Cantabria lidera un proyecto europeo para optimizar el proceso de producción de biometano

El punto de partida del proyecto es que puede optimizarse el biometano que se obtiene del CO2 que se genera con la descomposición de materia orgánica a través de un proceso químico llamado electrocatálisis. Para ello, se quiere incluir en ese método una serie de compuestos que harían que todo fuera más rápido. Pero para ello hay que probar su efectividad. «La electrocatálisis no es un método innovador, ya está implantado en el sector, donde nosotros estamos metiendo la innovación en ese proceso químico al adicionar catalizadores que acelerarían su resultado», explica Verónica González de Lena, mánager de Industria y Energía del CTC y coordinadora del proyecto.

En concreto se van a desarrollar tres de esos catalizadores. En el CTC se encargarían de uno de ellos (específicamente, a partir de puntos cuánticos de grafenos funcionalizados), mientras que la Universidad de Oporto y la Politécnica de Turín se responsabilizan de los otros dos (basados en porfirina de marco orgánico metálico y en nanopartículas de cobre, respectivamente). «Se trata de explorar tres desarrollos distintos para evaluar cuál funciona mejor y abrir tres líneas posibles», explica González, que a su vez concreta que «ya hay investigaciones previas que apuntan a que son compuestos que tienen un potencial serio para este objetivo».

Las tres sedes deberán experimentar con sus correspondientes componentes en una primera fase de laboratorio, pero posteriormente, en la segunda, todo ello se pondrá en práctica en Cantabria, en una planta piloto a escala industrial que se ubicará en las instalaciones de la empresa Ecodualba, en Piélagos. «Hay veces que lo que te funciona a escala a laboratorio, cuando lo testeas en planta real te generar otras inconvenientes», incide la investigadora. El proyecto, que arranca ahora, tiene un plazo de ejecución de 36 meses, con lo que se espera iniciar la fase de laboratorio a finales de este año, y, a comienzos del próximo, el de la planta piloto.

El CTC es el que capitanea este proyecto desde el inicio, y el que se encargó de fraguar el consorcio buscando los socios más adecuados así como el apoyo financiero, que obtuvo de fondos europeos ya que la propuesta se alinea con las intenciones de la UE de promover una energía más limpia y la mitigación del cambio climático. «Este es un gas que parte de un proceso natural de degradación de materia orgánica, entonces se trata de descarbonizar la energía capturando ese CO2 que se produciría de igual manera para inyectándolo a la red», con lo que se utiliza para calefacción, transporte y producción de energía eléctrica, explica la coordinadora del proyecto a su vez que detalla que «la idea es mejorar la eficiencia de los procesos de estos combustibles renovables, que muchas veces es el hándicap a la hora de apostar por ellos».

A pesar de su potencial, en España, el mercado de biometano todavía está en una fase muy incipiente. Tal y como se recoge en el 'Informe Estadístico 2024', elaborado por la Asociación Europea del Biogás (EBA, por sus siglas en inglés), se estima que la producción nacional de biometano alcanzó los 252 GWh en 2023. Una cifra muy alejada de las registradas en otros países europeos como Italia (+3.392 GWh), Francia (+2.164 GWh) o Reino Unido (+634 GWh). En países como Dinamarca, que produce 926 GWh al año, el biometano ya sustituye el 34% de la demanda de gas natural, mientras que en España solo alcanza el 0,1% cuando se estima que se podría alcanzar una producción superior a las 163 TWh al año, con lo que nuestro país es el cuarto de Europa con mayor potencial en este sector.