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Sniace vivió ayer una jornada que se puede considerar histórica dentro de la trayectoria de la compañía. El que ha sido máximo responsable de la organización desde 1997, Blas Mezquita, dimitió de sus cargos como presidente y consejero delegado de la empresa con complejo en ... Torrelavega. Su cargo al frente del Consejo de Administración será asumido por Gema Díaz Real, actual consejera de la organización y que igualmente pilotó CEOE-Cepyme entre los años 2012 y 2015.
La decisión, atribuida oficialmente desde la entidad a «razones personales», fue comunicada por la tarde en forma de hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Al capítulo de despedidas igualmente se suma Antonio Temes Hernández, que también era consejero en la categoría de 'Otros Externos'.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha asegurado que espera que la «muy buena» relación que tiene con el hasta ayer responsable de Sniace, Blas Mezquita, se mantenga con su sustituta al frente de la compañía, Gema Díaz Real.
«Son cosas que pasan en las empresas (...), yo tenía muy buena relación con él y espero tenerla con la nueva presidenta, supongo que al llevar ya tantos años querrá ya retirarse», ha opinado el presidente, quien todavía no ha hablado con la nueva presidenta.
«Supongo que me llamará y tendremos algún tipo de reunión pero no tengo más que decir, ellos dirán porqué se va, está cansado, lleva muchos años», ha agregado.
La recomposición se oficializó tras la celebración también ayer de una reunión del Consejo. La cita venía a poner negro sobre blanco lo ya pactado entre los principales accionistas de Sniace. A partir de ahora el director general, Adolfo Corral, se encargará de la labor ejecutiva, mientras que Díaz Real se pone a la cabeza de un nuevo Consejo acompañada de José María Castellano Ríos, como consejero dominical; Sabino García Vallina, como consejero dominical; Miguel Gómez de Liaño Botella, en 'Otros Externos'; Ignacio Bayón Mariné, como consejero independiente; Alfonso Barón Bastarreche, como secretario no consejero; y Marta Gil de Biedma Rodríguez-Salmones, como vicesecretaria no consejera.
Cuestionado por este periódico, Mezquita no quiso hacer por el momento valoraciones de su marcha. Díaz Real, por su lado, pidió unos días para asentarse en su nueva responsabilidad antes de hablar de la compañía y simplemente destacó que es «un reto» para ella, natural de Torrelavega, ponerse al frente de una sociedad como Sniace. La ya presidenta entró en la sociedad como consejera independiente en enero de 2017.
Más allá de los mencionados «motivos personales» –fuentes cercanas al Consejo recordaron los problemas cardiacos que viene arrastrando el ya expresidente– sí que se han producido ciertos hechos novedosos en torno a la organización. Uno destacado fue el cambio en el accionariado en verano que aupó a la ingeniería TSK como principal propietario de la empresa. Fue tras la última ampliación de capital por 30 millones cuando la firma asturiana, con su propietario Sabino García Vallina al frente, consiguió aglutinar el 16,6% del capital social. TSK relevaba así a Félix Revuelta, hasta ahora principal inversor, que detalló en su momento que mantenía más de un 11% de las acciones de la organización. Revuelta es presidente y principal accionista de Naturhouse.
No sólo eso. Sniace comenzaba el año con un varapalo judicial después de que hace tres semanas se diera a conocer que la Audiencia Provincial de Cantabria imputaba al Consejo, incluido Blas Mezquita, por la posible comisión de un delito medioambiental por vertidos contaminantes al río Saja entre 2008 y 2010.
En un auto de la Sección Tercera de la Audiencia, fechado el pasado mes de diciembre y difundido a principios de enero, la Sala estimaba los recursos de apelación interpuestos por la Fiscalía y Ecologistas en Acción contra una resolución judicial anterior, de marzo de 2016, del Juzgado de Instrucción nº 1 de Torrelavega, dictada en el marco de esta causa y que eximía de responsabilidad a los directivos de la organización especializada en la producción de fibra y celulosa.
Por último, y no menos importante, la empresa todavía no ha alcanzado el umbral de rentabilidad. El último dato disponible –la sociedad no ha querido avanzar sus resultados finales de 2018 hasta ser comunicados a la CNMV– corresponde al tercer trimestre, que presentaba unas pérdidas de 2,5 millones. La compañía encargó a una firma finlandesa una auditoría para comprobar si sus nuevos procesos y apuestas por nuevos productos eran acertados. El plan estratégico vinculado a la ampliación de capital recogía inversiones entre 15 y 17 millones.
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