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En esa búsqueda de 'brotes' verdes que empiezan a aflorar en las estadísticas hay algunos ya constatados y que apuntan directamente a una mejora de la coyuntura global, caso de los tráficos del Puerto de Santander o de las propias exportaciones de Cantabria, en niveles ... similares o incluso superiores a los de 2019. Una referencia que, aunque no cabe olvidar que ya venía dominada por una ralentización del ciclo económico, sí que sirve para calibrar ese regreso progresivo a la ansiada normalidad. La reactivación tras la pandemia, en definitiva. Dentro de esos indicadores, uno de los que más se aguardan es el del repunte del consumo, toda vez que servirá de acelerador de otras muchos parámetros y permitirá incluso reforzar otros áreas como la propia confianza. Este campo igualmente ya ha salido del letargo de los últimos meses e impulsado por el fin del estado de alarma el gasto con tarjeta en Cantabria se sitúa ya en niveles superiores a los del inicio de la crisis.
Así lo refleja el informe de seguimiento semanal que elabora la Dirección General de Economía en base a datos de BBVA y de fuentes propias. En la Comunidad, el gasto total con tarjeta continúa con la tendencia creciente iniciada en las semanas anteriores, coincidiendo con la retirada de las limitaciones vinculadas al estado de alarma y encara mayo con un índice de 118 respecto al mismo periodo de 2019, que aparece en el informe referenciado sobre 100. En España el repunte es menor y el gasto total con tarjeta se incrementa en seis puntos durante la última semana, hasta alcanzar un valor de 114.
Más importante aún es la evolución, una subida sostenida a lo largo de todo el mes que llevará a Cantabria a consolidar ese salto por encima de los niveles previos a que términos como coronavirus, pandemia o confinamiento ocuparan toda la actualidad. De hecho, el gasto ya supera ligeramente el registrado durante el pasado verano.
Por sectores, el consumo con tarjeta en bares y restaurantes experimenta una intensa subida durante la última semana, superando los niveles registrados en el mismo período de 2019 y cierra el periodo en un índice de 128. Aquí aún hay mucho camino por recorrer, toda vez que el sector ha seguido estando limitado tanto en aforos como en horarios.
Como referencia, este valor aún no llega al presentado durante Semana Santa, pero sí que es el mejor comportamiento desde el pasado verano.
Otros análisis sectoriales dejan claro que la recuperación es incipiente y que no ha llegado a todos los ámbitos del consumo. Como ejemplo, el gasto con tarjeta en alojamiento comparte la tendencia positiva con bares y restaurantes y experimenta una intensa recuperación durante la última semana, incrementándose en 30 puntos, para cerrarla en un índice de 76. Unos guarismos aún muy por debajo de los flujos de 2019. Como comparativa, en enero de 2020 el índice en este área llegaba a 140. El pasado verano llegó a besar en agosto los 120 puntos. Mejoría sí, pero todavía con mucho margen por delante. Además, el pago con tarjeta se ha consolidado con el virus.
La ausencia de movilidad ha sido una de las notas predominantes en los últimos trimestres, en especial desde la entrada en vigor del segundo estado de alarma. Aún con todo, la Dirección General de Economía también constata un cambio de tendencia al alza al registrar que el gasto con tarjeta en transporte se incrementa respecto a la semana anterior y supera por primera vez en el último año los niveles alcanzados en el mismo período de 2019, cerrando la última semana en un índice de 108. En febrero estuvo a punto de alcanzar los 100 puntos, mientras que el verano pasado en ningún momento pudo sobrepasar esa referencia psicológica.
En cuanto al suelo del consumo en este campo, se produjo en abril de 2020, en plena 'hibernación de la actividad económica' cuando a duras penas el índice aguantó los 20 puntos.
Los indicios para una mayor esperanza siguen así acumulándose, por lo que todo parece apuntar a una reactivación económica. Otra cosa será la 'factura' que deje la pandemia en forma de empresas y autónomos que se han quedado por el camino, así como puestos de trabajo destruidos. En este segundo apartado los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) han jugado un papel fundamental para aguantar el empleo en los sectores más golpeados.
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