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Al presidente de la CEOE en Cantabria no le gustan cómo van las cosas en nuestra región. Lorenzo Vidal lleva todo su tiempo de mandato exigiendo que escuchen a la patronal que lidera, del silencio y la penuria política de nuestro Gobierno en estos ... dos años y medio largos de legislatura. Algunos le tachan de atrevido, de imprudente. Otros, en cambio, aplauden su coraje en cada una de sus intervenciones. Se trata de sacar a la luz conversaciones y opiniones generalizadas de empresarios y por qué no decirlo también, de muchos políticos.
Hemos perdido o estamos perdiendo cuatro años preciosos por la desidia y la falta de un plan a medio y largo plazo que muchos reclamaron hace años, sin inventar nada –eso vendrá más adelante– copiando lo que otras comunidades llevan haciendo desde hace tiempo. El presidente de la CEOE quiere ejercer de hombre responsable. Por lo visto no es bueno llamar la atención y menos en público a un consejero. Normal, no estamos acostumbrados a esto. Es lo habitual, no tocar al poder establecido porque si no, se acabaron las subvenciones a dedo. Esto funciona así.
Uno de los pilares de nuestra autonomía es la universidad. Hay dos temas preferentes: el apoyo económico en cada curso académico y el dinero para I+D+i. Poco se comenta de la función y responsabilidad de nuestros rectores y profesores. Dice el consejero de Economía que alguno de los lamentos del presidente no debe hacerse en voz alta porque no es propio ni elegante. Es posible. Prefiero un responsable que cuestione las lagunas que tiene nuestro sistema económico.
Sabemos que ha pedido hablar en el Parlamento y que esto ha sorprendido a parte de sus 35 diputados. ¿Es tan irreverente, tan osado, que el responsable de la CEOE sea escuchado por nuestros representantes? Somos muy generosos con empresas mortecinas –cada legislatura tenemos dos o tres casos– y seguimos erre que erre esperando durante años proyectos solventes. Continuamos enterrando dinero y eso que aquí las empresas no se van masivamente como en Cataluña –lo que nos faltaba– pero tampoco llegan. Nuestros responsables dejan pasar también la oportunidad de asentar alguna de las empresas reubicadas en el resto de España; por lo menos intentarlo y que se sepa. Motivos no le faltan al revoltoso presidente para denunciar las graves carencias que tenemos. Le entiendo.
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