«En la eficiencia energética, negocio y necesidad van de la mano»

La eficiencia energética empresarial es una realidad que cada vez está más presente en la vida de todos. Los últimos acontecimientos, como las inundaciones que asolaron el país o el fenómeno Filomena, han puesto de relieve la importancia de la sostenibilidad a corto y largo plazo. Y por ello, las empresas se están poniendo las pilas en este ámbito para no quedarse atrás. 'Eficiencia energética: negocio o necesidad' fue el título del encuentro que ha tenido lugar, organizado por BBVA y El Diario Montañés. El debate, que se ha emitido en la web del periódico, estuvo moderado por la periodista de El Diario, Pilar González, y ha contado con la participación del responsable de Soluciones Sostenibles de BBVA en España, Elías Gómez, y el responsable de Eficiencia Energética de la empresa cántabra Soningeo, Alberto Trueba. La jornada ha analizado la importancia de la implementación de la eficiencia energética en las empresas. Todas, en mayor o menor medida, dependen de la energía y por eso cada vez se está dando más importancia a una adecuada gestión de la misma. Ahora bien, la disyuntiva que se ha planteado a los ponentes es si este uso es un negocio o una necesidad para el empresario.

Para Elías Gómez, «las dos» son complementarias. «Todo tiene una parte de negocio pero también hay una necesidad» para la que, a su juicio, hay que estar preparado y trabajar duro en ella. Alberto Trueba coincide con él, ya que considera que deben ir de la mano. «La compañía debe conocer su gasto energético y, en consecuencia, su coste económico». Para que una empresa, una PYME o un autónomo plantee un plan de actuación de sostenibilidad Trueba aboga por hacer un estudio de suministros energéticos. «La facturación aporta mucha información». A partir de ahí, «se puede hacer una auditoría energética y detectar las oportunidades de ahorro», detalla.

Y es que la realidad es que se ha producido un auge de medidas para implementar la eficiencia energética. Gómez lo vincula con el cambio climático. De hecho considera que en el futuro se convertirá en una «imposición para la que todo el mundo debe estar preparado». El espacio que se da a los productos sostenibles en los supermercados «es cada vez mayor» y, a su juicio, se trata de algo generalizado ya que actualmente «el cliente busca productos comprometidos con la sostenibilidad». Por eso, considera que la eficiencia energética puede suponer una «oportunidad de diferenciación». En esta línea, Trueba ha recordado «el valor añadido» que supone invertir en sostenibilidad en un contexto de crisis económica como el que estamos viviendo, derivado de la crisis sanitaria. Aun así, destaca que se pueden hacer «muchísimas cosas sin necesidad de grandes dimensiones».

El responsable de soluciones sostenibles de BBVA no visualiza un futuro sin eficiencia dentro de las empresas. Al igual que Trueba, defiende la evaluación inicial de la propia entidad. Conocer su situación, sus emisiones y sus toneladas de CO2. «La medición será el punto de partida y el DNI de las empresas». Otra fase dentro del proceso de transformación hacia la sostenibilidad es la correcta transmisión del mensaje entre el personal de la compañía. Para canalizar la información e implantar este tipo de iniciativas «hay que dar ejemplo desde dentro», subraya Gómez. Lo que él valora dentro de BBVA es «aprender primero para así poder compartir con los clientes». Reconoce que el período de transición es «difícil porque se cambian muchos hábitos y políticas». Aun así, una vez adaptados, asegura que nadie quiere volver atrás porque se incorporan valores de rentabilidad y se presentan números de ahorro. «La gente está mucho más confortable». Ese es el discurso que BBVA está trasladando a las empresas con las que interactúa diariamente. Porque los hábitos del cliente a la hora de comprar están cambiando: «En la cadena de valor cada vez evalúan más cómo se ha producido lo que le vas a vender».

Ante una coyuntura tan cambiante, resulta complicado conocer la fórmula que funcione en el futuro. Por eso, hay que pensar también en el corto plazo. En un momento en el que el precio de la luz no para de subir, batiendo récords históricos cada semana, pueden tener cabida nuevas opciones energéticas. Trueba espera que «volvamos a una estabilidad porque esta situación no es buena para nadie». No obstante, reconoce que todas las instalaciones que estén haciendo fotoproducción «son mucho más rentables». Es decir, con el cambio de tarifas del pasado mes de junio, «se dio más importancia a la parte del consumo». Por eso, el valor de la energía «está subiendo de promedio entre un 10 y un 15%» y, en consecuencia, la eficiencia energética tiene una rentabilidad mayor. «Puede plantearse como una oportunidad para que se fomente la implantación de energías renovables, como puede ser la energía solar fotovoltaica de autoconsumo», matiza Trueba.

En este sentido, Gómez asume que la situación actual no tiene su origen en lo local, sino en lo «global». Por eso, considera que se debe actuar siempre de forma estratégica y la «eficiencia y la sostenibilidad» son claves. Ya sea a nivel empresarial o personal.

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