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Mariano Carmona se enfrenta a su segundo mandato al frente de la UGT cántabra. Cuando asumió el liderazgo del primer sindicato de la región, en 2016, lo hizo en el momento en el que se salía de la crisis y con el difícil reto de ... sustituir a María Jesús Cedrún. Cinco años después, y tras un congreso realizado de forma virtual tras aplazarse por la pandemia, ahora hay que poner toda la carne en el asador para salir de una crisis nacida de los efectos de un virus. El secretario general ugetista cree que la hoja de ruta está clara y su principal objetivo es mejorar el mercado laboral y que los trabajadores recuperen derechos. Para Cantabria, la apuesta del sindicato pasa por equilibrar los tres sectores económicos, huyendo del excesivo peso de los servicios y con especial énfasis en el primario, cuyo desarrollo se estima fundamental ya que tiene muy buenas posibilidades de crecimiento.
-¿Cómo afronta la tarea pendiente en esta complicada etapa de pandemia?
-El sindicato esta inmerso en una hoja de ruta que supone llevar de nuevo al discurso político la agenda social. El panorama político nacional ha sido complicado con sucesivas elecciones y el conflicto de Cataluña y ahora la pandemia. Hay una hoja de ruta externa con reivindicaciones como subir el SMI; derogar la reforma laboral; conseguir un pacto por las pensiones; el Iprem; la igualdad efectiva salarial entre hombres y mujeres; la calidad de los servicios públicos; un sistema educativo que forme a la persona, etc, De otro lado, la interna. Hemos avanzado en que el sindicato sea más ágil y flexible. Lo hemos conseguido, como lo demuestra el respaldo del 95% de los delegado en el congreso de hace unos días. Pero, hay que seguir avanzando. Mi empeño personal es estar mas cerca de las personas, atenderlas en su centro de trabajo y también fortalecer la asesoría jurídica del sindicato, que ya es un referente,
LIDERAZGO
-¿ Cómo valora la situación industrial de Cantabria en estos momentos?
-Es un tema complejo. Cantabria ha sido una potencia industrial, pero está perdiendo actividad. Muchas empresas de las tradicionales tendrán que cambiar y sectores tan importantes en la región como el de la automoción se enfrentan ahora a retos como el de la movilidad y los nuevos automóviles. Es un momento de incertidumbre y todo va a depender de que existan políticas adecuadas para la actividad industrial. De todas formas, UGT está defendiendo su apuesta decidida por un equilibrio de los tres sectores económicos.
-¿Estamos más cerca del cambio de modelo productivo que se reclama hace años?
-Lo que es cierto es que cuando llegué la primera vez a la secretaria general de UGT fue descorazonador ver que las consejerías no tenían comunicación ni estrategias comunes y se vivían algunos protagonismos exagerados. Ahora, hay mayor diálogo y estrategias conjuntas que pueden ayudar al cambio de modelo productivo, que no es fácil. La llegada de los fondos europeos puede ayudar. Por ejemplo, la Consejería de Desarrollo Rural tiene algunas ideas buenas para los fondos Reactiva. La combinación de aciertos y una Administración facilitadora de los trámites es fundamental. De todas formas, Cantabria tiene un sector servicios importante y con muchas posibilidades y debe intentar un buen equilibrio con el sector industrial y el primario, que es el que tiene mayores posibilidades de crecimiento en euros momentos sería una fórmula ganadora. Un desarrollo del sector primario supondría una comunidad medioambientalmente sostenible y que no tuviera concentrada toda la población en el arco de la bahía. Sería más estable ante los vaivenes políticos y económicos que se puedan producir.
-Pero el sector servicios tiene un claro protagonismo...
-Tenemos una sobrexposición. Está sobredimensionado y cuando se producen situaciones como esta pandemia se paraliza toda la actividad. Por eso, insisto en el equilibrio de sectores y en el desarrollo del primario porque fija la población en el medio rural y luego hay que pasar a la transformación de lo que se genera. Así, se puede conseguir una sociedad más estable y no tan vulnerable. Tenemos ejemplos como Palma de Mallorca o Benidorm, en donde el parón ha sido en seco. Cuando una silla tiene solo una pata y se rompe se va al suelo.
GOBIERNO REGIONAL
-¿Sigue siendo necesaria la unidad de acción con CC OO?
-Siempre hemos defendido la unidad de acción. Creemos en ella. Son los dos sindicatos mayoritarios en España y ostentan la representación de casi el 75% de los trabajadores. Nosotros no hablamos mal de nadie aunque hay otros sindicatos, asociaciones o peñas de amigos que lo hacen de nosotros. Consideramos que es clave la unidad. Somos internacionalistas y marcadamente solidarios. No pedimos solamente para nosotros y por eso este Primero de Mayo es fundamental para pedir la vuelta a la agenda social.
-¿Está llegando el sindicato a los jóvenes?
-Ea muy difícil. Hemos puesto en marcha la organización juvenil Ojuca. Estamos en contacto con otras organizaciones. Vamos a seguir trabajando para abrir el sindicato. La gente joven hasta que no se incorpora al mundo laboral y conoce la actividad sindical es difícil que se interese. Hoy no es como hace 40 años ya que hay actividades deportivas, culturales que son más atractivas para los jóvenes que las sindicales.
-Las mujeres son, según todos los datos, las que más están pagando la crisis...
-Tenemos que conseguir la igualdad efectiva. Yo considero que UGT es un sindicato feminista que está involucrado en el movimiento Lgtbi. La ley de igualdad salarial no vale por sí misma sino que hay que poner en marcha mecanismos para que sea efectiva. Desde luego, en época de crisis el colectivo de mujeres está más afectado por la precariedad, la parcialidad. Las que trabajan en las conservas, en asistencia a domicilio o residencias se han visto especialmente afectadas. Hay que recuperar estos sectores que han sido más vulnerables y esenciales.
UNIDAD DE ACCIÓN
-¿Cómo enfocar el elevado coste de la energía en España?
-Hay que buscar soluciones tanto para las empresas como para las personas. Lo que se está pagando es un auténtico disparate. Habría que buscar fórmulas y algunos apuntan la posibilidad de contar con una empresa pública. Lo que no podemos es tener una industria que pierda competitividad por el precio de la energía. Para uso doméstico es una auténtica barbaridad lo que se paga.
-¿Preocupa la tensión política que se vive y que se refleja ahora en la campaña electoral de Madrid?
-Estamos entrando en una crispación política continua. Cuando empezó la anterior crisis todo el mundo parecía experto en economía. Luego, la 'cultura del bar' supone que se habla de igualdad, de inmigración, mercado de trabajo, de que la gente vive sin trabajar porque tiene una pensión. Esas cosas hay muchos que las compran porque no leen un papel. La ausencia de propuestas, las falsedades, generan discursos políticos que son absolutamente inasumibles. No saben hablar de verdades, de la realidad y su discurso no lleva a ningún lado salvo a la crispación. La campaña en Madrid demuestra esta situación de crispación que no deja conocer las propuestas de las formaciones que las tienen.
-¿Supone un problema el doble papel de sindicalista en una empresa, en su caso SEG, y el liderazgo de un sindicato?
-Yo no lo veo. Estoy al frente de UGT porque me ha llegado el momento de echar una mano al sindicato y devolver todo lo que he recibido. Siempre hay alguien que tiene que dar ese paso. Yo me considero un sindicalista y lo intento hacer lo mejor que puedo, con la cabeza muy alta y la conciencia muy tranquila.
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