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Entró como consejera en enero de 2017 y dos años después asume la Presidencia de la organización. Gema Díaz Real ha sido uno de los nombres más escuchados en los últimos días tras anunciar Sniace que la empresaria se pone al frente de la organización ... para iniciar una nueva etapa después de 22 años con Blas Mezquita liderando el proyecto industrial de Torrelavega. Después de pilotar CEOE-Cepyme entre 2012 y 2015, Díaz Real confía en modernizar la organización y ligar el desarrollo futuro a un modelo que pivote en torno a la economía circular y el nicho que se abre con los productos sostenibles.
–¿Cuándo le propusieron asumir la Presidencia de la compañía?
–El presidente –Blas Mezquita– veía que comenzaba una etapa vital y se empieza a hablar de la posibilidad de buscar una sucesión. Fue a últimos de 2018, no era una decisión tomada de forma absoluta pero sí se empieza a hablar del momento en que estaba cada uno. Desde el primer instante los accionistas se involucraron en el cambio generacional, que creo que es lo que se ha producido en la empresa tras 22 años de Presidencia. Los accionistas mayoritarios y el Consejo de Administración buscaban un perfil con unas características concretas y creo que se ha ponderado muy positivamente que sea de Cantabria, así como mi bagaje empresarial y mi pasión por que esta compañía salga adelante.
–¿Quién se lo sugirió?
–Los accionistas y el Consejo de Administración. Fue algo colegiado.
–Usted proviene de otros sectores profesionales, ¿qué puede aportar a una industria como Sniace?
–Vengo de otro mundo profesional. Creo que se ha ponderado la labor de Dirección representativa y el conocimiento de la compañía. Llevo mucho tiempo visitándola y sé cómo está la organización. ¿Qué necesita en estos momentos nuestra empresa? Posiblemente un cambio de modelo y el Consejo de Administración ha creído que podía ser la persona que podía liderarlo.
– La entidad comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que Mezquita cesaba por «motivos personales», ¿ha tenido que pagar la organización algún tipo de indemnización?
–Yo no estoy llevando las negociaciones.
–¿Se está negociando?
–No es que se esté negociando. No hay ningún problema con el anterior presidente. Sí que tenemos claro que es una etapa que hay que cerrar y así lo hemos hecho.
–¿Qué retos tiene para esta nueva etapa?
–El reto que tengo es en el que creo. Afianzar y desarrollar el Plan Estratégico, en el que confío fehacientemente y con el que estoy muy ilusionada. Tenemos un proyecto industrial muy bonito, con un desarrollo muy parejo al medio ambiente y llevando a la compañía a un modelo de economía circular. Ese es mi reto, poder transmitir estos avances. Tenemos en ocasiones la imagen de ser una empresa que no aporta al medio ambiente. Sin embargo, en los últimos 20 años puedo decir con orgullo que hemos invertido 139 millones en este campo. Tenemos una de las mejores depuradoras de agua del país, hemos reducido las emisiones de CO2, zinc, no tenemos cloro... Somos grandes generadores de oxígeno al tener enormes plantaciones forestales con un importante componente de I+D al poseer unas potentísimas patentes para mejorar nuestros eucaliptos. Hay que poner en su sitio todos los esfuerzos que hemos hecho.
La reapertura de la planta de Viscocel en 2017 estuvo marcada por una moratoria ambiental del Gobierno para poder lanzar más emisiones de las permitidas hasta que se reactivarán los biofiltros del complejo. En verano el Ejecutivo denegó una prórroga para este permiso extraordinario.
–¿Han solucionado sus problemas ambientales como las emisiones de dióxido de azufre o los vertidos a la Ría de San Martín?
–A día de hoy, con la depuradora, no tenemos constancia de que haya vertidos. En la opinión pública se ha generado una idea que no se ajusta a la realidad. Es más, nosotros tenemos que depurar el agua que nos llega del río y la que expulsamos sale con 100% de eliminación de residuos sólidos. Cualquier ciudadano que quiera ver esto, lo ve. Lo que se hacía hace 20 años no se hace hoy en día. Sobre Viscocel y las emisiones, debemos ser muy respetuosos, pues tenemos unos niveles muy restrictivos incluso en relación a nuestros competidores europeos. Esto nos para mucho la producción todavía.
