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El último lustro ha correspondido con un periodo de recuperación económica tras la crisis de deuda y estallido de la burbuja inmobiliaria en España la ... década pasada. Un ciclo macroeconómico alcista con incrementos del Producto Interior Bruto (PIB) que, al menos en Cantabria, no ha abierto nuevas ventanas de oportunidad a los titulados universitarios de la Comunidad. De hecho, se ha agudizado en este tiempo su fuga de talento, puesto que el 43,5% de los graduados debe marcharse a otras autonomías o al extranjero para poder desarrollar su carrera profesional pese a haberse formado en la región.
Así lo constata el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la 'Encuesta de Inserción Laboral de los Titulados Universitarios', correspondiente al pasado ejercicio y que coge como base las andanzas vitales de los jóvenes que acabaron sus estudios en 2014. La evolución deja patente que Cantabria no sólo no consigue rebajar la tendencia iniciada previamente, sino que ha seguido agrandando la brecha por la que se pierde a borbotones el capital humano local.
Más de cuatro de cada diez graduados han optado por probar suerte en otros lugares. En concreto, el 36% desempeña su profesión en otros puntos de España, mientras que el 7,5% lo hace en el extranjero.
Estas referencias empeoran respecto al anterior trabajo publicado del INE y relativo a 2014, empleando como base los titulados cinco años antes. En aquel entonces, en plena recesión de la economía nacional, Cantabria retenía al 62,3% de sus nuevos profesionales con estudios superiores. De los que se marchaban, el 37,7% restante, el 30,3 encontraba empleo en la geografía nacional, mientras que el otro 7,4% probaba fortuna en otros países.
Lo que no ha variado de una a otra encuesta es la posición en que se encuentra la Comunidad en cuanto a la capacidad para retener a los titulados que buscan desarrollar su carrera. Cantabria es la cuarta autonomía que menos oportunidades ofrece a este colectivo sólo por delante de Navarra, Castilla y León, y La Rioja. En 2014 la cola de la clasificación la ocupaban los mismos protagonistas, pero en orden diferente. Detrás de la región cántabra aparecían La Rioja, Castilla y León, y Navarra.
Lo que sí ha mejorado es la tasa de empleo de los graduados universitarios, al saltar de un ratio del 73,8% al actualizado 85,1%. En todo caso, tanto en 2014 como en 2019 la región se mantiene por debajo de la media del país, que se ubicó en el 75,6 y 86,1 por ciento, respectivamente.
Cantabria empeora más su lugar nacional en cuanto a la empleabilidad de los poseedores de un máster, puesto que su 80,9% es la segunda peor cifra de España, tan sólo por delante de Andalucía (80,3%). La media nacional llega al 87,3%, según el INE.
Los índices de desempleo de los titulados apuntan que la cualificación universitaria mejora significativamente las opciones de encontrar empleo, sea en Cantabria o fuera de ella. La tasa de paro de quienes se titularon en 2014 fue en 2019 del 8,1%, seis puntos inferior al índice general de entonces (14,19%), que incluye a los ocupados de todas las edades y estratos de formación. En ese ejercicio el 84,4% de los graduados estaba trabajando (en puestos adecuados a su nivel formativo o no) y el 7,5% permanecía inactivo.
En cuanto al tipo de carrera, vuelve a ratificarse que las que ostentan menos paro son las relacionadas con ciencias de la salud, las ingenierías y algunas económicas. La tasa de desempleo es nula en el caso de los médicos y del 2,5% en enfermería. Las ingenierías vinculadas al mundo de la industria y de la construcción tienen de media un 3,6% de parados. Además, no pasan del 1,3% los graduados en dirección y administración de empresas que están desocupados. En la otra cara de la moneda, la tasa de desempleo es del 29% en humanidades y del 22,8% entre los maestros de educación infantil.
Cantabria igualmente arrastra una pérdida de trabajadores jóvenes consolidada como tendencia irrefrenable. Ya en 2017 la región contabilizaba cerca de 30.000 profesionales menos en este colectivo, pasando de 78.300 en 2002 a 49.600, según la Encuesta de Población Activa (EPA).
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Ana del Castillo
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