La consignataria familiar que creció

Hasta 1911 la empresa tuvo como actividad esencial la consignación de buques y entre sus principales clientes estaba la Compañía Trasatlántica, propiedad de Antonio López López, primer marqués de Comillas. Esta compañía tenía los contratos de transporte de pasaje y correo entre España, Puerto Rico, Cuba y Santo Domingo con trece vapores que hacían sus líneas regulares desde Santander y Cádiz hasta Cuba y Puerto Rico. La relación entre Bergé y el marqués de Comillas se consolidó tras la tragedia de la explosión del Machichaco en Santander, cuando Bergé y Cía respondió a la ayuda de Antonio López sin dudarlo. El crecimiento del puerto santanderino se había recuperado de la crisis colonial gracias al tráfico minero, y las obras de mejora que se habían emprendido en los muelles santanderinos, junto a la petición de alguno de sus principales clientes, fueron motivos para que Bergé y Cía se instalara en Santander, donde captaría importantes contactos con Solvay, Nueva Montaña y Quijano. El puerto de Santander y el de Bilbao fueron los únicos donde operaría la compañía Bergé y Cía hasta los años cincuenta.

El presidente de la compañía, Ramón Gorbeña Renobales, se trasladaría en los años treinta a la oficina de Santander, donde conoció a su esposa, Luz Mazarrasa Quijano, de una conocida dinastía industrial cántabra, y en esta ciudad permanecería toda su vida con vínculos de negocio y amistad con Emilio Botín Sanz de Sautuola y López. Además de los negocios vinculados con Bergé y Cía, Gorbeña fue consejero delegado de Astilleros de Santander, importante accionista de Ibero Tanagra, empresa santanderina fabricante de loza, y presidió Gerposa, la empresa de transporte por carretera creada en 1947 que convirtió en una de las más importantes de España.

Entre 1940 y 1979 se vivió una gran expansión portuaria en España y la empresa pasó a liderar el sector de servicios marítimos, ampliando sus áreas de negocio de amarre y remolque de buques. Barcelona (1950), Valencia (1952), Santa Cruz de Tenerife (1955), Avilés (1960), Palma de Mallorca (1965), Gijón (1966), Alicante (1968), Las Palmas de Gran Canaria (1969), Sevilla (1973), Tarragona (1973), Castellón (1976) y Vigo (1977) se añadieron a los puertos de Bilbao y Santander donde realizaba operaciones. En su actividad consignataria adquirió la empresa santanderina de remolques y servicios marítimos Reyser que se había creado en 1948, extendiéndola por todos los puertos, llegando a tener 150 embarcaciones de su propiedad.

Entre 1980 y 2005 es cuando el negocio portuario se estabiliza en España y la empresa, con una clarividente visión de su presidente, el santanderino Juan Gorbeña Mazarrasa, comienza su diversificación y el inicio de la internacionalización. En su apertura al exterior Bergé y Cía descubrió la calidad de los vehículos fabricados en Asia. En 1984 se inició la distribución de los vehículos Toyota y en los años noventa se consolidó con nuevas marcas. En este periodo también se crearon áreas de transporte marítimo y terrestre, así como la logística de vehículos y la creación de una empresa de productos financieros (Cofiber Financiera).

La ampliación de la empresa se acompañó en 1992 de una reestructuración para convertirse en 'holding' y a finales de los noventa se introdujo en el negocio de las energías renovables, mientras ampliaba su relación con nuevas marcas de automóviles para su distribución. También penetró en los mercados de Chile, México, Perú y Argentina. En 1994 abrió su primer centro logístico en el puerto de Santander con una superficie inicial de 60.000 metros cuadrados que se ampliaría hasta alcanzar los 200.000 metros cuadrados en 2005.

A partir de 2006, con la entrada de la quinta generación de la empresa en la persona del también santanderino, Jaime Gorbeña Yllera, se amplió la inversión en energías renovables y en 2008 se constituyó Bergé Infraestructuras y Servicios Logísticos para englobar diferentes áreas de negocio marítimo, portuario y logístico. Ese mismo año Bergé era un holding de empresas en el sector portuario, de remolque, energía solar y automoción con otras sociedades vinculadas con la comunicación, la producción y venta de vino, el desarrollo de software y la fabricación de sistemas de visión artificial. Pudo salvar la recesión del comercio internacional, así como su fallida inversión en energías renovables gracias a sus actividades internacionales y el desarrollo automovilístico en España e Hispanoamérica, y tras unos años de crecimiento se convirtió en líder de la automoción y los servicios logísticos, para lo cual ha desarrollado dos divisiones empresariales, Bergé para los servicios logísticos intermodales y Bergé Auto para la distribución de automóviles.

En la actualidad Bergé opera en 26 puertos, dispone de 600.000 metros cuadrados para almacenar 12 millones de toneladas de mercancías al año y tiene un movimiento de 30 millones de toneladas anuales. La experiencia de haber superado guerras, repúblicas, dictaduras, transiciones políticas, integraciones europeas y pandemias, junto a su vocación de crecimiento, plantean un futuro de inimaginable prosperidad y longevidad para una de las empresas familiares más prestigiosas de España.