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Cantabria tiene entre las manos una oportunidad para situarse en el mapa del hidrógeno en España. El promotor de desarrollos renovables RIC Energy, junto ... a la compañía cántabra Copsesa, lleva año y medio trabajando en un proyecto para construir y explotar una fábrica de hidrógeno verde y derivados en la Comunidad.
La iniciativa, que ya está en fase avanzada de ingeniería, está planteada para poder desarrollarse en los terrenos que libere la liquidación de Sniace, de modo que los socios ya trabajan para poder quedarse con los suelos necesarios para acometer la actuación.
750 millones de euros de inversión estimada conlleva la construcción de la fábrica.
500 megavatios de capacidad, ampliable, se plantean para la factoría cántabra.
La Administración autonómica igualmente se ha sumado al plan y respalda plenamente la potencial planta. El Ayuntamiento de Torrelavega ha empujado para que el complejo de Sniace sea el emplazamiento final de la instalación, planteada para ser una de las más grandes, si no la mayor, del norte de España. El Gobierno de Cantabria, a través de la Consejería de Industria y respaldada por la de Medio Ambiente, igualmente está al tanto del proyecto y colaborando con los promotores para que pueda salir adelante.
Como referencia, la fábrica está diseñada para contar con una capacidad de electrólisis de 500 MW, con la opción incluso de ser ampliable. El complejo evitaría la emisión de más de 650.000 toneladas anuales de C02 a la atmósfera. Respecto al impacto en el entorno, la factoría daría empleo a unas 250 personas. La inversión para esta iniciativa industrial está calculada en 750 millones de euros.
La génesis del proyecto hay que buscarla en la línea estratégica que Copsesa lleva siguiendo desde hace tiempo, con la diversificación hacia proyectos vinculados a las energías renovables como motor de su actividad y crecimiento futuro. En esa apuesta, la constructora cántabra ha encontrado en RIC Energy un aliado para desplegar iniciativas con las energías 'verdes' como eje.
RIC, fundada por el empresario José Luis Moya, es una empresa española con presencia en cuatro continentes, que desarrolla actualmente unos 10.000 MW de generación renovable y dispone de proyectos avanzados para la producción de hidrógeno verde de más de 1.500 MW, así como planes vinculados al almacenamiento energético, otro de los pilares del futuro; o el biogás.
Copsesa no se encargará únicamente de la construcción de la fábrica, sino que promueve el proyecto como socio en 'Besaya H2'. El hidrógeno que se produzca será verde, puesto que para contar con este sello es necesario que la energía empleada en el proceso productivo tenga origen limpio. RIC dará respuesta a este requerimiento, dado que ya dispone de un amplio abanico de instalaciones renovables repartidas por diversos puntos de la geografía española capaces de alimentar la planta de Torrelavega.
Los caminos de ambas compañías se cruzaron hace un año y medio aproximadamente. Es precisamente la condición cántabra de Copsesa la que ha llevado a la organización a empujar para que esta factoría pueda desarrollarse en la Comunidad.
Con todo, la empresa pilotada por la familia San Emeterio trabaja con su nuevo aliado en varias actuaciones fuera de Cantabria.
Cuestionadas por el proyecto, ambas organizaciones se han limitado a confirmar la realidad del mismo, así como su estado avanzado, pero han declinado hacer valoraciones.
Quien sí se ha pronunciado es el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada. que se muestra rotundo: «Desde la fundación de Aspla no ha habido un proyecto industrial tan ilusionante en la ciudad».
En su opinión, «tenemos todo lo necesario para hacerlo realidad: clasificación del suelo, suministro de agua, suministro eléctrico, salida a puerto, gaseoducto de Gas Natural para pequeñas incorporaciones a la red. El apoyo de la Consejería de Industria en todo este proceso ha sido imprescindible. Las empresas que lo lideran son punteras en el desarrollo de proyectos de energías renovables, y eso es una garantía», afirma, para agregar que «Torrelavega tiene que seguir siendo la capital industrial de Cantabria y el hidrógeno nos da la oportunidad de tener una industria que genere empleo de calidad, baja en emisiones y con un mercado futuro asegurado».
Evidentemente, el principal desafío inmediato es la obtención de los terrenos. Según el propio alcalde, la previsión de los administradores concursales de Sniace pasa por anunciar a mediados de mayo la subasta de nuevas fincas, las que conformarían el corazón de la superficie industrial. Algunos de los principales acreedores de Sniace, como Banco Santander, también están al tanto de la iniciativa. Fuentes conocedoras de este tipo de procedimientos ponen estos plazos aún en cuarentena y estiman que un horizonte más atinado sería en torno a septiembre.
De hecho, fuentes conocedoras del proceso de liquidación aseguran que el plan de RIC y Copsesa no es que sea el más serio que ha llegado respecto al futuro del complejo, sino que prácticamente es el único, especialmente fuera de intereses especulativos.
La elección del emplazamiento tampoco es baladí, puesto que la ubicación del recinto de Sniace es estratégica. Además, el polígono ya contaba con abastecimiento de agua, fundamental para la producción de hidrógeno y, no menos importante, ha albergado durante décadas actividades vinculadas al negocio químico, lo que allanaría las tramitaciones ambientales pertinentes.
