José Luis Curbelo, presidente y consejero delegado de Cofides

«Hay un cambio histórico, la inversión extranjera ha pasado del turismo a la tecnología»

-¿En qué consisten los dos fondos que va a gestionar Cofides con recursos europeos?

-Se trata del Fondo de Coinversión (FOCO) y del Fondo de Impacto Social (FIS). El primero, dotado con 2.000 millones de euros, está destinado a atraer inversión extranjera para España. Ante la llegada de los fondos europeos, los grandes inversores globales están buscando socios públicos que ejerzan de compañeros de viaje. Es algo que ocurre en todos los países y hemos creado este vehículo para atraerles a España y negociar de tú a tú. El segundo fondo, el FIS, cuenta con 400 millones de euros y pretender crear una ecosistema de inversión de impacto social. Podría ser, como ejemplo, una tecnología de futuro que todavía no es rentable. Se trata de fomentar el emprendimiento para la resolución de problemas colectivos.

-¿Cuándo estarán operativos?

-La idea es estar plenamente operativos este mismo otoño y comenzar entonces con las inversiones. Ya estamos hablando con los grandes fondos de inversión, de pensiones y soberanos.

-¿Qué tipo de proyectos se contemplan?

-Estamos hablando de baterías, automoción eléctrica, hidrógeno verde, seguridad alimentaria, biotecnología...

-Todos los países están haciendo lo mismo y compitiendo por proyectos muy parecidos. ¿Cómo está posicionada España?

-España es de los países europeos que más inversión extranjera está atrayendo y además ha habido un cambio histórico en el perfil de los proyectos que captan esos recursos. Antes los inversores extranjeros se concentraban en los sectores turístico e inmobiliario. En los dos últimos años está entrando mucha inversión a ámbitos ligados con tecnología y energías renovables.

-¿Qué atractivos tiene en esta pelea?

- Los nuevos sectores necesitan energías renovables, que se basan en el sol y en el viento. España tiene esos recursos y comunidades autónomas como Extremadura o Castilla La Mancha con terreno para implantar placas solares y otras actividades intensivas en suelo. Pero no se trata solo de tener sol y viento. Se ha desarrollado, además, un ecosistema en esas tecnologías porque se apostó por ellas hace años y ahora se están recogiendo los frutos.

-«Los fondos europeos deben de estar volando por ahí porque no aterrizan», se quejaba recientemente el presidente de Sidenor. ¿Qué pasa para que haya tantas quejas por su retraso?

-Son opiniones. Puede haber algo de razón en ellas, pero la realidad es que están llegando. Hay que entender que los fondos europeos suponen un cambio total en la política industrial. No es eso de tengo un presupuesto de X millones y lo reparto entre las empresas. El dinero tiene que ir a proyectos transformadores de la economía, no a arreglar la cuenta de resultados de las empresas. Por otro lado, son miles de millones y las administraciones públicas tienen la capacidad que tienen.

-Pero de los PERTE, destinados justo a transformar la economía, apenas se han repartido 32.000 millones, ni la mitad de los 70.000 asignados.

-Es que, insisto, es mucho dinero y no se quiere que vaya a la cuenta de resultados de las empresas sino a cambiar el patrón productivo.

-Hay comunidades autónomas que se quejan de que no se le dé capacidad de decisión en el reparto de los fondos.

-El Estado es quien asume el endeudamiento y la responsabilidad de devolver la plata. Ha habido experiencias donde las comunidades han hecho pirulas y ha pagado el Estado.

-El organismo sigue financiando los proyectos de internacionalización de las empresas. ¿Qué percibe en ese campo?

-Estamos viendo un relanzamiento de empresas españolas fuera de España, con un matiz. Ahora se concentran más en los países desarrollados, Europa y Estados Unidos.

-Hay síntomas de ralentización de la economía.

-Los datos apuntan a que España va como una moto. Está creciendo muchísimo.