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santander. «Cantabria suma 287 afiliados en febrero pero ratifica que evoluciona a peor velocidad que la media nacional». «Cantabria, segunda comunidad autónoma donde más baja el paro en marzo, un 1,9%». «Cantabria, cuarta comunidad donde más baja el paro en abril». Tres titulares para ... las últimas tres actualizaciones procedentes de los datos del Ministerio de Empleo y de la Seguridad Social, respectivamente, que vienen a ejemplificar los vaivenes de un mercado laboral local que ha atravesado una pandemia; una crisis de suministros y desabastecimientos globales; rebotes coronavíricos; una guerra en el este de Europa; y, como resultado de todo ello, una ola inflacionista que golpea a empresas y economías domésticas.
Más de dos años en los que la Comunidad ha recuperado su número de cotizantes frente al Producto Interior Bruto (PIB) que todavía queda por reconquistar, pero que tampoco han servido de catalizador para transformar unas estructuras productivas y de fuerza de trabajo que coadyuven a blindar a la región frente a avatares estacionales. La temporalidad vinculada a los servicios, donde se ha vuelto a elevar la contratación y las afiliaciones a medida que la hostelería se veía liberada de restricciones, así como el empleo público, están siendo los principales graneros de empleabilidad en este tiempo. En cambio, ámbitos como el sector secundario se han visto frenados por las diferentes vicisitudes a las que se enfrentan en forma de, entre otros, escalada de precios energéticos o unas materias primas disparadas.
Como referencia, en febrero de 2020, a las puertas de un confinamiento histórico en España, Cantabria contaba con 216.377 afiliados y 38.873 parados, frente a los 219.441 cotizantes y 37.573 desempleados del mismo mes de 2022. Las cifras, por tanto, no engañan y la región sí que ha remontado laboralmente la crisis, pese a una economía que todavía no ha alcanzado esos ansiados niveles prepandémicos tras despeñarse el PIB un 8,5% en 2020 y recuperar solamente un 5,2%, datos ofrecidos en ambos casos por el Instituto Cántabro de Estadística (Icane).
Un largo y virado camino desde el bache alcanzado a partir de marzo de aquel año y agudizado en abril, con más de 30.000 trabajadores en ERTE, pero que igualmente ha dejado consecuencias.
La primera, menos trabajadores jóvenes en la región, según se recoge en la evolución de la Encuesta de Población Activa (EPA). Como referencia, Cantabria tenía al cierre de 2019 141.000 personas activas entre 16 y 44 años, por los 130.000 del primer trimestre de 2022. En este apartado es especialmente llamativa la salida de más de 8.000 activos entre 35 y 44 años, cuando en teoría están en pleno apogeo laboral, al pasar de 81.000 a 72.300, más de un 10% de caída.
La segunda, evidente y que reafirma la dependencia terciaria. El 55% del empleo por cuenta ajena creado en los últimos 12 meses proviene de hostelería. Cantabria registraba en abril de 2021 168.077 afiliados en régimen general por los 175.697 del mes pasado, según la Seguridad Social. En este periodo, los cotizantes ligados a bares y restaurantes han pasado de 11.962 a 16.167. En otras palabras, 4.215 de los 7.620 afiliados nuevos.
Para Enrique Conde, presidente de CEOE-Cepyme, «tomando como referencia los datos conocidos en el mes de abril y haciendo una valoración global de la situación laboral desde que se generalizó el proceso de vacunación en España podríamos decir que el conjunto de los datos de desempleo, contratación y afiliación merecen una consideración positiva, aunque deben tomarse con cautela».
El portavoz de los empresarios sostiene que «la situación en Cantabria evoluciona de una forma más lenta y con menor empuje que en el conjunto de la media nacional. Esto merece una consideración especial, ya que nos sitúan en un plano de inferioridad que resta atractivo a las inversiones».
Como último ejemplo, las estadísticas más recientes. «Los datos de abril refuerzan las características que acompañan tradicionalmente a nuestro mercado laboral, estacionalidad y precariedad, muy sujeto a las variaciones estivales y a las actividades ligadas a ocio, turismo y servicios. Son aspectos conocidos que deben cambiar», manifiesta.
En las empresas de trabajo temporal también perciben mayor dinamismo, pero igualmente varios obstáculos. Mayte Fernández, directora de Adecco en Santander, asegura que «hay mucho movimiento de trabajo ahora mismo. Tenemos muchas ofertas que no se cubren por falta de perfiles adecuados», inicia.
