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Y el sueño se hizo realidad: Cantabria Labs ha comenzado su andadura en la nueva planta ecosostenible de La Concha (Villaescusa) y desde la pasada semana es ya sucesora de las instalaciones de Santander. En esta nueva ubicación, en la que se realiza actividad desde octubre ... , se han invertido 20 millones de euros para poder elaborar más de 100 millones de productos al año (ahora se está en los 30 millones). Aunar investigación e innovación es el objetivo de todo el proyecto que tiene a Cantabria como región de acogida y se ubica en una parcela de 50.000 metros cuadrados, de los que 38.000 son zonas verdes. «Un mundo mejor y más sostenible» es el lema de la empresa que, inicialmente, cuenta en la región con 120 empleados, una plantilla joven y de personal de alta cualificación.
Una visita por las nuevas instalaciones, a las que todavía falta de incorporarse alguna actividad, da la sensación de trabajo en equipo, seguridad y un buen ánimo que va desde los jefes de las diferentes áreas a los empleados.
Enrique Quintana, director general, se muestra satisfecho «del sueño hecho realidad» y al que acompañan las cifras puesto que se espera cerrar el ejercicio con una facturación (en España) de unos 200 millones de euros, un 20% más que el año anterior. De otro lado, se muestra agradecido «sobre todo al equipo humano de producción, fabricación, operaciones y almacén que se han dejado la piel los 24 meses de creación puesta en marcha y desarrollo del proyecto».
La historia de Cantabria Labs es la de unos empresarios tenaces que apostaron por quedarse y crecer en la región. La empresa se fundó hace sesenta años por José Antonio Matji. En los 90, Juan Matji lideró el proyecto de adquisición de IFC que es el origen de lo que hoy es Cantabria Labs. Desde entonces ha habido un crecimiento exponencial liderando, por cinco años consecutivos, la prescripción dermatológica en España, Italia y Portugal. Cuenta con filiales en Italia, México, Portugal, Marruecos y China.
El grupo farmacéutico nacido en Cantabria, anteriormente denominado Industrial Farmacéutica Cantabria (IFC), ha basado sus instalaciones de Villaescusa, que sustituyen a la planta de Santander, en el crecimiento sostenible. En toda la compañía trabajan actualmente más de 850 personas de las que 400 se ubican en España.
Para la farmacéutica, la situación, a menos de cinco kilómetros del Parque de Cabárceno, supone un importante valor añadido debido a su manantial de aguas termales con propiedades mineromedicinales.
Al edificio principal -dedicado a oficinas, producción farmacéutica y cosmética, garantía, calidad, almacén e I+D-, se suma un innovador laboratorio del agua que permite, entre otras medidas, la ecosostenibilidad de las instalaciones por el aprovechamiento de la geotermia del manantial.
El segundo edificio, dedicado a activos y materias primas, será un referente en el desarrollo e investigación de ingredientes naturales. Cantabria Labs dispone de varias tecnologías patentadas basadas en recursos naturales.
El agua del manantial fluye de manera constante a 39 grados con un caudal de 35 litros por segundo y, gracias a su geotermia, se obtiene energía renovable y sostenible que permite climatizar las instalaciones y los reactores de producción. Con la creación del laboratorio del agua en su centro principal, se dispone de agua potabilizada para el consumo, para la obtención de agua purificada, riego de las instalaciones, además del campo de investigación para el cuidado de la piel.
La apuesta de Cantabria Labs viene de la mano del éxito que sus fármacos y cosméticos están teniendo en el mercado nacional y en los 80 a los que llegan sus países. Precisamente, el delicado producto que se realiza supone hacer frente a una serie de permisos que han retrasado en el tiempo el traslado de Santander a La Concha. Ahora, desde las nuevas instalaciones, se pueden plantear nuevas metas. De hecho, está pendiente de obtener el certificado de la FDA para entrar en el mercado norteamericano.
La prevención y el tratamiento del fotoenvejecimiento, la flacidez y las arrugas y la fotoprotección más avanzada para prevenir y tratar el daño solar son algunas de las principales indicaciones de unos productos que se venden en farmacia con marcas de sobra conocidas (Endocare o Heliocare son algunas de las más famosas). Los laboratorios son pioneros y líderes en fotoprotección antioxidante oral para tratamiento de pigmentación y piel reactiva al sol. Además, en 2018 se dio el salto a la diversificación con los desarrollos de alimentación especial a través de Cantabria Labs Nutrición Médica y con la integración de Stangest, que abre la puerta del cuidado de la salud de las mascotas.
La compañía tiene claro que para seguir avanzando renovará los acuerdos alcanzados con algunos de los centros de investigación más punteros, como el MIT, Instituto Tecnológico de Massachusetts.
La producción en La Concha tiene a mano la materia prima del agua y cuenta con la aportación de plantas como helechos y gramíneas o de ingredientes que proceden del caracol. Cantabria Labs tiene tecnologías y principios activos patentados.
Así, Fernblock se extrae del helecho conocido como Polypodium leucotomos, que tiene propiedades específicas de protección para la piel, en concreto para contrarrestar los efectos perjudiciales del sol. Se patentó hace más de dos décadas, tras haber investigado sus efectos en conjunto con un equipo de dermatólogos de la Universidad de Harvard. Este extracto estandarizado convirtió a Cantabria Labs en pioneras en fotoprotección vía oral. Esta tecnología exclusiva está avalada científicamente por más de 50 estudios in vitro e in vivo. Un segundo principio activo es Edafence, que proviene de la planta Deschampsia antarctica. Es una gramínea nativa de la Antártida que sobrevive en condiciones extremas. Se trata de la primera tecnología antipolución con eficacia demostrada, aportando vitalidad celular frente al estrés ambiental.
De otro lado, el Wharton Gel Complex es un ingrediente cosmético muy innovador que incluye propiedades regenerativas para la piel. Se obtiene única y exclusivamente de los cordones umbilicales de origen animal. Otra tecnología es el Retinsphere, combinación de dos retinoides, que estimula la renovación epidérmica y potencia la penetración de los principios activos.
Por su parte, AM3 es una tecnología que está basada en la asociación de un glucomanano y una proteína extraída de la soja mientras que IFC/ CAF tiene como fin restablecer el equilibrio en la división de las células madre y favorecer su regeneración. Se obtiene de un ingrediente activo de los huevos del caracol Cryptomphalus aspersa y se materializa como píldoras concentradas de células madre y factores de crecimiento.
Por último, SCA es una tecnología exclusiva patentada y basada en la secreción del Cryptomphalus aspersa, un tipo de caracol. Nació para tratar la radiodermitis, pero estudios científicos avalan su eficacia regeneradora, reparadora y antioxidante, así como su efectividad para contrarrestar los daños producidos por el envejecimiento de la piel.
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