Por el camino que lleva al bolsillo

Pongamos que se llaman Juan y Lucía, que tienen 48 años, que viven en Santander y que su único hijo, Pablo, ha cumplido los 18. Una familia tipo en Cantabria –el número medio de hijos por mujer en el año 2000 era de 1,05–. Construyendo una historia de lo que harán estas próximas semanas vinculado a las navidades y repasando a pie de tienda o de supermercado los precios reales de cada cosa en la que gastarán su dinero, sale la cuenta de la familia. Una cuenta de situaciones reales que se van a vivir este mes en muchos hogares de la región. Una factura que a Lucía, Juan y Pablo, a la familia cántabra inventada para este reportaje, les va a salir exactamente por 1.046,86 euros. Comparen su Navidad con la de ellos. Puede que no sea muy distinta.

Ni que decir tiene que los gustos y las posibilidades económicas en cada casa marcarán hasta dónde se gasta. Que se trata de un cálculo medio, con situaciones concretas. Que uno puede ahorrarse mucho o tirar la casa por la ventana muchísimo más. Pero, ¿de dónde sale la cifra? Por partes. La familia ya tiene organizado su itinerario de cenas festivas. En Nochebuena irán a casa de los padres de Lucía (los suegros de Juan). Para quedar bien, como obsequio, llevarán una planta típica de pascua que han comprado en el puesto de flores de Los Escalantes, junto al Ayuntamiento. La grande, 10 euros (la pequeña cuesta 6). Ellos se encargarán además de aportar el jamón. Compran el de cebo de ibérico de campo en el puesto de Payno, de la Plaza de la Esperanza. A 52,50 euros el kilo, llevan unos 400 gramos. Total, 21 euros. También se encargan de los dulces. La tableta de Suchard (2,99 euros en el Lupa de Rubén Darío) y, por tradición, una de turrón del duro y otra del blando de 500 gramos cada una en Monerris (14 euros la unidad). Además compraron un surtido de polvorones de la firma La Muralla en el Mercadona de la calle Castilla (3,95). Vayan sumando para no perderse.

La comida de Navidad les sale barata. En casa de los suegros siempre hacen mucha comida. Menú de sobras. Y este año, para Nochevieja, no van a complicarse. Irán los tres a la cena-cotillón del Hotel Bahía. Sale a 139 euros por cabeza (los niños pagan menos, pero Pablo ya no es niño). A eso hay que sumar que el chaval se ha sacado anticipada la entrada (sale así más barata) para la fiesta fin de año de la discoteca Kudeta. Son 25 euros e incluye cuatro consumiciones.

Las cenas no terminan ahí. Mínimo, Juan y Lucía tienen que ir a la de empresa. Trabajan en la misma firma y esta vez toca el menú intermedio del Maremondo, en El Sardinero. Son 42 euros cada uno. Unos vinos antes (10 euros entre los dos) y una copa después en un local del centro (o sea, dos en total, 13 euros), que no hay que pasarse (y a casa andando, claro).

Los regalos también los tienen ya encargados, aunque esperarán a Reyes para poner el calcetín. Son clásicos y Papá Noel en su casa no pinta mucho. Los padres intercambiarán el típico libro-disco. 'Oxígeno', de Malú, es lo más vendido en el área de música de El Corte Inglés. Precio: 14,99. En la librería Estudio, el que más ventas acumula estos días es 'Sabotaje', el tercero de la saga Falcó, de Pérez Reverte. Cuesta 20,90. A Pablo este año le caerá el juego de moda. Red Dead Redemption II (el que más se llevan en el MediaMarkt del Alisal, 59,90). Además, como esta temporada el hijo se ha reenganchado al racinguismo (está convencido que este año sí), le traerán la camiseta (en la tienda oficial del club, 65 euros, pero Juan es abonado y le sale por 58,50). Con dos rollos de papel para envolver regalos comprados en el Bazar Nuevo Siglo de la Avenida de Parayas ya tienen hecho lo de casa (0,75 cada uno).

Les queda, eso sí, cumplir con el encargo de la carta de una sobrina, que pidió un muñeco 'The Bellies' (el juguete más demandado en Juguettos, de la calle Cádiz). Hay que sumar a la cuenta otros 29,99. Y aún queda. Porque hablando de Reyes no faltará el rosco. El de 500 gramos de La Gallofa con nata –les gusta más que el clásico– calculan que costará (ese tamaño aún no estaba estos días) 30 euros.