¿Cuáles son esas vacantes? «Históricamente hablábamos de perfiles tecnológicos, más con el teletrabajo. Gente con idiomas también es complicado encontrar, perfiles administrativos de gente que pueda trabajar en inglés. Luego perfiles clásicos como la FP: mecánicos, electricidad, soldadores. Es una tendencia que se repite año tras año y no tiene pinta de que vaya a cambiar», apunta Fernández, que añade que en torno «al 10% de las ofertas que publicamos se queda sin asignar».
Desde la órbita sindical, Julio Ibáñez, secretario de Empleo de UGT, subraya que «es evidente que estamos mejor que en la pandemia, no hay más que ver que llegamos a tener más de 30.000 personas en ERTE. Que la mayor parte de estos trabajadores y empresas retomen la actividad dentro de cierta normalidad ya es una buena noticia para la economía y el mercado de trabajo».
Respecto al mayor cambio, «ha venido de la mano de la reforma laboral, que ha modificado los planteamientos de muchas compañías», agrega, aunque «Cantabria, por sus propias debilidades del sistema productivo, hace que no podamos seguir el ritmo de mejora de otras autonomías».
Como explicación, el peso terciario, «que sigue siendo el que tira del empleo pero también el que lo destruye cuando la situación estacional llama a una bajada de afiliaciones».
Su homóloga de Comisiones Obreras, Laura Lombilla, opina que «aunque aún es pronto para conocer de forma detallada si ha cambiado poco o mucho el mercado laboral en Cantabria después del covid, los datos que tenemos hasta ahora apuntan a que la dependencia del sector servicios sigue marcando la creación de puestos de trabajo y del descenso paulatino del desempleo; y no podemos olvidar que se trata de un sector caracterizado por una mayor precariedad y peores condiciones que otros como la industria».
Lombilla señala igualmente que «sí es cierto que la nueva reforma laboral está comenzando a dar sus frutos, aunque lo veremos mejor en un medio y largo plazo».
En paralelo, nuevas tribulaciones. «Nos preocupa que en el último periodo observamos que frente al aumento de personas asalariadas en el sector público se ha producido un descenso en los puestos de trabajo en el sector privado y la situación puede verse agravada en los próximos trimestres».
Por parte de USO, su secretaria general, Mercedes Martínez, aduce que «hay que distinguir entre mejorar los números de cara a las estadísticas y su eficacia real. La eliminación del contrato de obra y servicio y su sustitución por el contrato fijo discontinuo tiene aspectos positivos pero no elimina ni mucho menos la alta temporalidad. Estamos ante una gran operación de maquillaje que alivia la alta rotación, pero no la precariedad. Hay que actuar sobre el modelo productivo si se quiere acabar con la precariedad laboral».
«El empleo crece más que el PIB»
Ya era una de las tareas pendientes de Cantabria como territorio autónomo, pero el periodo recogido entre 2020 y el actual 2022 ha venido a agudizar uno de los principales problemas de la Comunidad: su productividad. El regreso o mejora de los niveles de afiliación previos al covid contrasta con el trozo que todavía le falta a la actividad económica, en forma de Producto Interior Bruto (PIB), para volver a esos mismos parámetros. En otras palabras, se necesita la misma gente, o más, para producir menos ergo la productividad vuelve a decaer.
El catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Cantabria José Villaverde considera que «el empleo crece más que el PIB. El ritmo de incremento se ha ido reduciendo en los últimos años y tenemos una productividad menor que en España desde hace tiempo».
¿Por qué sucede esto? «Se me ocurren distintos motivos. Por un lado, el capital público en forma de infraestructuras; el tecnológico, inversión en I+D; y la capacitación de la fuerza de trabajo. Por otro lado está la estructura productiva. Estamos sesgados hacia un sector como servicios con productividad baja. También influye el tamaño empresarial, donde Cantabria no destaca por sus grandes compañías. Por último, la capacidad de los empresarios para hacer cosas nuevas y la tasa emprendedora. Todo esto explica por qué en Cantabria la productividad es más baja», analiza Villaverde.
El experto retorna al capital. «Salvo en el capital humano, donde en base a los números estamos mejor capacitados que otras autonomías pero lo aprovechamos mal, el resto tenemos que mejorar. El capital tecnológico, invertimos prácticamente la mitad que la media, cuando España está en la mitad o menos que en el conjunto europeo. Qué decir de las infraestructuras...», razona el académico.
