entidades centenarias de nuestra región, y que se cuenta entre sus más antiguas fundaciones educativas, es el colegio San Juan Bautista-La Salle de Los Corrales de Buelna, nacido precisamente al amparo de la industria de Forjas de Buelna. Fue el 17 de noviembre (he leído también el 13) de 1890 la fecha exacta en que comenzaron los hermanos de La Salle su andadura oficial en una localidad que estaba creciendo imparable con el impulso de la industria que José María de Quijano Fernández-Hontoria (1843-1911) había fundado en 1873. La modernidad llamaba a las puertas de un valle ganadero que hasta entonces contaba con una economía más bien deprimida. Los hermanos pioneros se llamaban Julio de Jesús (su primer director), Domingo José y Lamberto Luis, y procedían de la Escuela de La Salle que existía en aquel entonces en Cóbreces. Les había llamado Felisa Campuzano (1829- 1908), emparentada con los Quijano; con su esposo, Domingo Díaz de Bustamante, había amasado una gran fortuna de origen indiano. En Madrid debieron de entrar en contacto con Ernestina Manuel de Villena, que había animado la venida a España de los primeros Hermanos en 1878. El Ayuntamiento de Los Corrales recogía en su acta de 23 de noviembre de 1889 el deseo de Felisa de fundar un colegio bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús. El convenio fue firmado por la benemérita dama y el Superior General, H. Joseph, en el mes de noviembre de 1890, y en él se especificaba la composición y emolumentos de la comunidad, la libertad de acción, la gratuidad de la escuela, las características del edificio y sus dependencias y el compromiso de mantener la fundación.
Cuando la comunidad educativa celebró en noviembre de 2015 el 125º aniversario de su creación, incluyó entre sus actos festivos una recreación histórica de la llegada de aquellos primeros hermanos de La Salle que fundaron esa primera escuela gratuita en la actual plaza de la Pontanilla. Eran solo dos aulas para menos de medio centenar de niños entre los siete y los doce años. Al año siguiente el número de niños llegó a 170, creándose una nueva aula. La crónica del centro dice que «la ilustre fundadora solía visitar a menudo la escuela, no desdeñándose de estar con los pobres y desheredados de la fortuna, a los que animaba repartiendo por su propia mano ropas, calzado y cosas útiles... Así fue transcurriendo el tiempo hasta el año 1910, en que doña Felisa dejó asegurada la fundación y a este fin puso el capital necesario en papel del Estado».
En 1934 se erigió una nueva escuela de tres aulas, embrión de la actual; ambas fundaciones vivieron a la par, hasta 1943 en que el viejo colegio del Sagrado Corazón pasó a ser regentado por las Hermanas de la Caridad, que se habían instalado en Los Corrales décadas antes, también por mediación de Felisa. Ese mismo año 1943 inició su actividad la Escuela de Aprendices, vinculada a la formación de los operarios destinados a trabajar en los talleres de Trefilerías Quijano y que más tarde se adaptaría a los estudios oficiales de Formación Profesional. Claudio Gabriel escribió en 1950: «Los Quijano tomaron la obra de los Hermanos bajo su protección. El auge y desarrollo de la fábrica ha sido constante, con cierta lentitud en sus comienzos, pero que se ha incrementado mucho después de la guerra civil, siendo hoy, en su especialidad, una de las mejores de España, y con un número de obreros que se acerca a los 3000».
El colegio de Los Corrales cuenta con más de sesenta docentes y novecientos alumnos, que se dice pronto, y que se suman a los más de diez mil que han pasado por sus aulas a lo largo de su veterana historia. Sigue fiel al ideario pedagógico de San Bautista de la Salle para los niños y jóvenes: no sólo formación académica, sino formación integral e innovadora que incluya una educación afectuosa y cercana en valores humanos y cristianos. Ejemplo de convivencia e integración, su oferta abarca las etapas de Infantil, Primaria y Secundaria, además de varios ciclos formativos de Formación Profesional.
Participa en proyectos como Erasmus+; programa Global Classrooms, modelo Naciones Unidas, organizado por la Fundación Botín; y programa Start Innova, organizado por El Diario Montañés y 'mentorizado' por la empresa Bathco. El centro, que cuenta con más de 25 actividades extraescolares gratuitas, tiene un gran tejido digital en la red y una intranet de aprendizaje virtual (Sallenet). Y forma parte, junto a otras 120 obras educativas en España y Portugal, de la red de Centros La Salle.
Es obligado añadir una coda a esta aproximación a la historia de La Salle de Los Corrales. Y es que el último cuarto del siglo XIX fue un periodo muy fructífero para la implantación de diversas congregaciones e institutos religiosos particularmente dedicados a la enseñanza. La presencia de los Hermanos en Cantabria se inició durante el obispado de D. Vicente Calvo Valero. Sus fundaciones en la región han sido diversas y han tenido distinta suerte: además de Los Corrales, se contaron en su día Isla (1881), Cóbreces (1882), Castro Urdiales (1884), Anaz (1884), Terán-Cabuérniga (1887), Riotuerto (1917) y Santoña (1920).
En Santander, los hermanos de La Salle comenzaron en 1901 a impartir sus clases gracias a una institución también centenaria, el Círculo Católico de San José. Cuando esa labor se veía abocada al final, el 2 de octubre de 1940, en Villa Hoppe, reanudaron sus clases, bajo la dirección de Luciano Fernández. Debido a la demanda educativa, tres años más tarde se inauguró el actual edificio en el paseo de General Dávila, que alberga uno de los colegios concertados más importantes de la capital.
Aparte de otras fundaciones, a iniciativa de los Antiguos Alumnos Lasalianos se creó en 1964 el Colegio La Salle-Miguel Bravo, en el Barrio Pesquero.
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