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La empresa de energías renovablesCapital Energy invertirá 135 millones de euros para la construcción de sus dos primeros parques eólicos en Cantabria, que espera arrancar a finales de 2022. La compañía no concreta aún cuál de los proyectos que tramita será el primero, ... aunque tendrán una potencia cercana a los 150 megavatios (MW). «Depende de muchos factores», se guardan. Lo que sí avanzó y garantizó Capital Energy, hoy con 390 empleados en nómina y 16 oficinas en España y Portugal, es el «retorno directo» que recibirá la sociedad cántabra con el levantamiento de dichos parques. «Es una apuesta decidida, no algo temporal». Esa fue una de las máximas con que el director regional de Desarrollo de Activos e Infraestructuras de la empresa, Ricardo Fernández, trató de acentuar ayer la solvencia y seguridad de esta inversión, anunciada en exclusiva en el foro 'Encuentro sobre la energía de Cantabria' de El Diario Montañés, celebrado en el auditorio del Centro Botín, en Santander.
Para hacerse una idea del papel que esta firma puede jugar en la transición verde de Cantabria, Capital Energy proyecta una inversión de unos 600 millones de euros en planes eólicos a lo largo del territorio en los próximos años. «Queremos ayudar a que se tome ese camino. Oímos en muchos foros que algunas regiones se han quedado atrás. Siendo una realidad, y sin ser tampoco un camino fácil, esta es una vía en el que la empresa privada y la Administración deben ir de la mano», apeló Fernández ante la asistencia, compuesta por colegas del sector, cargos de responsabilidad del Gobierno autonómico, agentes de la sociedad civil y hasta estudiantes de la Universidad de Cantabria. Uno de los últimos titulares que dejó el responsable sería repetido después a lo largo de la jornada: «Esa transición debe ser justa, intentando que nadie se quede atrás».
La subida del precio de la luz y la incertidumbre económica centraron de lleno la mesa redonda protagonizada por el coordinador de Unión de Consumidores de Cantabria, Francisco Bautista; el director general de Logos Energía, José González Payno; y el coordinador del Foro Empresarial de Desarrollo Sostenible y Energía de CEOE, Martín Silván. Optimismo el justo. «Estamos pagando los efectos de un mercado mal diseñado. Hay que articular la forma de garantizar unos precios razonables», fijó Bautista, en línea con Silván dentro de esta cuestión:«Se ha descontrolado de manera absurda. Genera una merma de competitividad tremenda en las empresas». Por su parte, Payno centró la escalada del precio de la luz en la «intervención de agentes políticos» dentro del mercado. «Estamos viviendo una guerra comercial», declaró, antes de otear el panorama económico que espera a la vuelta de la esquina, en 2022: «Voy a ser escéptico. Hasta el verano, creo que veremos demasiados cambios». Por último, acompañaron esa reflexión tanto Silván, que insistió en la importancia de la «seguridad jurídica y en una regulación libre de voluntarismo»;como Bautista, que situó la dependencia energética como el gran «problema».
Otro de los invitados que recogió el testigo de esa frase y sacó músculo de su presencia en el futuro verde de la región fue Rogelio Peón, director de Tecnología del Grupo TSK, compañía internacional focalizada en la industria, energía y el medio ambiente con planes de inversión en almacenamiento en Torrelavega, El Astillero y Castro Urdiales. «Es una gran oportunidad para que Cantabria se posicione de manera clara en el almacenamiento energético», aseveró. Aún pendientes «del cambio en el mercado regulatorio o los fondos de recuperación», lo que estos proyectos sí se proponen traer bajo el brazo es una estrategia clara para gestionar el almacenamiento de la energía renovable, una de las asignaturas troncales de la transición ecológica y tema central de la ponencia de Peón.
A identificar, tanto los «problemas» que traería renunciar a este tren, desde «el desperdicio de excedentes hasta los efectos indeseados en servicios auxiliares»; como las soluciones, que enfocó fundamentalmente en un «rediseño del mercado» capaz de hacer realidad este acopio de energía tan «importante» en el futuro. Cantabria reuniría los requisitos para formar parte de ese selecto club de territorios que abanderan este nicho impulsado por el «hidrógeno, el aire líquido o las sales fundidas», según dijo.
Dicho eso, aún queda pendiente un «debate» sobre la velocidad, respuesta y eficiencia de las tecnologías y su impacto en sectores como el transporte, tal y como convocó el directivo. Una cosa quedó clara: la comunidad autónoma encarna el perfil de lo que empresas como TSK buscan en el panorama internacional: «Por población, por industria... Son proyectos interesantes».
Martín Silván | Ontier
La posible idoneidad de la región como paraguas de algunos de los proyectos verdes en boga también fue mencionada durante la intervención de Beatriz Sancristóbal, secretaria del clúster marítimo MarCa, otra de esas entidades que -de la mano de Soermar y más de una veintena de empresas- se ha comprometido a desarrollar el proyecto Green Hidrógeno Cantabria, dotado de un presupuesto estimado de entre 26,2 y 28,3 millones. «Esta comunidad tiene potencial para desarrollar iniciativas en este campo. Se ha trasladado este apoyo, hay estrategia y tenemos el marco para poder hacerlo realidad», avanzó la ponente, centrada en «poner en marcha una infraestructura adecuada, potenciar el I+D en la industria» y repensar la movilidad urbana e interurbana con el hidrógeno verde como combustible.
Y hablando de combustible. ¿Qué hay de la energía nuclear? Ese fue uno de los debates que trató de suscitar Martín Silván, director de la oficina en Santander de Ontier. ¿Qué ventajas tiene? ¿Y qué defectos? El responsable abordó el pasado y el presente de la fusión, «contaminada por su uso militar» y los desastres de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), de los cuales «ya se tomó nota». De ahí, otra pregunta: «En los próximos años se va a duplicar la potencia nuclear. ¿Realmente nos vamos a quedar fuera?», convocó, antes de calificar el modelo como «necesario, útil» y capaz de alcanzar un «desarrollo sostenible» de aquí a los próximos años. Lo demás, dijo, «son sólo prejuicios».
Empresa privada al margen, la visión de la Administración cántabra también estuvo presente durante el ciclo. Fueron dos directores generales del Gobierno los que tomaron la palabra a lo largo de la mañana: el de Innovación y Desarrollo Tecnológico, Jorge Muyo; y el de Industria, Energía y Minas, Daniel Alvear. Palabras como «innovación» y «tecnología» estuvieron muy presentes durante la intervención del primero de ellos. «Se han hecho grandes progresos, pero falta mucho camino. Muchos subsectores tienen que ir gradualmente reduciendo esas emisiones», apeló Muyo, antes de revelar que «casi un tercio de las tecnologías y la innovación que debemos poner en marcha se encuentran aún en fase experimental y no comercializada». La ciencia requiere de paciencia.
Alvear también fue claro en su turno de palabra. Llamó a la cooperación entre el sector público y privado y sobre todo a la «responsabilidad». De las empresas, sí, pero también «de todos», dijo: «Esa transición energética tiene un coste. Y no es gratis. Es justa, pero no gratis». De ahí, el director general de Industria pasó a lanzar un debate al conjunto de la sociedad. «Cantabria tiene que decidir qué quiere ser de mayor. Empleo de calidad, respeto por el medio ambiente... Todos estamos de acuerdo. ¿Y cuáles son esos sectores? Aquellos que generan conocimiento, los que están volcados en la tecnología y en la industria. Ya lo hemos visto durante la pandemia», declaró, antes de expresar la «apuesta» del Gobierno autonómico por la «eficiencia energética».
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