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Si hay una zona en Cantabria a la que las transformaciones productivas y económicas de las últimas décadas han castigado con especial fuerza esa es ... el Besaya. Campoo podría competir en la comparativa, pero es la zona centro de la región la que se ha visto particularmente golpeada con los diversos cambios de consumo, crisis industriales y decisiones empresariales, que ahora viven un nuevo capítulo con el anuncio de Bridgestone de reestructurar su capacidad en España, lo que implica un plan para despedir a 211 trabajadores de la planta de Puente San Miguel (Reocín), la mitad de la plantilla.
El retroceso se refleja con claridad en las cifras que custodia el Instituto Cántabro de Estadística (Icane), con la Seguridad Social o el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) como fuentes. Torrelavega, corazón de la comarca y segundo municipio de Cantabria, ha perdido en menos de 20 años el 13% de sus puestos de trabajo.
3.087 ocupados ha perdido el municipio de Torrelavega entre 2006 y 2024.
Baches En el siglo XXI Sniace ha cerrado dos veces, una definitiva; y Azsa dejó su actividad minera
4.567 vecinos menos tiene el municipio en relación a hace dos décadas.
Proyecto fallido Bridgestone invirtió en 2018 24 millones para fabricar neumáticos de camión, línea que ahora eliminará
La industria, antaño refugio de estabilidad laboral, así como buenas condiciones, ya no es lo que era en la zona y ha vivido un claro retroceso desde finales del siglo XX. Sniace; Asturiana de Zinc; la reducción de empleo en Solvay; el adelgazamiento, pasado y presente, de la propia Bridgestone... Tan sólo Armando Álvarez ha ido a contracorriente de esta tendencia en los últimos lustros.
El ámbito fabril generaba riqueza e inyectaba liquidez y poder adquisitivo en las familias, lo que favorecía al potente sector comercial del pasado, igualmente languideciente. Una sucesión continuada de crisis y golpes que ha llevado los empleos en Torrelavega de 23.781 en 2006 a los 20.694 registrados en 2024, la mencionada caída del 12,98%.
Más relevante todavía es la evolución de la población activa en el municipio, esto es, aquellas personas entre 16 y 64 años que tienen empleo o buscan una oportunidad. En 2006 el grupo totalizaba 25.789 vecinos, por los 23.076 del pasado año. Dicho de otra forma, la fuerza laboral se ha desplomado un 10,51% en menos de dos décadas, 2.713 personas menos.
Los nuevos vectores industriales y energéticos también pueden favorecer un impulso a futuro en la Comarca del Besaya. La zona tiene que jugar un papel en relación a diversas iniciativas e inversiones, como el futuro uso de los terrenos de Sniace, donde se promueve una fábrica de hidrógeno que generaría más de 200 empleos. El proyecto, con todo, camina a paso lento y está a la espera de que la propia Sniace finalice su liquidación administrativa y concluya la descontaminación del suelo. El calendario inicial deberá reajustarse.
Entre las buenas noticias para la zona se halla la confirmación por parte del Consejo de Administración de Solvay de la aprobación de la inversión para construir una caldera de biomasa que alimente a futuro el complejo industrial de Barreda. Esta obra, así como el progresivo, y ya urgente, abandono del carbón en los procesos productivos de la química belga era una condición indispensable para garantizar el futuro de la fábrica. En este sentido, la continuidad del negocio se da por asegurada, algo que hasta la fecha no podía garantizarse con firmeza. A partir de ahí, otros proyectos. Uno, aparentemente difícil, toda vez que el grupo portugués Mello ya explicó en medios del país vecino que descartaba Barreda como ubicación de una futura planta para producir litio verde. Tanto el Gobierno regional como Solvay –el centro se levantaría dentro de su complejo– sostienen que aún trabajan para atraer el plan. En paralelo, obras a medio plazo como el depósito de hidrógeno de Enagás.
La reducción de oportunidades igualmente ha devenido en una sangría poblacional, muy vinculada a los diferentes baches de los referentes fabriles del área. En 1992 Torrelavega alcanzó su techo con 60.155 habitantes. Con la crisis de inicios de los 90 ya perdió casi 4.000 personas. En 2006 el censo se fijaba en 56.230 vecinos, frente a los 51.663 del ejercicio pasado. Por el camino, los dos cierres de Sniace –uno en 2013 y el definitivo de 2020–; o el fin de la actividad de Asturiana de Zinc, entre otros.
El propio alcalde, Javier López Estrada, admitía el viernes que «creemos que tenemos que ser reivindicativos y forzar que esta situación se lleve a un escenario más favorable para los trabajadores de la compañía. Es impensable un despido de 211 personas en una empresa como esta y en una Comarca como la nuestra, necesitada de puestos de trabajo industriales».
Lo cierto es que Bridgestone invirtió más de 24 millones de euros, según anunció públicamente, en la instalación de la nueva línea de producción de neumático de camión y autobús en la fábrica de Puente San Miguel.
Una apuesta en 2018 a la que el mercado no ha acompañado, con una caída de ventas en Europa. La multinacional eliminará este segmento de negocio y reducirá capacidad en el ámbito de cubiertas agrícolas, con sólo 90.000 unidades anuales.
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