–¿A qué se han destinado los 30 millones captados en la ampliación de capital del pasado verano?
–A las inversiones del Plan Estratégico. Hemos cerrado 2018 dentro del carril que teníamos que ir. Se han hecho inversiones en las tres plantas. Hemos invertido siete millones en las turbinas en el área de cogeneración; hemos eliminado el carbón en la fábrica de Torrelavega...
–¿Esas actuaciones que cita se han acometido con el último dinero reclutado?
–Sí, sí. Nosotros ya no generamos combustión alguna de carbón. Otro aspecto que no hemos comentado: El estudio que nos hizo la consultora Pöyry, que ha venido a afianzar lo que teníamos claro y que viene a ratificar la hoja de ruta sobre la que han venido trabajando los ingenieros de la planta. Tenemos un personal altamente capacitado que quiero poner en valor.
–Si el Plan Estratégico ligado a la ampliación de capital estimaba unas inversiones que suponían un desembolso de entre 15 y 17 millones, ¿qué grado de ejecución se ha alcanzado hasta el momento?
–Estaremos en torno a un 60 o 70%. Estamos constantemente introduciendo mejoras. Ahora estamos focalizados en la optimización energética, hemos incluido novedades en la depuradora...
–¿Cuál es la situación actual de Sniace en febrero de 2019?
–Estamos muy centrados en el ámbito industrial para seguir nuestra hoja de ruta. Ha habido épocas en las que se ha apostado por sectores en los que la regulación complicó la inversión. ¿Qué quiero decir con esto? Que apostamos por el desarrollo de la economía circular: bosques, celulosa, fibra y energía con el medio ambiente como eje transversal. Tenemos una fibra que siempre es biodegradable, otra cosa es que nuestro cliente la mezcle con poliuretano u otros productos.
–¿Y por dónde pasa su futuro?
–Debemos hacer de Sniace una empresa del siglo XXI. Estamos centrados en la consolidación del empleo y en lograr alcanzar liderazgos similares al que ostentamos en el ámbito forestal.
Una compañía que siempre ha tenido sobre la mesa las potenciales ventajas de una operación urbanística en torno a sus terrenos. Gema Díaz Real no esconde la posibilidad y apuesta por impulsar un área industrial para Torrelavega con la superficie excedente en Sniace.
–¿Qué quiere hacer Sniace con sus terrenos?
–Algo con sentido común. Tenemos una superficie de 585.000 m2, de los cuales sólo son productivos, sólo empleamos, 170.000. Para hacernos una idea, los terrenos que ponemos a disposición del Ayuntamiento, el complejo Óscar Freire y lo que nosotros denominamos 'La Arboleda', el pulmón de Torrelavega con un altísimo valor botánico y económico, son 152.000 m2. El resto son zonas que hoy por hoy no utilizamos y que, además, degradan mucho visualmente la zona. Creo que todo el mundo entenderá que cuando estamos inmersos en un proyecto industrial de consolidación de empleo tras cinco años cerrados, dejemos los edificios que no son productivos en unas condiciones que a nadie nos gustan. Eran inmuebles de almacenes que hoy en día prácticamente no tienen sentido ya que producimos bajo demanda.
–¿Qué pide la empresa al Ayuntamiento de Torrelavega?
–Más bien es qué ofrecemos. Proponemos dar una solución tanto empresarial como de desarrollo de municipio e, incluso, de mejora estética. Actualmente estamos inmersos en un conflicto con el Ayuntamiento por la expropiación de unos terrenos con el que no estoy cómoda y me gustaría llegar a un acuerdo. Planteamos quedarnos con la 'almendra' industrial y hacer una zona industrial con otras empresas auxiliares, así como un frente comercial. ¿Por qué pensamos que puede ser una solución industrial? Somos conscientes de que no hay superficie para el sector secundario en el municipio; pero también podemos aportar beneficios a las firmas que lleguen, como la cogeneración, la depuradora o servicios como la báscula de pesada o seguridad. Igualmente, el acceso a las vías de comunicación. Estamos en ese momento de, ¿por qué no acometemos entre todos esta reforma? Ya estamos siendo generosos al aportar hoy en día los mencionados 152.000 m2 más otros equipamientos.
