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Normalidad. La palabra de moda, tanto para anhelar la rutina previa a la explosión de la pandemia coronavírica como para tratar de describir, acuñando el adjetivo 'nueva' delante, el panorama en el que se adentrará el país en las próximas semanas. Esa recomposición de situación ... parece llegar ya a Puente San Miguel en forma de buena noticia después de que Bridgestone haya anunciado al comité intercentros que el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) acordado el 20 de marzo ya ha sido suficiente en el caso del complejo cántabro. La plantilla, unos 400 trabajadores, se incorporará en su totalidad el próximo día 22.
El miércoles Bridgestone comunicó a los sindicatos que, por lo general, los ERTE puestos en marcha a consecuencia del Covid-19 habían sido insuficientes para enderezar la marcha de los centros en España. La excepción, en este caso, la instalación cántabra.
De hecho, el fabricante japonés de neumáticos ha comenzado de nuevo las negociaciones para dar continuidad a los ajustes en las plantas de Basauri, Usansolo, ambas en el País Vasco; y Burgos. La propuesta de la compañía pasa por extender los recortes hasta el 30 de septiembre.
¿Por qué queda excluida la fábrica cántabra? Para Puente San Miguel ya se tienen claras las proyecciones para las próximas semanas en cuanto a necesidad de trabajo. En primer término, varias fábricas de tractores han vuelto a elevar su producción en Europa, en especial en Alemania, Italia e Inglaterra, por lo que se ha reducido notablemente el stock que mantenía la fábrica.
La delegación autonómica ya ha devuelto a su puesto al 63% del personal. Una vez que termine el ERTE actual, el mencionado 22 de mayo, se habrá recuperado a todos los efectivos.
Porque en paralelo también arrancará la otra gran línea de producto en Puente San Miguel, la de TBR o neumáticos de camión. En este caso está previsto que se comience a trabajar al 90%. No es un asunto menor, dado que antes de que el coronavirus golpeara con intensidad en España, incluso en Europa, la Dirección ya estuvo negociando con los sindicatos la necesidad de parar o no durante unos días esta parte del negocio debido a la baja demanda del sector y el consiguiente incremento de las existencias en fábrica. Finalmente no fue necesaria esa interrupción del trabajo durante cinco días y se sustituyó por un reajuste interno. Los 60 empleados que se iban a ver afectados siguieron en sus puestos.
Desde la declaración del estado de alarma, una vez acordado el ERTE, la instalación había estado operando al 20%. Sin embargo, la fábrica se vio obligada a parar después de que el Gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez acordara el cierre de todas las actividades no esenciales para limitar la transmisión del virus. El complejo abrió de nuevo sus puertas el 14 de abril, y su ritmo de trabajo ha ido subiendo en revoluciones de manera progresiva.
La salida del ERTE es sin duda una buena noticia para la fábrica cántabra, así como las expectativas de incremento de la carga de trabajo al menos durante lo que resta de mayo y junio. Aún así, como todo el sector de la automoción y su industria de componentes, la organización está a expensas de conocer cómo acabe finalmente el tablero hacia la futura electrificación, aunque en el caso de Puente San Miguel se focalice más hacia un sector más industrial como el de los camiones y tractores.
Pese a todo, también hay motivos para el optimismo de cara al porvenir en la Comunidad. No en vano, la compañía podrá explotar la línea TBR, cuya comercialización comenzó el pasado mes de septiembre. La producción del nuevo neumático para camión de 24 pulgadas de diámetro de llanta conllevaba una inversión progresiva de 24 millones de euros. Este desembolso se circunscribía principalmente a la nueva maquinaria e infraestructura necesaria para la nueva línea de fabricación, además de la mejora de la eficiencia en toda la planta: robots, vehículos autónomos, validación... Sin olvidar la eficiencia energética y medioambiental.
Los neumáticos, cuyos primeros ensayos comenzaron precisamente hace un año, tienen como destino principal el mercado europeo, aunque igualmente se espera que puedan venderse en otros mercados como el africano. Además, en materia de empleo ha supuesto un aumento de mano de obra en la factoría con cerca de 35 incorporaciones.
En este sentido, la propuesta industrial permitió el retorno a Puente San Miguel de 16 empleados que a comienzos de 2017 tuvieron que trasladarse al complejo que la corporación japonesa posee en Burgos. El resto es personal fue nueva contratación. Pese a la crisis vírica, la planta tiene armas para defenderse.
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