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Nueva semana, este martes 31 días de huelga y otro escenario para intentar desbloquear el conflicto en Aspla a cuenta del convenio colectivo. Las partes abandonaron el Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales (Orecla) y trasladaron las negociaciones al Instituto Cántabro para la Seguridad ... y Salud en el Trabajo (Icasst). Sin embargo, tras cuatro horas de reunión cara a cara este lunes el resultado fue el mismo: no hay acuerdo. Ni siquiera avances. La compañía se ha hecho fuerte en su postura y no se entiende con el comité.
Así quedó claro de nuevo después de que los sindicatos sí variaran sus pretensiones, aunque Aspla incidió en que su mejor oferta ya la hizo días atrás, cuando garantizó una revalorización salarial del 75% del IPC, así como el pago retroactivo del 65% de los atrasos que se generaran por la evolución de la inflación. La Dirección insistió en que las peticiones de la plantilla siguen siendo «de máximos».
Con todo, la compañía argumentó que «en el devenir de la reunión, y en el intercambio de posibles propuestas realizadas, hubo la posibilidad de explorar algún posible planteamiento que pudiese eliminar alguna de las 'líneas rojas' que contiene esta negociación. Tras un receso, el comité se negó a explorar la misma, dando por cerrada la reunión y evitando esta posibilidad».
Por el momento no hay fecha para una nueva negociación, aunque es evidente que las distancias son grandes, sobre todo de actitud para tratar de finiquitar el bloqueo actual.
El movimiento del cambio de enclave negociador en absoluto era baladí. Principalmente porque permitía, por fin, un encuentro cara a cara sin el mecanismo más engorroso que define las mediaciones en el Orecla, con cada parte encerrada en una sala y los mediadores yendo y viniendo para trasladar las diferentes ofertas. Una fórmula poco ágil y que demora los encuentros.
El cambio también coadyuvaba a 'oxigenar' las conversaciones después de cierto malestar con los responsables del Orecla sobre cómo se estaba llevando a cabo la negociación, con el encierro del comité del viernes como última prueba.
En este sentido, aunque aún no se había comentado, el nuevo emplazamiento también permitió al comité de huelga encontrar una salida airosa para abandonar ese encierro en el Orecla que iniciaron por voluntad propia el viernes ante el «inmovilismo» de la Dirección. El fin de semana la representación social trasladó su satisfacción por «forzar» una nueva mediación con su protesta, aunque la realidad es que fueron los sindicatos los que solicitaron esta nueva cita para poder abandonar el encierro tras pasar una primera noche en el edificio.
Diferentes factores, en definitiva, en pos de un acercamiento. En una semana que arrancó sin incidentes, según comunicó el comité, y que como mayor novedad registró la entrada de un puñado de empleados en la fábrica de Reocín: 16 según los portavoces de la plantilla, todo ello bajo un amplio despliegue de la Guardia Civil. Aspla destacó que esta entrada ha permitido activar líneas de confección en la planta, por lo que ya están activos los dos centros de producción.
Se esperan más protestas para los próximos días. Para empezar, hoy en la sesión plenaria que celebrará el Ayuntamiento de Torrelavega.
Por otro lado, la cita en el Icasst llegaba precedida de las dos realidades del conflicto que Dirección y comité han puesto sobre la mesa a través de El Diario Montañés. Aspla, en una entrevista concedida a este periódico, sostenía el domingo que la oferta actual es la mejor que puede ofrecer en un contexto de incertidumbre. Tanto el director de la empresa, Ernesto Sánchez-Lastra; como el responsable de Recursos Humanos, José María Roncal, aseguraban que durante el anterior convenio, que finalizó en febrero de 2022, la empresa ganó 92 millones brutos e invirtió en maquinaria, instalaciones y personal 96 millones en el mismo periodo.
Dentro de las preocupaciones, la potencial pérdida de líneas de negocio abiertas en los últimos años, así como el impacto del impuesto al plástico de un único uso: sólo en Aspla, con una afectación máxima próxima a las 45.000 toneladas, el pago por el gravamen se acercaría a los 25 millones. La compañía trabaja para reducir esa cantidad introduciendo en sus productos materiales reciclados. El problema es que hay nichos de negocio como el farmacéutico que no lo permiten, por lo que un porcentaje de la producción nacional pasará sí o sí por esta tasa.
En la otra cara de la moneda, los trabajadores. El comité igualmente desnudó los balances de Aspla, con un evidente crecimiento de la cifra de negocio entre 2017 y 2021, hasta superar los 300 millones en ese último ejercicio. Una evolución que ha derivado en un beneficio récord superior a los 24 millones en 2022. Por ello, los sindicatos abundan en que «queremos unas condiciones económicas acordes a una factoría puntera a nivel mundial».
A este respecto, Aspla precisó que la cifra que divulgan los trabajadores sobre el beneficio de 2022 es errónea. 24,5 millones brutos, unos 18 netos. Nunca 32,5 millones brutos.
«Es inconcebible que el consejero de Industria no haga nada ante las graves repercusiones que tiene sobre Torrelavega y sobre la industria el conflicto en Aspla. Es consejero de Turismo, pero no de Industria. Esta huelga supone que dejen de generarse muchas rentas que suelen circular por el comercio y los servicios de la ciudad. La prolongación del conflicto es ya algo dramático». Así se pronunció este lunes la portavoz del PP local, Marta Fernández-Teijeiro, sobre la actitud del Ejecutivo regional y del titular de Industria, Javier López Marcano, al que pidió que se involucre.
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