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En pleno auge de la economía circular, la recuperación y la sostenibilidad ambiental, dos compañías cántabras, el Grupo GOF y Cexme, han empezado a valorizar ... el subproducto residual generado en el proceso industrial de Ferroatlántica con el objetivo de emplear las 'escorias' resultantes en rellenos y obra civil.
La sociedad creada para la iniciativa, denominada GBC Sustainable Aggregates fruto de la unión de los apellidos de los dos socios promotores, Andrés Gómez Bueno y Jesús Carrera, ha aprovechado el cambio normativo de la Administración autonómica para utilizar en otros ámbitos las escorias generadas en las fundiciones diseminadas por la Comunidad y comenzar con un proyecto que ya se ha aplicado sobre el terreno: En concreto, en los trabajos para reparar el firme del Muelle 3 de Raos, dentro de los dominios del Puerto de Santander.
Primeros proyectos Los subproductos ya han sido empleados en el nuevo firme del Muelle 3 de Raos
Origen El cambio en la normativa regional favorece el uso de estos inertes de la fundición cántabra
Previsiones Para 2019 se confía en vender cerca de 40.000 toneladas y se mira al mercado exterior
La iniciativa germinó prácticamente hace un año, cuando GOF y Cexme se hicieron con el servicio para la distribución de todo el material dentro de la fábrica que Ferroatlántica posee en Boo de Guarnizo. A partir de ahí se empezó a estudiar qué usos podrían asignarse a esos desechos y surgió la idea del árido siderúrgico valorizado (ASV).
Desde GBC ya han comenzado a estudiar el mercado de este subproducto de fundición, que especialmente quieren colocar en todas las actuaciones que se están llevando a cabo en torno al Arco de la Bahía. Eso sí, sin dejar de lado la exportación dado el valor que tiene hoy en día este tipo de material en territorios como Reino Unido o Países Bajos, unas zonas en las que el compromiso con el medio ambiente y la economía circular les lleva a pagar un mayor precio por la tonelada de producto de esta procedencia.
Desde la nueva firma GBC destacan la naturaleza multidisciplinar y heterogénea de las personas que forman parte del proyecto: Desde gente con experiencia en minería tanto en España como en Rumanía, Marruecos, Chile y Burkina Faso, hasta directivos que provienen de empresas constructoras del Ibex 35 y experiencia dilatada en comercio exterior.
En el fondo, aprovechar el filón que surge en torno a la economía circular tanto en España como en el conjunto de la Unión Europea.
En cifras, el complejo de Ferroatlántica genera por ejercicio unas 100.000 toneladas de inertes. De cara a 2019, y puesto que los primeros proyectos de valorización arrancaron hace escasas semanas, GBS pretende comercializar un máximo de 40.000. Como muestra, la actuación en el Muelle 3 de Raos ya se ha llevado cerca de 15.000.
Pero hay más. El tratamiento y conversión del subproducto se efectúa dentro del propio recinto de Ferroatlántica, para darle salida desde ahí, lo que abarata de forma notable los costes logísticos y de transporte. La multinacional igualmente está inmersa en la actuación al ser la más interesada en retirar todos estos residuos de la planta a caballo entre Camargo y El Astillero.
En la nueva aventura, que este año dejará una facturación en el entorno de los 200.000 euros pero que se espera sea considerablemente superior en el futuro, están inmersas unas 15 personas entre los mandos, el personal de extracción y los transportistas.
Carrera enumera las ventajas que tienen los residuos de Ferroatlántica para su reutilización en obra civil frente a otros inertes de otras fundiciones. «En Ferroatlántica, por su proceso productivo, los residuos generados resultan no peligrosos. Al utilizar siempre los mismos productos, el subproducto de desecho es siempre igual en cuanto a propiedades físicas y químicas. ¿Qué supone? Que estos áridos siderúrgicos valorizados –denominación acuñada por la Consejería de Medio Ambiente– pueden emplearse en mayor cantidad para rellenos y obra civil, hasta 40 metros».
Otra fortaleza, además de resultar inocuo, es que el inerte no tiene tierra y sale limpio de la conversión, un factor a tener en cuenta en la obra pública. Además, el desecho de Ferroatlántica es un cristal, de modo que no hay que hidratar la piedra para generar hormigón.
¿Los usos? Firmes de carretera, rellenos... La diferencia principal es que con otras escorias utilizadas hasta el momento sólo se permitían efectuar capas de hasta 70 centímetros. De momento parece que GBC ha dado un paso adelante en el ámbito de la economía circular.
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