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Instalaciones de la antigua Anchoas y Productos del Cantábrico en Reinosa. ALBERTO AJA
Clavo amenaza con cerrar su planta de Reinosa el viernes por problemas con la potencia eléctrica

Clavo amenaza con cerrar su planta de Reinosa el viernes por problemas con la potencia eléctrica

La compañía solicitó hace meses una capacidad más elevada que aún no se ha tramitado y padece apagones en su proceso productivo

Jesús Lastra

Santander

Martes, 3 de octubre 2023, 02:00

Clavo Food Factory no ve clara su nueva inversión en Cantabria. La compañía zamorana ha abierto una primera línea productiva en su fábrica de congelados -quinta gama- en Campoo de Enmedio, pero lleva meses aguardando a la obtención de la potencia necesaria para poder acometer su producción con normalidad. Una problemática que ayer dio un giro más y que incluso llevó a la propiedad de la instalación a hablar de «ultimátum»: o consigue la capacidad eléctrica requerida el viernes a más tardar o se plantea cerrar la factoría con apenas unas semanas en funcionamiento.

El asunto, en todo caso, no es tan sencillo de resolver. Clavo Food Factory adquirió en 2022 unas instalaciones que pertenecían anteriormente a la conservera de Anchoas y Productos del Cantábrico, en Reinosa. En ese traspaso de propiedad la potencia destinada al complejo fabril se acercaba a los 180 kilovatios, cuando la nueva propietaria estima que para llevar a cabo su negocio requiere de un suministro cercano a los 505. Un aumento que pasa por una tramitación por parte de la distribuidora Viesgo, y posterior autorización de la Consejería de Industria, que necesita de varios meses pero que, a juicio de la empresa, ya se está retrasando sobremanera.

LAS CLAVES

  • 200 trabajadores planteaba la empresa en su fábrica de Campoo de Enmedio en dos años.

Sin ir más lejos, la compañía tenía intención, según anunció El Diario, de abrir en julio con una primera línea y unos 25 empleados. La cuestión es que la instalación eléctrica actual no cubre este primer paso, simplemente la base de un proyecto mayor que debe acabar con 200 trabajadores en la planta y varias producciones simultáneas.

Días atrás la empresa tuvo que mandar a gente a casa ante los fallos con la luz y Clavo aduce que al trabajar con producto congelado está sufriendo enormes pérdidas. La propiedad incluso ha llegado a calificar internamente de «inaudito» lo que está viviendo en Campoo, algo que nunca había sufrido en otros proyectos armados en otras comunidades como Castilla y León o Galicia.

Dificultades

El dueño de la empresa lanza un «ultimátum» y Viesgo trabaja en una solución provisional

De hecho, los inversores se han mostrado «arrepentidos de haber venido» a la Comunidad, según fuentes conocedoras de la situación y dicen «no entender» qué ocurre con sus demandas, especialmente al no haber impedimentos medioambientales. A más, deslizan que «nunca» debían haber apostado por esta actuación en la región.

Asesores de Clavo Food Factory han estado en contacto con Viesgo en los últimos días para tratar de desatascar la situación. La empresa, según fuentes internas, pidió el incremento de potencia hace siete meses, un proyecto que requiere de unas obras y cuestiones de ingeniería, y su consiguiente coste. Clavo aceptó en julio el presupuesto remitido por Viesgo, pero hasta ahora tampoco ha habido grandes avances.

Fuentes de la distribuidora eléctrica explican que al tratarse de una petición de potencia por encima de los 250 kilovatios el proceso requiere de mayores plazos, dadas las particularidades y exigencias.

Solución provisional

Pero Clavo ve que ya no puede esperar mucho más. Al trabajar con productos congelados y no poder conservarlos las pérdidas se le acumulan día a día. De ahí la desesperación de la propiedad y el ultimátum lanzado sobre el porvenir del complejo. Desde la Dirección de Operaciones de Viesgo se ha trasladado una fórmula provisional que podría solucionar el asunto mientras llega la autorización definitiva, algo que se espera cristalice en un plazo próximo a dos meses.

Obstáculo

La instalación actual no soporta la demanda de luz del túnel de congelados del nuevo complejo

Clavo arrancó en verano con una primera línea de producción. La idea era poner en marcha una segunda antes de Navidad y la tercera en 2024. A partir de ahí, ir elevando la plantilla para operar a tres turnos, para un personal cercano a los 200 trabajadores a pleno rendimiento.

La empresa trató de optimizar su eficiencia energética con grupos electrógenos a la espera de la ampliación de potencia. Para las máquinas es una medida eficaz, pero el obstáculo principal se localiza en el túnel de congelado. El suministro actual no cubre la demanda energética y se producen cortes de luz, con el consiguiente deterioro del alimento y pérdida económica.

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