Empleo más estable y paro más largo, la cara y cruz de los cántabros mayores de 45 años

Los mayores de 45 años representan en Cantabria casi la mitad del total de afiliados a la Seguridad Social (167.421, el 49,69) y son 18.975, de los que el 47,36% lleva más de un año en esa situación. El colectivo supone más de la mitad de las personas empadronadas en Cantabria, un 52,35%. Todos estos datos se recogen en el informe anual elaborado por el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo sobre colectivos.

La autonomía cerró 2019 con los siguientes tres principales indicadores laborales: el paro bajó un 2,19%; la contratación se incrementó un 1,23 % y la afiliación subió un 1,62 %. A esto se añade que la población que ha alcanzado los 45 años crece, si bien, ligeramente menos que en el conjunto de España, por el contrario la población en su conjunto apenas consigue aumentar la mitad. En cuanto a la afiliación a la Seguridad Social, crece de manera importante, aunque en este caso lo hace ligeramente por debajo del incremento nacional (5,44 %) y, en buena medida, por las incorporaciones al colectivo al ir cumpliendo la edad. La participación de los mayores de 45 en la contratación a lo largo del 2019 se incrementó muy por encima del promedio (1,23 %) en el conjunto de Cantabria,.

Respecto al paro registrado, el signo ha cambiado este año creciendo casi un punto porcentual como en el conjunto de España, sobre todo por el incremento de parados de más edad dentro del colectivo y lo mucho que pondera este colectivo en el conjunto del paro registrado.

Hay que tener presente algunos datos como que más de la mitad de la población empadronada en Cantabria (52,35 %) tiene más de 45 años. Su tendencia viene siendo al alza desde hace años, mientras que los menores de esa edad experimentan un comportamiento inverso. El 46,50 % son varones, diferencia que se concreta a partir de los 60 años. La tendencia de los afiliados es pareja a la del conjunto de la población antes señalada: incremento del colectivo y descenso de los menores de 45 años. El 72,06 % está afiliado al régimen general por cuenta ajena y el 23,77 % son trabajadores por cuenta propia, más una presencia significativa del empleo doméstico. Las actividades en las que acumula su afiliación se concentran en el sector servicios tradicionales, transporte y construcción.

El año y la tendencia de la contratación siguen en positivo, eso sí, su peso en el conjunto de la misma sigue siendo significativamente inferior al que tienen como colectivo y especialmente como desempleados. Realizan poco más de un contrato por cada cuatro que se formalizan, en su mayoría con una formación que , en el mejor de los casos, es la secundaria obligatoria.

Presentan una tasa de estabilidad a la baja del 6,29 % muy similar a la del resto del mercado cántabro pero inferior a la de España (9,54 %), que también baja. También en este colectivo tres modalidades de contratos acaparan casi el 93 % de la contratación. Servicios, como veíamos en la afiliación, concentra las oportunidades de entrada en el mercado, si bien en este indicador se incorpora la industria alimentaria como novedad, especialmente la conservera y entre las mujeres.

Los datos de paro registrado se venían reduciendo aunque con menor intensidad que en el contra colectivo o menores de 45 años, este año se ha invertido y ha crecido casi un punto, la reducción ya solo se produce entre los más jóvenes del grupo. Los parados de larga duración o muy larga (más de 24 meses), si bien venían reduciendo el volumen de manera significativa, siguen siendo el gran escollo del colectivo, el 47,36 % lleva más de un año desempleado.

Las ocupaciones en las que son contratados y las que demandan como desempleados son de un nivel de cualificación inferior a las de los menores de 45 años como pone de manifiesto el mayor peso de las ocupaciones elementales o de menor cualificación en general. Están muy presentes ocupaciones tradicionales como albañiles, cocineros, etc.

«Los datos vienen a poner de manifiesto que son los grandes perjudicados del sistema de laboral. A este colectivo, una vez que pierde el empleo le cuesta mucho reincorporarse al mercado de trabajo», valora Julio Ibáñez, secretario de Empleo de UGT Cantabria que destaca que los parados mayores de 45 años en Cantabria se caracterizan porque los grupos de mayor edad (>55), en el caso de los hombres, provienen de empleos estables, en muchos casos de la industria, afectados por la anterior crisis económica (2008-2014), que no han vuelto a encontrar empleos de la misma calidad que el anterior. Su formación de base es escasa. En el caso de las mujeres, muchas de ellas se han incorporado a la población activa ante la necesidad de complementar los ingresos perdidos en el hogar y acceden a empleos de baja calidad, que compaginan con periodos de desempleo cada vez más largos.

Ibáñez explica que «a medida que aumenta la edad, la formación de base es menor y está más desfasada, lo que hace que sea difícil, entre otra cosas, cerrar la 'brecha digital'. Los colectivos de más edad, provenientes de empleos estables, por diferentes razones no se han beneficiado de la formación continua en sus empresas de origen.

Los menores de 50 años, que ya provienen de situaciones precarias no acceden a la formación continua debido a la corta duración de sus contratos y el continuo cambio de actividad y de empresa, generalmente en el sector servicios. A medida que cumplen años se va complicando la posibilidad de encadenar trabajos y la inactividad se prolongan.

Ibáñez propone mejorar la calidad del empleo en general, lo que hará que se creen más puestos de trabajo, que serán ocupados también por estas personas y políticas activas encaminadas a solucionar estas situaciones.

Por su parte, Laura Lombilla, secretaria de Empleo de CC OO de Cantabria, recuerda que la situación de los mayores de 45 años es un síntoma más de la debilidad de nuestro mercado de trabajo. Considera que «es preocupante que el valor añadido de la experiencia y madurez profesionales de este colectivo no sea tenida en cuenta por el empresariado a la hora de contratar».

Además, quedarse en paro a partir de los 45 años «supone la condena al desempleo de larga duración, todo ello fruto de los problemas de nuestro modelo productivo para dar salida a estas personas trabajadoras. Estamos ante un escenario laboral donde cada vez tiene más peso el sector servicios y ha ido en retroceso el industrial, aumentando los puestos de trabajo precarios, con contratos temporales de baja duración y salarios bajos y en los que no se valora la experiencia y la edad es un escollo para encontrar empleo», valora.