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Largas colas para salir y entrar de los barcos, papeleo interminable a cumplimentar y miles de justificantes para que determinados artículos atraviesen la frontera -desde alimentos a una mascota-. Además de los controles sanitarios. La salida del Reino Unido de la Unión Europea supondrá muchos quebraderos de cabeza ... a aquellas empresas que conectan diariamente a los británicos con el resto del mundo. «Brittany Ferries será la empresa más afectada por el 'Brexit' en todo el territorio español», asegura el director de la compañía marítima, Manuel Pascual, que ofreció este lunes una ponencia en Santander junto a su homónimo de Astander, Juan Luis Sánchez.
Es «el único factor» que cree que, a día de hoy, puede afectar al gigante de los transoceánicos. «Si no hay sentido común entre los políticos y no se ponen de acuerdo en los documentos que van a exigir, el desembarco será mucho más lento y no habrá espacio en las terminales para la gente». A raíz del 'Brexit' y de la «consiguiente devaluación de la libra, vendrán menos y gastarán menos dinero». Puede afectar a Cantabria «de manera marginal», pero Brittany Ferries se llevará la peor parte. Afectará directamente a su línea de actuación porque cambiará a su manera de circular. «Nuestra política es siempre la misma: tres horas de escala. El barco gana dinero cuando está navegando, nunca en los puertos».
33,3 por ciento de la actividad puede perder Brittany Ferries tras producirse el 'Brexit'.
75 millones de euros costará transformar seis buques para incorporar los filtros 'scrubbers'.
escalas realizarán en Santander en 2019 Moverán a 250.000 pasajeros y 100.000 turismos.
Un buque hace, de media, tres escalas a la semana, «lo que hace el 'Cap Finistere' en España». Si cada parada se alarga y, por falta de tiempo, «tenemos que quitar una de ellas, perderemos el 33,3% de nuestro negocio de la noche a la mañana». «Tenemos que conseguir, como sea, mantener las tres horas de escala para que esto no nos ocurra. O, como mucho, que aumente a cuatro, lo cual es complicado porque nadie está poniendo orden. No se sabe muy bien» cómo va a quedar la frontera entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido. «Se supone que van a organizar un sistema con el que determinarán qué camiones pueden acceder más fácilmente y pasar libremente de un lado al otro. Todo está en el aire, pero Irlanda puede ser un puente».
Manuel Pascual, Brittany Ferries
La relación entre la compañía marítima y Astander es una historia de sinergias. Cuando los bretones comenzaron a operar en Santander encargaban todas sus reparaciones y transformaciones a astilleros franceses y polacos, obviando la cercanía del taller cántabro. «Creían que éramos muy pequeños para tratar sus grandes buques», bromea Sánchez. Han pasado cerca de cuarenta años desde el primer desembarco de Brittany Ferries en la capital cántabra y el astillero santanderino no comenzó a ganarse su confianza hasta 2011.
«Después de mucha insistencia nos hicieron una auditoría para ver si trabajaban con nosotros, y tuvimos la mala suerte de que nos la realizó un inspector al que habíamos hecho una chapuza en el pasado. Pero todo salió bien», continúa explicando con humor. En esa ocasión la tarea consistía en cubrir un buque con pintura de silicona, «que es más cara, pero ofrece menos fricción en el agua». Ambas partes salieron contentas de la transacción y, con el paso del tiempo, los bretones fueron confiando más en los santanderinos hasta convertirlos en uno de sus astilleros de referencia.
Juan Luis Sánchez, Astander
Ahora Astander será la encargada de transformar cinco de los seis barcos que incorporarán filtros 'scrubbers' para reducir las emisiones de CO2. «El único astillero de España». El total de las intervenciones costará 75 millones de euros. Además, la compañía marítima renovará su flota con cuatro nuevos buques que construirá en China. Tres de ellos estarán propulsados por GNL (Gas Natural Licuado). «Es el futuro sostenible de este tipo de viajes». El depósito de gas que se coloque en Santander requerirá una zona acotada de 50 metros cuadrados y una pared de hormigón de varios metros de altura. «Razones por las que tenemos que construir una nueva terminal un poco más alejada, porque no tiene sentido situarla junto al Centro Botín», expresa Pascual.
A lo largo de 2019 la naviera espera realizar más de 250 escalas en Santander, llevar en torno a 250.000 pasajeros en sus trayectos desde y hacia la capital cántabra, 100.000 turismos y 20.000 camiones, «además de llenar los hoteles los domingos».
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