Mucho más que un colegio
Compañía de María- 171 años ·
En 1852, nada menos, se fundó el colegio de la Compañía de María, más conocido como La Enseñanza, donde profesó como monja la hermana de Menéndez PelayoSecciones
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Compañía de María- 171 años ·
En 1852, nada menos, se fundó el colegio de la Compañía de María, más conocido como La Enseñanza, donde profesó como monja la hermana de Menéndez PelayoMucho más que un colegio es el lema general que enmarca la página web de una de las instituciones educativas más antiguas de nuestra tierra, en concreto la tercera más antigua, si no me falla la memoria, después de las Escuelas Pías de Villacarriedo y ... el Instituto de Santander. Pero cada curso, como por otro lado no es raro en los colegios, se propone un objetivo de carácter interdisciplinar que lleva a estimular las actividades del centro; en este último curso ha estado encaminado a su compromiso para transformar el mundo a través de la educación.
El pasado trienio se propusieron «crecer con sentido desde la escucha, la empatía, la compasión y el agradecimiento para construir desde nuestro compromiso un futuro lleno de esperanza para todos», y a partir de ahí la comunidad educativa se siente llamada a «transformarse» desde ser contemplativos en la acción y acoger la llamada de ser los ojos y manos de Dios en el mundo. Entre otras cosas, hablan de objetivos del desarrollo sostenible que se articulan en el fin de la pobreza, el hambre cero, la salud y el bienestar, la educación de calidad y la igualdad de género. Casi nada. En el contexto de la pandemia, estimularon desde La Enseñanza el «agradecimiento a la vida» y no puedo resistirme a transcribir el texto inicial que abunda en el título de esta página, este 'mucho más que un colegio'. Dicen: «Este curso tenemos muchas cosas que agradecer. Un gracias que nos sale del corazón cuando descubrimos lo afortunados que somos y nos sentimos realmente amados por Dios, nuestras familias, el Colegio, etc. Un gracias que se dirige a nosotros. Cuantas acciones realizamos a diario que son dignas de agradecimiento por las personas que nos encontramos en nuestro camino. Un gracias para nosotros, para el mundo tal y como es. Una invitación a darnos más, a darnos a los favoritos de Dios. Una invitación a estar conectados con nuestro mundo. Una conexión que no solo sea inalámbrica, una conexión que vaya más allá de las imágenes y las noticias que ya no nos afectan. Una invitación a implicarnos. Un gracias a la vida en Compañía. Las personas que acompañan nuestro camino, con las que compartimos. Todas las personas que estos últimos meses hemos visto a través de pantallas. Las personas que forman parte de nuestra Comunidad Educativa, de nuestra Comunidad Vital. Una invitación a agradecer el legado de Santa Juana de Lestonnac y a convertirnos en riders que día a día, llevan a cada rincón de nuestros colegios la esencia de la CM. Transmisores de 'tender la mano', de 'llenar su nombre' y de 'mantener esta llama' que nos hace únicos».
La Compañía de María fue fundada en 1607 por Juana de Lestonnac (1556-1640), canonizada en 1949, con festividad el 15 de mayo. Fueron su experiencia como madre luego viuda, su contacto con la labor de los jesuitas y la pobreza de su época (agravada por una epidemia de peste que asoló la zona de Burdeos) algunos de los motivos que la condujeron a la fundación de la primera comunidad de religiosas de Compañía de María Nuestra Señora, aprobada por Pablo V; a su muerte en 1640 ya había creado una treintena en Francia. El edificio que actualmente se conserva en la bajada de Vía Cornelia, número 2, dando por cierto nombre a una de las calles aledañas, se levantó en el llamado 'prado de las viñas' en 1852. La reina Isabel II autorizó el proyecto de convento para educar y enseñar a las niñas, que contó con un presupuesto inicial de mil reales. Las primeras siete religiosas establecidas en Santander procedían de la comunidad religiosa de Barcelona. Mientras se construía el notable edificio, las monjas empezaron a impartir clases en un local de la calle Santa Lucía. Las primeras alumnas del colegio parece que fueron las hermanas Concepción, Marcelina y Elena Velasco.
La historia de la comunidad religiosa y su edificio ha pasado por diversos avatares: por ejemplo, en 1874 una de sus alas fue utilizada como hospital de sangre. Significativo ha sido su papel en las dos principales catástrofes de la época contemporánea santanderina. La tragedia del 'Cabo Machichaco' en 1893 provocó, entre otras cosas, que el culto catedralicio se trasladara a La Enseñanza.
No es baladí este dato, porque, como es bien sabido, Enrique Menéndez Pelayo, el hermano de don Marcelino, en tal extrema circunstancia tuvo que regresar puntualmente a la medicina, que no le gustaba absolutamente nada, y ayudar a su tío médico Juan Pelayo y a tantos otros, y es que además la hermana monja de los Menéndez Pelayo, María Jesús, era religiosa del convento, que años más tarde, en el contexto anticlerical de principios del siglo XX, sufrió diversos ataques. De manera parecida a lo sucedido en 1893, tras el incendio de la ciudad en 1941 el edificio acogió la actividad parroquial de la cercana iglesia de San Francisco.
Con el tiempo, ha ido adaptándose a las exigencias educativas, con instalaciones informáticas y tecnológicas, laboratorios, teatro y pabellón polideportivo cubierto, con los que dar servicio al aula de 2 años y los niveles de Infantil, Primaria y Secundaria.
En la prensa se puede seguir, no obstante, el proyecto para nuevas instalaciones de acuerdo con el Ayuntamiento.
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