Damián González: «El mayor reto es pasar de 'hablar y comunicar' a 'hacer y ofrecer recursos'. Queda mucho por hacer»

El Foro Económico Mundial definió el deterioro de la salud mental como uno de los cinco principales riesgos globales de 2023. Según la OMS, y así lo afirma Damián González, presidente de la Fundación Acorde, «los problemas de salud mental suponen una de las principales causas de discapacidad en el mundo», lo que supone todo un reto tanto para el sistema público sanitario como para otros recursos involucrados. Por ello, y a pesar de que la situación en Cantabria «ha mejorado», para el también psicólogo especializado en clínica es necesario «una mayor coordinación y comunicación entre todos los recursos que atienden a la persona, incluyendo el ámbito penitenciario».

–¿Qué es la Fundación Acorde y qué objetivos persigue?

–Fundación Acorde es una entidad no lucrativa, de carácter familiar, creada en 2013 con el objetivo de prestar atención y tratamiento a las personas con problemas de salud mental en Cantabria. Actualmente cuenta con tres líneas de acción principales. La primera, proporcionar tratamiento específico y especializado para Patología Dual y Trastorno de Personalidad en nuestro Centro de Rehabilitación Psicosocial en Nueva Montaña. En él contamos con un equipo de psicólogos e integradores sociales que prestan atención de lunes a viernes de 8.30 a 17.00 horas. Consideramos que el acceso a un tratamiento biopsicosocial y no solo farmacológico es imprescindible para atender estas problemáticas. Esta atención incluye a las familias. También consideramos imprescindible un diagnóstico precoz de ambas patologías. En segundo lugar, promovemos el mantenimiento y el incremento de la autonomía de las personas usuarias en nuestros alojamientos supervisados (Santander, Torrelavega y El Astillero). Muchas de las personas con problemas de salud mental tienen problemas tanto para acceder a una vivienda como para realizar las tareas básicas de la vida diaria, estos recursos están pensados para tratar de mejorar esta situación. Y ya por último, hacemos participe a la sociedad cántabra de los problemas de salud mental a través de acciones de sensibilización y nuestra oferta de voluntariado.

–Háblenos de la unidad de Patología Dual, ¿en qué consiste esa patología y cómo afecta a quien la padece y a quién les rodea?

–Hablamos de Patología Dual cuando en una misma persona se suman un problema de salud mental (depresión, ansiedad, TDAH, esquizofrenia…) y una adicción, que puede ser a sustancias (cocaína, cannabis, alcohol, medicamentos…) o a conductas (juego, sexo…). Las personas que sufren de Patología Dual suelen terminar viendo afectadas todas las áreas de su vida, familia, pareja, trabajo, salud… Cuando acuden a nuestro centro, bien motu proprio o a través de familiares, generalmente agotados, suelen mostrar altos índices de malestar, impulsividad, cierta agresividad, merma de algunas capacidades cognitivas, problemas judiciales… Resulta primordial recibir tratamiento adecuado lo antes posible, siempre que la persona esté preparada y no centrar toda la atención en la adicción, pues en estos casos la adicción y el trastorno mental se retroalimentan.

–¿Qué trabajo desempeñan desde la fundación en este área y cómo contribuye a la mejora de estas personas y a su integración social?

–Realizamos terapia psicológica centrada en la mejora de aquellos aspectos centrales en la patología. La terapia se realiza a través de sesiones individuales y talleres grupales en los que se trabajan los mecanismos de la adicción y su relación con el problema de salud mental, habilidades sociales, estimulación cognitiva, prevención de recaídas etc. Tratamos de que la persona recupere poco a poco las habilidades y capacidades perdidas o deterioradas y vuelva a tomar el control de su vida. Asimismo, en el caso de aquellas personas con dificultades para vivir autónomamente las viviendas supervisadas nos permiten recuperar las habilidades básicas de la vida diaria y las rutinas.

–Otra de sus áreas de actuación es el Trastorno de la Personalidad, ¿cómo condiciona esta situación a la persona y a su familia?

–El Trastorno de Personalidad no está reconocido como Trastorno Mental Grave, lo que hace que en muchas ocasiones no se le preste la debida atención. El trastorno límite es el más frecuente en nuestra unidad y puede llegar a ser ciertamente incapacitante, impidiendo mantener relaciones sociales estables y sanas afectando a todas las áreas de la vida. Acuden con grandes expresiones de sufrimiento emocional y vacío llegando a la autolesión para 'sentir otra cosa'. Es frecuente que el trastorno ya estuviese presente en algún otro miembro del núcleo familiar lo que a veces dificulta la incorporación de la familia al tratamiento.

–¿Cómo les ayudan desde la fundación en su día a día?

–Desde la Fundación trabajamos la regulación emocional, el control de impulsos y las relaciones interpersonales. Se presta especial atención a los comportamientos autolesivos. El aumento de bienestar tras el tratamiento es tremendamente significativo.

–En 2015, la salud mental fue incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ¿cómo se relaciona la salud mental con la sostenibilidad social?

–Los problemas de salud mental suponen una de las principales causas de discapacidad en el mundo, con el impacto en la cohesión social, en los sistemas de salud y en la productividad que esto supone.

–¿Se cuida lo suficiente la salud mental? ¿Cuáles son los mayores problemas a los que se enfrenta la sociedad en esta materia?

–Hablar de salud mental parece que se ha puesto de moda pero puede acarrear su trivialización, no cualquier sufrimiento es un problema de salud mental y la complejidad de cada problema es diversa. El mayor reto es pasar de 'hablar y comunicar' a 'hacer y ofrecer recursos'. Queda mucho por hacer.

–¿Podría hacernos una radiografía de la situación actual en la región en este ámbito?

–En Cantabria la atención a la salud mental se proporciona tanto desde el Servicio Cántabro de Salud como desde los recursos del Instituto Cántabro de Servicios Sociales y otras instituciones. Aunque la situación ha mejorado se necesitaría una mayor coordinación y comunicación entre todos los recursos que atienden a la persona, incluyendo el ámbito penitenciario.

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