–¿Tienen una estimación del retorno económico que debería suponerle a la compañía esa operación urbanística?
–Sí pero, sinceramente, ahora mismo no tengo la cifra en la cabeza.
–El anterior presidente avanzó en la Junta de Accionistas de 2018 que la organización arrojaría beneficios en algún momento del ejercicio. ¿Logró ese objetivo?
–Ese dato no te lo puedo dar porque vamos a enviar en unos días las cuentas a la CNMV. Manejamos que las cifras estén dentro del plan de viabilidad.
–¿Qué perspectivas tienen para el presente año?
–Las ventas de celulosa van bien. Para nosotros también eran importantes las ventas en fibra, sobre todo al estar cerrados varios años. Hemos apostado por productos de mayor valor añadido y en los próximos meses con los nuevos acabados entramos en sectores más elevados. También con la fibra ignífuga estamos recuperando muchísimo mercado. Para el tiempo que llevamos abiertos con Viscocel, estamos bien. Queremos consolidar las inversiones. Ahí es donde tenemos que afinar mucho, que las inversiones den los resultados que nos dice el papel. Si lo logramos, 2019 será el año en que podamos hablar de empezar a despegar.
–¿Van a necesitar una nueva ampliación de capital?
–En principio no pienso en una ampliación. Tendremos las tensiones que nos marque la coyuntura económica. No sabemos cómo estará el dólar; el mercado de las materias primas también está complicado... El dinero nunca viene mal de todas formas (Se ríe). La cuestión es tener el apoyo de los accionistas y que apuesten por ello. Que generemos esa confianza y los accionistas estén dispuestos a colaborar con las necesidades.
–¿Van a abrir una línea de crédito los principales accionistas?
–Por el momento no he entrado a pensar estas cosas. También es cierto que llevo pocos días.
–¿Cómo se plantea el Grupo entonces acometer las inversiones y pagar la deuda concursal?
–Con nuestros ingresos y estrategias financieras.
–¿La salida de Mezquita va a implicar una renovación en el equipo de Dirección de la planta de Torrelavega?
–Estamos muy contentos con las personas actuales. El director general –Adolfo Corral– está trabajando muy bien. Tenemos un equipo muy joven también en planta y con mucho talento. Es muy gratificante ver el trabajo que estamos haciendo en la fábrica.
–¿En qué estado se encuentra el proyecto para instalar la anunciada línea de toallitas higiénicas por 10 millones?
–Estamos con la ingeniería técnica de detalle. Será una de las inversiones que comencemos este año. Ahora vamos a lanzar la línea que nosotros definimos como 'dispersores', una inversión interesante y con un retorno muy alto. Si hacemos una celulosa de mayor calidad, la fibra sale beneficiada.
–¿Cómo está en la actualidad la alianza firmada con la papelera vasca Aralar para impulsar un producto «pionero» y «biodegradable»?
–Trabajando. Hemos mandado pruebas. Es ilusionante. Nos llaman otros potenciales interesados al ser un proyecto muy novedoso. Somos muy competitivos al ser de las pocas fábricas que hacemos la celulosa sin cloro, por lo que cuando se aplica a una toallita biodegradable no hay cargas negativas. Tenemos una ventaja en la proximidad de nuestra fibra y celulosa, lo que nos permite competir con otros rivales como los provenientes de China.
–Mencionaba la división de celulosa. Siempre se ha dicho que Celltech requería de inversiones millonarias en áreas como digestores o secadero, ¿se puede abordar ese proyecto?
–La mejora de digestores ya está lanzada y en el área de secadero también se han hecho inversiones. Celltech ya nos está dando buenas noticias. Ahora en marzo haremos una parada técnica importante de mantenimiento que supondrá una inversión considerable. No creemos que Celltech esté a día de hoy desatendida. Ni mucho menos.
–Para concluir, ¿me recomienda entonces que compre acciones de Sniace?
–Claro (Se ríe). ¡Por supuesto!
–¿Usted tiene?
–Pues no tengo... Pero tendré.
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