Bruno Sánchez-Briñas: «Hay que implicar a la ciudadanía para avanzar hacia un territorio sostenible y competitivo»

Bruno Sánchez-Briñas es licenciado en Administración y Dirección de Empresa por la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y Executive MBA en San Telmo Business School. Se ha formado en Transformación Digital de las Organizaciones y las personas, así como en Gestión Estratégica y Liderazgo Social. Los indicios de su desarrollo profesional estuvieron vinculados a la Gestión y Certificación de productos agroalimentarios. Se incorpora a la Fundación Botín como Coordinador del Programa de Desarrollo Rural, manteniendo un estrecho contacto con los agentes del territorio y coordinando proyectos como Nansaemprende, que fomenta el emprendimiento en el medio rural, así como el Programa Ganadero, del que actualmente es actúa como asesor de la Asociación de Ganaderos. Además está comprometido con el fomento del desarrollo del talento de los jóvenes rurales.

–¿Cómo definiría un TRI?

–Para mí un Territorio Rural Inteligente es aquel en el cual las instituciones, agentes y población en general trabajan de manera conjunta para lograr un desarrollo sostenible y equilibrado de la zona, preservando recursos naturales, paisajísticos y patrimoniales, así como fomentando la transmisión de los saberes del entorno, de manera que se genere una inversión de tendencia y sus habitantes puedan crear nuevas oportunidades de empleo y de negocio, lo que contribuirá a una cohesión social que responda a las necesidades de sus habitantes y promueva la atracción y retención del talento. De esta manera se retiene el talento y se fomenta el emprendimiento local, manteniendo los recursos de forma innovadora y adaptada a las particularidades y necesidades, todo ello aprovechando las fortalezas y oportunidades de la zona, así como haciendo frente a sus desafíos, desde una visión integradora.

–¿Qué propuesta sería imprescindible en un plan de desarrollo rural sostenible e inteligente?

–Una propuesta que tenga una visión holística sobre el territorio. Desde la Fundación Botín, a través de nuestro Programa de Desarrollo Rural, Patrimonio y Territorio, cuando iniciamos proyectos vinculados con la dinamización de entornos rurales, comenzamos con la realización de un estudio del territorio que permita identificar sus recursos naturales, paisajísticos y patrimoniales, así como los recursos susceptibles de promover un desarrollo sostenible en armonía con las necesidades y ambiciones de sus habitantes. La propuesta debe buscar el equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de la zona, poniendo en el centro a la población local y su entorno, pero sin dejar de lado la innovación, para ofrecer un plan que genere prosperidad a sus habitantes actuales y, a su vez, custodie e impulse el futuro de nuevas generaciones.

–¿Qué pasos son necesarios dar para avanzar hacia ese entorno rural?

–Tomar medidas específicas, basadas en la inteligencia del territorio, como ya nos ha contado en alguna ocasión el director de nuestro Programa, José María Ballester. Debemos articular acciones, en colaboración de la población local, que potencien las fortalezas del territorio y nos permitan afrontar sus desafíos, garantizando la preservación del patrimonio. Para ello, es fundamental contar con herramientas y mecanismos de colaboración entre las instituciones y organizaciones comprometidas, fomentando la participación activa de estas, junto al tejido social, informándoles de la definición de las líneas de acción a seguir, las cuales se deben interiorizar. Para avanzar hacia ese territorio sostenible y competitivo, además de definir y planificar un Plan de Acción, también hay que trabajar con expertos multidisciplinares e implicar a la propia ciudadanía para identificar los recursos del territorio. Así lo hizo la Fundación Botín cuando definió y planificó el desarrollo del Plan de Acción para el Valle del Nansa y Peñarrubia. Además, al contar con esa complicidad de los actores involucrados, se facilita la puesta en marcha de las futuras actuaciones, al tener un sentido de pertenencia sobre las mismas.

–Innovación y digitalización son los paradigmas de este nuevo modelo de desarrollo rural, ¿cómo deben conjugarse para fomentar un crecimiento sostenible de estos entornos?

–La innovación y la digitalización son herramientas esenciales en el desarrollo de cualquier ámbito, siendo además muy importante que se utilicen de manera adecuada y adaptada a las particularidades del territorio y su población. Desde la Fundación Botín, a través de Nansaemprende, hemos apostado por el fomento de la digitalización, ofreciendo formación y acompañamiento para mejorar la eficiencia y la productividad de emprendedores de servicios, hosteleros, de agricultura o de turismo rural. Así como dentro de los ciclos de actividades extraescolares que hemos impartido en los colegios incluíamos sesión de informática para que los más pequeños se fuesen familiarizando con las nuevas tecnologías. Para que estas habilidades se interioricen y se pongan en práctica, es muy importante que se tenga facilidad y acceso a una conexión de calidad, no tanto en la cantidad como en la constancia del servicio, y a un coste adecuado. En este sentido, no podemos olvidar que en la base de nuestro programa se encuentra la innovación como generador de iniciativas que mejoren la calidad de vida de los habitantes del medio rural, pero siempre buscando un equilibrio entre la aplicación de nuevas tecnologías y la preservación de los valores y saberes locales, teniendo en cuenta las necesidades y expectativas de la población local.

–Y los sectores tradicionales como la ganadería, agricultura, ¿cómo encajan este nuevo modelo?

–Desde la Fundación buscamos nuevas formas de detectar el talento y apostar por él y por la innovación y la creatividad, todo ello para mejorar las condiciones de vida de las personas. Desde el Programa de Desarrollo Rural también hemos trabajado desde los inicios en acompañar a los ganaderos, por medio del Proyecto Ganadero, implementando pequeñas innovaciones y mejoras en su manejo, consiguiendo así mejores resultados en sus explotaciones. También hemos implementado cambios en la cadena de comercialización, acortándola y evitando intermediarios. Además, estamos enfocados en apoyar a los jóvenes para que, si el día de mañana deciden vivir del sector primario, lo hagan mediante la implantación de nuevas tecnologías y la mecanización, lo que les hará ser más eficientes en cuanto a su tiempo y esfuerzo personal, ya que muchas de las tareas del medio rural pueden ser automatizadas. En definitiva, buscamos fomentar una cultura innovadora y tecnológica que permita mejorar la calidad de vida de las personas que viven en el medio rural.

–Desde la Fundación apuestan por las respuestas colectivas frente a los nuevos desafíos a los que se enfrenta el medio rural, pero ¿están los agentes implicados en este cambio concienciados de este camino conjunto?

–Desde la Fundación Botín estamos plenamente convencidos de que las respuestas colectivas son la clave para abordar los desafíos del desarrollo de los Territorios Rurales Inteligentes. Sin embargo, somos conscientes de que esto requiere de una concienciación y compromiso por parte de todos los agentes implicados en el proceso. Por eso, en nuestras iniciativas y programas, trabajamos en estrecha colaboración con las autoridades locales, la población local, los emprendedores y otros agentes relevantes para fomentar la cooperación y la participación activa en el desarrollo rural. Muestra de este convencimiento, en el Plan de Acción del Nansa una de las líneas de actuación es la Gobernanza, en la que figura la planificación de las relaciones con los agentes por medio de comisiones de seguimiento y reuniones multisectoriales. Es por ello que, desde el Programa de Desarrollo Rural, cuando ponemos en marcha cualquier iniciativa siempre contamos con la población y, en la medida de lo posible, intentamos implementar medidas (por medio del sistema de Botton Up) para que lleguen de abajo arriba y la probabilidad de éxito sea mayor.

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