Por otro lado, David Cantarero, profesor titular de Economía de la Universidad de Cantabria, señala que «en la reciente historia económica puede entenderse que, aunque pueda parecer paradójico y ahora vivamos momentos próximos a la hiperinflacion, casi todo se explica por las diferencias de productividad. En estos tiempos de permanente cambio e incertidumbre en los que vivimos, donde tras la pandemia covid es ahora el impacto del conflicto en Ucrania el que nos afecta, es importante recordar las grandes diferencias en crecimiento regional que se observan cuando uno recorre la geografía de nuestro país. A modo de ejemplo, la actualización de las previsiones de crecimiento son a la baja debido a la evolución en Ucrania y supimos hace poco que Cantabria creció el año pasado al 5.2%, siendo superada ampliamente por varias comunidades», comienza.
Igualmente, a juicio de Cantarero, «a la luz de la experiencia comparada observamos que en Alemania o en los países escandinavos se trabaja menos horas oficialmente que nosotros pero registran a su vez mayores niveles de productividad, así que la pregunta es cómo entender esas contradicciones. Para Cantabria sigue siendo nuestra eterna asignatura pendiente. Necesitamos trabajar mejor pues no todo es cuestión de dedicar más horas. De hecho, la conciliación laboral y familiar es esa pescadilla que se muerde la cola dado que es un mito el que las 24 horas del día sean suficientes. Por tanto, a todos nos falta tiempo trabajemos en lo público o en lo privado, y esto nos puede hacer infelices especialmente cuando seguimos perdiendo el tiempo en asuntos menores, reuniones innecesarias e ineficientes, presentismo mal entendido, etc», anota.
Como propuestas para revertir esta tendencia, el profesor de la UC sugiere que «la solución en términos de salarios está en incorporar la productividad como otro elemento de modernización haciendo mayores esfuerzos en su medición, así como fomentar el pago por objetivos para ganar así en competitividad. El ejemplo es Navarra o País Vasco, donde siguen ganando en competitividad en paralelo a mayores salarios al ir acompañado de mejoras en productividad. Va siendo hora para que desde la región se implementen medidas de mejora de la productividad si no queremos seguir quedándonos atrás». Un laberinto del que Cantabria debe escapar.
Si el incremento de la contratación indefinida se está examinando con lupa tras la entrada en vigor de la reforma laboral y su límite a los contratos temporales, las estadísticas del pasado mes ya dejan ver que, al menos en el caso de Cantabria, la nueva modalidad de vínculo laboral fijo-discontinuo va a estar bien presente.
El pasado mes se rubricaron en la Comunidad 2.176 contratos de esta naturaleza respecto a los 18.355 totales, de los cuales 12.046 fueron de carácter indefinido.
Como referencia, en 2021, en el mismo mes, se sellaron 17.770 contratos; 16.994 de los cuales fueron temporales. Fijos discontinuos sólo 93.
7.829 puestos de trabajo netos en el último año
Desde el punto de vista del Gobierno, la nueva consejera de Empleo, Eugenia Gómez de Diego, ve el vaso medio lleno y valora todo el camino recuperado desde la crisis de hace poco más de 24 meses. «En este último año se han creado 7.829 puestos de trabajo netos (+3,69%) –tanto Régimen General como el resto de cotizantes como el colectivo autónomo, trabajadores del mar o empleadas del hogar–. Además, la reforma laboral está teniendo un efecto positivo y ahí están los datos: aumenta la contratación indefinida y disminuyen los contratos temporales». comienza.
Para Gómez de Diego, «el dato de paro del mes de abril es el mejor registro en los últimos catorce años; debemos remontarnos a 2008 para encontrar un dato mejor».
El Ejecutivo, no obstante, quiere apuntalar los 'brotes verdes'. «Estamos poniendo en marcha medidas que puedan ayudar al impulso económico y al mercado de trabajo. Los últimos programas que hemos presentado se enfocan en varios aspectos importantes: la recualificación y la formación de las personas trabajadoras. Hemos sacado un programa para el sector de la automoción, que es un sector estratégico en la región; acabamos de sacar otras ayudas para que las empresas puedan presentar formación a medida para trabajadores. De esta forma estas recualificaciones actúan de dos maneras: hacen más competitivas a las empresas y hacen más imprescindibles a los trabajadores. Además de que pueden acceder a estas formaciones desempleados, las empresas solo tienen que tener un compromiso de contratación».
Otra cuestión adicional. «Otro programa importantísimo que acabamos de poner en marcha es el de ayudas a la rehabilitación de edificios y viviendas, que le va a dar un empujón al sector y va a ser un generador de empleo a corto plazo».
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