Secciones
Servicios
Destacamos
La afición taurina de Santander ya se concentraba en recintos provisionales para ver las corridas al menos desde el siglo XV. En los años cuarenta del siglo XIX se construyó la primera plaza de carácter estable, cerca de la Plaza de Numancia, en la calle ... San Luis, y en 1859 surgió la de Molnedo, en la calle Santa Lucía. Pero asumida la festividad de Santiago como día grande de la ciudad y de los toros, el coso de Cuatro Caminos se inauguró el 25 de julio de 1890 y engrandeció su fama con la celebración de lo que se llamó 'la Corrida monstruo' en 1913.
En la inauguración actuaron en la nueva plaza los diestros José Sánchez del Campo 'Cara Ancha' y Luis Mazzantini, con toros de Conde de Patilla. El acontecimiento llenó el aforo que era de más de 11.000 personas, casi el doble de la vieja plaza de Molnedo que tenía cabida para 6.700. Las reformas, la última en 2013, han ido disminuyendo las localidades hasta las 10.045 actuales.
El proyecto de la plaza es del arquitecto Alfredo de la Escalera y se construyó a base de mampostería, hierro, ladrillo y madera. Con un ruedo de 51 metros de diámetro, la plaza tiene tres pisos, el primero destinado al tendido, el segundo a gradas y el tercero a andanadas. Su arcada mudéjar es única en España, y en ella se representan los hierros de las ganaderías más famosas y bravas de la época. Se dio la circunstancia de que al terminar la arcada faltaba un hierro y el entonces gerente de la Taurina Montañesa, Pedro Santiuste, se inventó uno con un cangrejo ('cámbaro mazorgano') sobre la inicial de su apellido y el nombre de Argoñesa, aludiendo a su origen de Argoños.
Al finalizar la obra, el edificio, los patios, los corrales, los andenes y el prado tenían una extensión de casi 20.000 metros cuadrados, aunque posteriores ventas y cesiones fueron reduciendo la superficie. La plaza tiene forma de polígono regular de 16 lados al que va endosado un jaulón con puertas comunicantes con sus correspondientes corrales y chiqueros. Su primer propietario fue la empresa de José Gallostra y en 1979 pasó a ser del ayuntamiento santanderino.
La plaza de Cuatro Caminos se viste de gala en julio, en cada feria de Santiago, y destacaría a partir de 1905, cuando Alfonso XIII comenzó a visitar el palco principal, frecuentándolo durante sus estancias veraniegas en la Magdalena. El monarca y su familia fue testigo de las faenas de dos colosos de la Edad de Oro, Joselito y Belmonte.
Más tarde, en la denominada Edad de Plata, uno de sus puntales fue el matador santanderino Félix Rodríguez, que el 5 de agosto de 1928 le cortó dos orejas y rabo al toro 'Mejicano', de la ganadería de Miura. Por ese motivo se le dedicó una escultura de Óscar Alvariño en los aledaños de la plaza.
Durante la guerra civil, como otras instalaciones de la ciudad, la plaza se dedicó a campo de concentración de prisioneros y en la posguerra destacó la presencia de Manuel Rodríguez, 'Manolete', que partiría de Santander en agosto de 1947 hacia su última corrida en Linares, donde murió de una grave cornada. También el diestro 'Paquirri' toreó en Santander días antes de su muerte en 1984, tras ser embestido en el coso de Pozoblanco. Entre las cogidas graves ocurridas en Cuatro Caminos están las de Vicente Pastor, Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín y 'Mondeño', aunque la única que resultaría mortal fue la que en 1911 sufrió el picador Rafael Mateos 'Pica'.
En Cuatro Caminos emocionaron las faenas de Ordóñez, Camino, 'El Viti', Juan José Padilla, José Tomás, Morante de la Puebla, Curro Romero, El Juli, Enrique Ponce... y dos cántabros que tomaron aquí la alternativa: 'El Norteño' (1967) y Curro González (1975).
Pero el suceso más excepcional acaecido en esta plaza fue la celebración en 1913 de una serie de 21 festejos: 3 becerradas, 10 novilladas y 8 corridas de toros, 3 de las cuales se celebraron el mismo día con un total de dieciocho toros lidiados que con razón se llamó monstruo, y en la que el resultado artístico superó a cuanto se esperaba de la habilidad de los toreros que eran los mejores de la época. El 26 de junio de 1913, a las diez de la mañana, dio principio la lidia de seis toros de Benjumea por las cuadrillas de Vicente Pastor, 'Cocherito de Bilbao' y 'Torquito' con apreciable éxito y sin más incidente que la cornada sufrida por Torquito en un muslo. La primera parte de la fiesta de la tarde corrió a cargo de 'Machaquito' y Joselito 'el Gallo'. No decayó el interés durante los seis toros. Pero donde culminó el espectáculo fue en la última parte del programa, seis toros de Saltillo para Rafael 'el Gallo' y Ricardo Torres 'Bombita'. 'El Gallo' hizo dos faenas asombrosas y 'Bombita' logró cuajar la lidia completa de un toro, el quinto, 'Reinasolo' de nombre, de modo inolvidable. El público, tras los dieciocho toros, aún pedía los sobreros. Tal empresa colocó a Santander en la primera categoría de plazas taurinas que aún mantiene su prestigio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.