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Los diferentes indicadores que semana a semana, mes a mes, ayudan a conformar la imagen global de la coyuntura de Cantabria arrojan una economía dependiente del sector terciario, en especial del turismo y la hostelería, mientras la industria lucha por recuperar el terreno cedido ... durante la última gran recesión, esa que se llevó por delante una actividad tractora, tanto a nivel nacional como local, como la construcción. Unos mimbres que en el ámbito laboral derivan en una elevada temporalidad ligada a la estacionalidad terciaria. Ahora bien, a nivel macroeconómico, la Comunidad continúa obteniendo buenos resultados que generalmente la sitúan en cuanto a la evolución temporal en la parte noble de España.
Ayer no fue excepción. La Contabilidad Regional correspondiente a 2018 y divulgada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) trajo vigorosos 'brotes verdes' para la autonomía. Cantabria experimentó durante el pasado ejercicio el segundo mayor crecimiento nacional, tan sólo superada por Madrid, con una subida del 3,4%, tres décimas menos que la capital estatal y muy por encima de la media, que se situó en el 2,6%. Más aún, el ritmo de desarrollo del Producto Interior Bruto (PIB) cántabro fue catorce décimas superior al de la Unión Europea, que cerró el año en el 2%. Navarra (3%), Castilla-La Mancha (2,8%) y Galicia (2,7%) completan el grupo de 'notables'.
Las otras catorce autonomías (doce comunidades y las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla) se mantienen por debajo. Destaca el caso de Cataluña, que aunque en 2017 sólo se diferenciaba por una décima de Madrid con un ritmo de crecimiento del 3,3%, este año se queda a casi un punto y medio con su 2,3% de avance económico.
Es un dato a tener muy en cuenta porque es la primera vez que esta comunidad crece por debajo de la media nacional. Incluso en los peores años de la crisis, cuando el PIB se reducía un 1,7%, en Cataluña lo hacía dos décimas menos. La inestable situación política ha provocado una clara reducción de las inversiones, el cambio de residencia de muchas empresas y la caída del turismo. Y para 2019 las previsiones no son mucho mejores. Los expertos de BBVA Research calculan un crecimiento del 2,3% este año y los de Funcas lo reducen al 2%, ambos datos por debajo de la media nacional que dan ambos organismos.
Si Cantabria puede sacar pecho en relación a la mejora coyuntural, no puede decir lo mismo en cuanto a la riqueza por habitante, constatando esa dualidad que se engarza respecto a la realidad regional. En relación al PIB per cápita, España mejoró esta cifra un 3,2% el pasado año, hasta los 25.854 euros, por encima de los 24.275 euros de 2008, antes del inicio de la crisis económica. Cantabria se ubicó por debajo de la media, con 23.817 euros, y se situó en el medio de la tabla, con ocho comunidades por encima y ocho por debajo.
¿Qué supone esto? Que la media española es un 8,5% más rica que la ciudadanía cántabra. Así, la Comunidad de Madrid registró el mayor PIB nominal por habitante en el año 2018, con 34.916 euros, seguida por País Vasco (34.079 euros), Navarra (31.809 euros) y Cataluña (30.769 euros), todas ellas por encima del conjunto nacional. También superaron el PIB por habitante de España las regiones de Aragón (28.640 euros), La Rioja (26.833 euros) y las Islas Baleares (26.764).
Los buenos datos coyunturales de Madrid se deben, sobre todo, a la positiva evolución de la construcción, que crece más que en el resto de España, según explica el INE en su comunicado.
Los expertos consultados confirman que el aumento de este sector en Madrid tiene que ver con sus propias circunstancias económicas regionales, por la escasez de oferta de inmuebles. «Se han ido a vivir a Madrid más de 100.000 personas de otras comunidades desde la recuperación económica», explica María Jesús Fernández, economista senior de Funcas.
Fernández igualmente razona sobre la debilidad catalana. En su opinión, lo que más ha influido en la desaceleración de Cataluña ha sido la caída de los servicios vinculados al turismo, como el transporte y la hostelería. «Aunque el mayor descenso se dio en el último trimestre de 2017, cuando la tensión política llegó a su punto álgido, en 2018 ha seguido presente», afirma Fernández, que aunque se muestra convencida de que es este conflicto el que más ha incidido en la economía catalana «es muy difícil calcular en qué medida». Además, asegura que no es que haya habido un trasvase de inversiones de Cataluña a Madrid, pero sí que hay «muchas que se han cancelado o aplazado por la situación política actual», manifiesta la experta.
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