Bienestar que sabe a agua

Parece que los inicios de la fama de las aguas minerales de la localidad de Solares se remontan al siglo XVIII, con una contundente mención escrita en esa impagable fuente histórica que es el Catastro de Ensenada. La casa primitiva de baños, sobre el manantial de Fuencaliente propiedad de José Ramón de los Cuetos, se levantó en 1827, como refiere Mariano Delgrás en su 'Memoria sobre el agua mineral de Solares' publicada en Madrid al año siguiente: «Sobre el mismo manantial se ha construido un hermoso y grande edificio, que en el piso bajo forma dos piezas separadas muy capaces y cómodas para tomar los baños, cuyos estanques podrán contener como unas quinientas cántaras de agua. En el mismo piso hay además una pieza separada y capaz, que sirve de cocina. En el piso principal hay varios cuartos separados y cómodos en donde pueden alojarse los enfermos».

Fue en 1828 cuando aquellas aguas obtuvieron la declaración de utilidad pública, título que demuestra una germinal voluntad de control sanitario por parte de las autoridades. La antigua casa de baños se reutilizaría como planta embotelladora del célebre 'Agua de Solares', cuyo lema 'que solo sabe a agua', ha sido tan sencillo como acertado y popular. Parece que las botellas de agua comercializadas en estas décadas se consideraban exclusivamente medicinales y por eso se vendían solo en farmacias. Sin embargo, la competencia con otros centros próximos (incluso franceses) motivó que los baños languidecieran hasta que hacia 1870 Ramón Pérez del Molino presentó un proyecto, solo parcialmente realizado, para construir un gran balneario. En 1899 se inauguró la nueva galería de baños, con un llamativo estilo ecléctico marcado por el academicismo y la influencia decorativa de La Alhambra.

Hay que señalar que se construyeron a principios del siglo XX el Gran Hotel, de estilo modernista, con una superficie de 600 m2 y cuatro plantas, y el Hotel del Balneario, ambos comunicados por una galería; a este servicio residencial cabe añadir el Hotel Villa Engracia. En 1904 se publicó en Madrid una 'Guía indicadora del bañista' y en 1910 una 'Memoria de las aguas de Solares' por el doctor Buylla y Alegre.

En el repaso histórico aparecen los años veinte del pasado siglo como los de esplendor de la estación balnearia, primera de la provincia de Santander y una de las favoritas de los veraneantes, cuya afluencia facilitó la construcción de un casino, entre otros establecimientos y servicios. El balneario se promocionaba como «una de las mejores y más concurridas residencias veraniegas» en España. El doctor Buylla ponderaba por entonces que «el sitio es bello y agradable y las cercanías ofrecen paisajes deliciosos y se prestan a excursiones gratas, constituyendo con esos atractivos, y su proximidad al mar, un sitio, una verdadera estación de verano, que coadyuva poderosamente a los efectos de la medicación que especializa a estas aguas».

En los años setenta, tras décadas de liderazgo en el mercado de aguas español y una importante irrupción en mercados internacionales, la empresa Aguas de Solares sufrió una importante crisis que acabó con el cierre del balneario y una costosa reforma del mismo.

En 2006 reabrió el establecimiento, que cuenta con una piscina termal interior de 850.000 litros de agua mineromedicinal y un circuito de contrastes. Las 113 habitaciones de este histórico balneario, amplias y luminosas, recrean la decoración característica del siglo en que se fundó. El hotel balneario es gestionado en la actualidad bajo la marca de Castilla Termal Solares, que se hizo cargo del establecimiento en 2012. Pertenece al grupo Castilla Termal Hoteles, propietario de varios establecimientos en los que se une el compromiso con el patrimonio histórico y arquitectónico y un excelente servicio a los clientes.

La primera rehabilitación auspiciada por el grupo fue la de una propiedad de los fundadores, el convento mudéjar de Sancti Spíritus de Olmedo (actual Castilla Termal Olmedo) en 2005; en este convento, uno de los primeros femeninos que hubo en la Península, residieron en diferentes momentos Teresa de Ávila y la reina Juana I. En 2010 el grupo inauguró el Castilla Termal Burgo de Osma, la primera hostería real de cuatro estrellas de Castilla y León, en el espléndido edificio renacentista de la Universidad de Santa Catalina de El Burgo de Osma, y en 2015 Castilla Termal Monasterio de Valbuena, en el monasterio cisterciense de Santa María de Valbuena en San Bernardo (Valladolid), que es el único balneario de cinco estrellas existente en nuestro país.

Su próximo proyecto de apertura, previsto para inicios del próximo año, radica en la Real Fábrica de Paños de Brihuega. Cada establecimiento cuenta con una capacidad de entre setenta y cien habitaciones. Roberto García, fundador del grupo, señala que reciben «gran variedad de público, parejas, familias y también grandes grupos; hemos albergado todo tipo de eventos, como bodas o convenciones. También contamos con un gran componente de turismo internacional proveniente de Europa y América y, por supuesto, gozamos de una alta demanda de turismo nacional».