Una empresa cántabra, primera en España con autorización especial para operar con drones

Intedig tiene su sede en Santander aunque cuenta con una base operativa y taller en Torrelavega para albergar los equipos formados por cinco drones. La firma data de hace doce años aunque la división de drones se incorporó en 2015. Su consejero delegado es Nacho García Utrilla, ingeniero de Caminos, profesor de la Escuela de Caminos de la Universidad de Cantabria y piloto de drones con 400 horas de vuelo ejecutados.

Cada vehículo aéreo cuenta con una cámara de fotos y el más moderno equipamiento con GPS y sensores. Hay de distintos tamaños y su peso oscila entre los tres y los quince kilos. El personal está formado por cuatro pilotos con la correspondiente titulación para el uso de estas aeronaves. Las novedades técnicas surgen de forma muy rápida en este campo y los precios de los equipos pueden ir desde los 5.000 euros hasta los 100.000. El principal fabricante de estos vehículos es la empresa china DJI Technology.

La utilización de los drones en proyectos civiles «es una herramienta muy útil y con muchas posibilidades», asegura García. Se trata de preparar el trabajo de campo, a través de las miles de fotografías a ras de tierra que captan los drones en un breve espacio de tiempo, con lo que se facilita la redacción de proyectos. «El trabajo que a un topógrafo le llevaría días o semanas, los drones lo pueden hacer en una hora con millones de puntos del terreno en tres dimensiones».

El permiso que hace a esta empresa pionera en España, en su poder desde hace dos meses, es la utilización de los drones en escenarios nocturnos y sobre ciudades. Esta circunstancia le ha multiplicado los encargos, el último de ellos el de una televisión de un país oriental, que no quiere desvelar por cuestión de confidencialidad, para realizar un reportaje documental en el sur de España.

En la nación hay un total de 3.600 licencias para operar con drones, apenas una veintena en Cantabria. A finales del pasado año entró en vigor una nueva norma sobre el uso de este tipo de naves no tripuladas, que permitió su utilización en operaciones especializadas. «Los trámites que se necesitan son muy complejos, nos exigen mucha documentación», destaca García, y hay muchas limitaciones como los espacios aeroportuarios.

Cada vuelo de los drones se tiene que reportar a la Agencia Estatal Aérea «que nos mira con lupa» indicando todas las variables de la operación para su registro.

Además de los trabajos para el Gobierno de Cantabria y los ayuntamientos, en el campo de la obra pública, Intedig tiene encargos de empresas constructoras y colabora con la Universidad de Cantabria en expresión gráfica y el departamento de Ciencias y Técnicas del Agua y Medio Ambiente.

La utilización de los drones es muy extensa ya que abarca también el ámbito de la investigación y la experimentación como, por ejemplo, «observar desde el aire ciertos fenómenos» que ocurren en los arenales. Legalmente los drones pueden volar a 120 metros de altura.