En cuanto a los plazos, 'Besaya H2' se divide en tres fases. La actual, la de desarrollo, arrancó en 2022 y se extenderá hasta 2024. En este momento es donde se concreta la entrada de socios e inversores. La intención es que la construcción del complejo pudiera empezar en 2025, con la pretensión de que la fábrica de hidrógeno verde y derivados estuviera operativa en 2027.
Tal es la solidez de la actuación que RIC incluso dispone ya de un comprador para esa futura energía, conocido como 'offtaker' en el argot del ramo. El socio de Copsesa impulsa a día de hoy más de 10 proyectos de hidrógeno y ostenta acuerdos con algunas de las principales firmas energéticas e industriales del país. Sin ir más lejos, el 28 de abril el Pleno del Ayuntamiento de Puertollano (Ciudad Real) adjudicó una parcela de casi 40.000 metros cuadrados para una planta de hidrógeno verde que van a construir Repsol y RIC Energy con una inversión de 112,9 millones, que tendrá 30 megavatios (MW) de potencia, escalable hasta los 100 megavatios.
Como complemento, la firma cántabra, que se ha involucrado en proyectos singulares renovables y dispone de área de descarbonización propia. Como una de las referencias, además de sumarse a actuaciones vinculadas al hidrógeno o al biogás, anunció semanas atrás un acuerdo con Capital Energy para promover y construir los parques eólicos de la primera en Cantabria, así como la posibilidad de extender esta alianza a otros territorios fuera de la región.
Respecto al plan cántabro, de entrada se necesitará una superficie próxima a los 300.000 m2 para poder levantar las instalaciones industriales y los equipamientos auxiliares necesarios. Según ha podido saber este periódico, el proyecto dispone de un plan de contingencia por si no pudiera comprar la superficie industrial, con vistas a poder implantarse en otro punto de Cantabria. La idea, en todo caso, es que la inversión y la creación de empleo puedan quedarse en la región, con independencia de los proyectos paralelos que Copsesa y RIC puedan desarrollar en otros puntos de España.
La empresa propiedad de Moya cuenta con el respaldo de varias gestoras y fondos de inversión que aportarán el músculo necesario para la actuación. Tal es así que, lógicamente, Besaya H2 optará a fondos europeos, pero es viable por sí mismo.
El norte de España está ya proyectando e impulsando diversas actuaciones industriales y energéticas vinculadas al hidrógeno. Un polo al que Cantabria puede sumarse cuando se concrete la actuación de RIC Energy y Copsesa. No sólo adherirse a este 'corredor', sino que la instalación propuesta para el Besaya sería una referencia en la parte septentrional del país.
En cifras, Galicia, con una actuación impulsada por EDP bajo la denominación H2Pole, prevé 100 MW de electrolisis, 20 en una primera fase planteada a 2025, para consumo industrial y transporte. Asturias cuenta con otro proyecto en Aboño liderado por EDP y Repsol con otros 100 MW en su etapa inicial; mientras que el País Vasco configura en Muskiz 100 MW adicionales para consumo industrial de la refinería, en una actuación en la que están involucradas Petronor, Repsol y Nortegas.
Como hilo conductor, el proyecto HyDeal, el corredor de hidrógeno en el norte en el que participan ArcelorMittal, Enagás, Fertiberia y DH2 Energy, un plan que tiene que recomponerse tras desavenencias entre los socios, pero que es la iniciativa más sólida y avanzada por el momento en la zona, con un planteamiento de 9,5 GW de energía solar y 7,4 GW de electrolisis.
Como es sabido, estos cambios, acelerados a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania, se desarrollan en un contexto de volatilidad de los mercados y una necesaria reindustrialización, obligada a abandonar fuentes tradicionales como el carbón. En el fondo, una mayor independencia y autonomía energética, que como derivada desembocará en la creación de empleo local en los territorios donde vaya llevándose a cabo. En el caso de Besaya H2, cuenta con un enfoque integral de toda la cadena de valor, pues tiene garantizada la energía para fabricar, cuenta con la instalación para producir y la clientela para colocar el hidrógeno verde y los derivados.
Dos factores no menores. Por un lado, la regulación cada vez más restrictiva que fomenta la Unión Europea en cuanto a emisiones industriales. Por otro, el auge en inversiones denominadas 'sostenibles', tanto promovidas por la propia naturaleza de los fondos europeos como de los grupos de inversión y su atención a este tipo de operaciones que, además de rentabilidad, cuenten con un marchamo sostenible. Como complemento, el apetito corporativo e institucional por este tipo de actuaciones.
Más allá de la producción, el almacenamiento. En esta otra rama Enagás sigue avanzando detalles de su estrategia para armar una red troncal de hidrógeno en España. La compañía desgranó en enero la hoja de ruta que ha presentado a la convocatoria de proyectos de interés comunitario (PCI), una batería de actuaciones que supondrán una inversión máxima de 4.670 millones. En ese amplio programa para virar la política energética nacional Cantabria también tendrá su papel, como adelantó este periódico en diciembre, pues la Comunidad es vista como un emplazamiento idóneo para construir un almacén subterráneo de esta nueva fuente renovable.
La novedad es que Enagás ya ha hecho los primeros cálculos de lo que supondría esta infraestructura. En cifras, 580 millones de euros para una capacidad de depósito de 335 gigavatios por hora (GWh). Estas magnitudes son incluso superiores a las de una instalación similar que la compañía pretende asentar en País Vasco y que, pese a una mayor inversión estimada (590 millones), tan sólo podría albergar 240 GWh.
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