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Cementos Alfa, adiós a un símbolo
ESPECIAL PUERTO DE SANTANDER

Cementos Alfa, adiós a un símbolo

Los históricos silos construidos en 1967 en la Zona Franca fueron derribados

Ana Gil Zaratiegui

Santander

Viernes, 29 de enero 2021

Hace justo un año comenzaba el derribo de los edificios que se erigían como la infraestructura más alta de Santander y que protagonizaban la panorámica de la ciudad en el acceso desde Marqués de la Hermida. Unos inmuebles históricos que desde 1967 dominaban la zona y que han formado parte fundamental de la historia industrial del Puerto de Santander. Tras el paso de la época fabril, estos almacenes quedaron en desuso y su derribo deja ahora una imagen muy distinta del entorno del Barrio Pesquero.

La demolición de los silos, el principal de hasta 52 metros de altura, generó unas 24.000 toneladas de residuos de construcción y dejó despejada una superficie de más de 3.000 metros cuadrados en primera línea marítima. Fernando Cámara, gerente de la Zona Franca, explicaba que el fin de esta instalación «antiestética» ofrecía la oportunidad de recuperar unos terrenos en situación privilegiada para la actividad portuaria.

Cementos Alfa fue fundada en 1930 dentro del grupo Cementos Portlan Valderrivas y aunque su especialidad, como indica su nombre, son los cementos, a lo largo de su trayectoria se ha diversificado hacia otros negocios como el hormigón, los morteros, los áridos y el transporte y comercialización del cemento. La localización del mamotreto en el Barrio Pesquero es fundamental, ya que tradicionalmente las instalaciones en el Puerto de Santander han sido la salida natural de los productos de la empresa, la mayoría fuera de España.

A lo largo de su trayectoria, Cementos Alfa ha destacado por su decidida inversión en las tecnologías de producción y la orientación del negocio a reducir emisiones para aminorar el impacto sobre el medio ambiente. Todo un ejemplo de lo que supone la economía circular. Durante el año 2018 logró evitar una emisión de 31.000 toneladas de C02 tras la valorización de residuos con biomasa. Gracias a la elección de un modelo más sostenible, las ganancias de la empresa durante 2018 ascendieron hasta los 465.000 euros tras varios años en «números rojos».

Pero no todo han sido tiempos de bonanza. La empresa sufrió de forma directa la caída de ventas del cemento durante la crisis del sector de la construcción. En 2005 y 2006, antes de la crisis, alcanzaba una producción de 700.000 toneladas, pero tras la burbuja inmobiliaria la caída fue de hasta un 40% en solo seis años.

Una operación «delicada»

En junio del 2019 trascendió el acuerdo entre la Zona Franca de Santander y la empresa para poner fin al contrato entre las partes y proceder a la demolición de las instalaciones en desuso.

El derribo comenzó en enero de 2020 de la mano de Hierros y Metales Tirso y la compañía Rucecan. Una obra que transcurrió durante los siguientes tres meses, hasta Semana Santa, y que requirió «especial delicadeza», por su localización. De esta forma, se evitó el uso de explosivos y los primeros trabajos se centraron en el hermano 'menor', de unos 40 metros de altura, para conformar después un nuevo caballón y afrontar así la parte más relevante de la actuación.

La demolición dio paso a la desaparición y adiós definitivo de una de las empresas más importantes de Cantabria que deja ahora libre este solar para comenzar una nueva etapa industrial en el Puerto.

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