Para cerrar la suma hay que añadir los 120 euros en Lotería (el gasto medio estimado en Cantabria es de 81 euros por habitante), la entrada para probar en la plaza Porticada lo de la pista de hielo de Pablo (6) y las dos veces que, allí al lado, no se resistieron al olor de las castañas calientes en el puesto-locomotora (2,5 cada capricho). Eso, y lo que este año han renovado de adornos en el salón. El árbol y las luces aguantan, pero actualizaron las bolas con un 'kit' de 34 de color rojo compradas en el Leroy Merlin de Valle Real (10,99) y se acercaron a la Librería Religiosa (calle Cádiz) porque a la abuela le hacía ilusión que tuvieran en la mesilla de la entrada un Niño Jesús (el que más se vende cuesta 30).

Teniendo en cuenta que mandaron las diez tarjetas postales de todos los años a los parientes de Madrid y Ciudad Real (el paquete de diez a beneficio de Cáritas vale 4,15 y los gastos de Correos son 0,55 por envío) y que en la pandilla de Juan repiten todas las Navidades lo del amigo invisible (pijama de reno de Primark, en Valle Real, 16 euros), ya pueden ir terminando la operación con la calculadora. Bueno, metan también 18,5 euros porque tenían ganas de darse un capricho y de brindar este año por el Año Nuevo con un espumoso hecho en Cantabria. Compraron 'Maldita la hora' de Bodegas Sel D'Aiz en La Ruta del Vino (calle Arrabal).

Total: 1.046,86.

Esto es, evidentemente, un caso concreto. Perfectamente real, pero concreto. O sea, que el abanico es amplísimo y, además, hay que tener en cuenta que todos los precios han sido recogidos esta semana directamente en los establecimientos (no a través de internet) y que esas tarifas pueden cambiar de aquí a las fechas concretas de las fiestas. Y, mirando, uno se encuentra con algunas curiosidades. Por ejemplo, un artículo de El País del año 2015 calculaba exactamente lo que gasta de luz un árbol de Navidad encendido de 18.00 a 23.00 horas entre el 6 de diciembre y el 6 de enero (con 'horas extra' los festivos y los fines de semana). Con luces led y una guirnalda de cien, la factura subía por entonces 0,18962. Con cinco guirnaldas, 0,919 (si la tecnología que se usa es la clásica su cálculo daba 0,341 y 1,7 euros). También explicaba, entre otros datos, cuánto salía en consumo de energía cocinar un pavo asado. Eran (siempre en 2015) 0,19 euros.

Y más anécdotas. La zambomba, por ejemplo. En diciembre se habla de ella con frecuencia. Villancicos, fiestas... Pero, ¿conocen a mucha gente que tenga una zambomba, que sepa tocarla? «No se venden muchas, la verdad, pero sí que tenemos», explican en Polimúsica, la tienda de instrumentos de la calle Guevara. ¿Cuánto cuesta una convencional, de tipo medio? 18 euros.

Otra cosas. El 'paquete'. El regalo que en algunas empresas hacen a sus empleados. En las tiendas de alimentación especializada Diferente, el que más se ha vendido para este año es uno que cuesta 50 euros. Si al jefe no le da para tanto, una botella de cava Freixenet semiseco Carta Nevada en Mercadona sale por 4,75. Para brindar antes de dar vacaciones al personal.

O la broma típica. Entre los regalos de reyes, un saquito de carbón dulce que se entrega antes del resto de paquetes. En el Lupa de Rubén Darío venden uno por 2,35 euros. Para los amantes de los petardos la variedad es enorme. Sólo hay que echar un vistazo al catálogo de Petardos CM, en Igollo de Camargo. Por citar algunos productos, la caja 'Box Variètè' (infantil, para mayores de 12 años) cuesta 19,95 y cuentan con una oferta para comprar 35 cohetes (estos están restringidos a mayores de 18 años) por 59,95. La 'megatraca' de 250 petardos vale 7,95.

En la variedad, en todo caso, está el gusto y la factura depende siempre de la gama de precios. De preferencias y de posibilidades. Se puede comprar la típica sidra El Gaitero por 1,45 euros u optar por una de aquí, de Cantabria: la Somarroza, por 4,75 (ambos precios, del supermercado BM, también en Rubén Darío). Siguiendo con lo hecho en casa (y en el mismo establecimiento), la crema de orujo de Sierra del Oso estaba a 13,90 euros.

Por último, y más allá de tanto gastar, aquí no se ha incluido lo que se puede repartir. Y seguro que eso sería la mejor inversión.

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