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El comité de empresa de Aspla creará un fondo solidario para prestar ayuda económica a los trabajadores en huelga que así lo soliciten. Los ... representantes del paro, que dura ya seis semanas y mantiene a huelguistas y dirección completamente enfrentados, abrirán una cuenta bancaria a disposición de los empleados cuyas economías familiares necesiten de un apoyo. El comité de empresa trabaja ya en los detalles de este fondo, desde el dinero que contendrá hasta los criterios de prestación. Su presidente, Álvaro Fernández, avanza que será un sistema «garantista» y volcado en prestar ayuda a los compañeros de la plantilla. «Aún no sabemos si lo haremos con un préstamo a devolver o a fondo perdido», informaba este sábado, tras la celebración de una asamblea informativa en el pabellón Sergio García de Torrelavega, la misma que, junto a cerca de 300 trabajadores de la plantilla, sirvió para reforzar la «unidad» entre esta y el comité. «Todos a una», extrae.
La celebración de este encuentro y la creación de esta medida excepcional siguen a 41 días de huelga y al enquistamiento de las negociaciones entre el comité y la dirección de la compañía. Son ya seis semanas y nadie a ambos lados de la trinchera da su brazo a torcer: ni el comité, empeñado en exigir lo que considera unas condiciones mínimas; ni la dirección, cada vez más preocupada por las «enormes pérdidas económicas» que genera el conflicto. Ambas partes intuyen cierto cariz «definitivo» en el encuentro que protagonizarán este lunes en el Orecla, pero lo cierto es que nadie se ha bajado de sus reivindicaciones ni ha mejorado sus ofertas a fecha de hoy para encarrilar la situación.
Entre tanto, el comité de empresa se hace fuerte en jornadas como las de este sábado en el pabellón multiusos Sergio García de Torrelavega, una asamblea informativa de tú a tú con los cerca de 300 trabajadores que siguen secundando la huelga. «El comité sale más reforzado en su postura de cara a continuar con las negociaciones. Seguimos unidos, comité y plantilla, plantilla y Comité», acentúa Álvaro Fernández, agradecido a la perseverancia de los compañeros en paro y satisfecho con el desarrollo de un encuentro que, según ha emitido el órgano a la salida –porque la cita ha sido a puerta cerrada–, se ha desarrollado «sin incidentes» y con todos los asistentes «respetando los turnos de palabra».
Asambleas al margen, lo que sigue en juego tras un mes y medio de inactividad en Aspla son las condiciones de los trabajadores. El comité viene exigiendo la «revisión –de los salarios– con el Índice de Precios de Consumo (IPC) Real y el 100% de atrasos» desde entonces, condiciones «mínimas», dicen, que quieren ver selladas en el convenio colectivo. En la última reunión entre las partes, este pasado lunes en la sede del Instituto Cántabro para la Seguridad y Salud en el Trabajo (Icasst), los mediadores plantearon el incremento de los atrasos al 75%. Aquella propuesta no duró mucho sobre la mesa.
Ese tipo de negativas y, sobre todo, el bloqueo de cualquier avance se ha convertido en un reproche cruzado en las últimas semanas. Mientras el comité sigue a la espera de lo que califica como un «movimiento importante» y digno de retomar la negociación, la dirección del Grupo Armando Álvarez insiste en lamentar la falta de voluntad que, dicen, demuestran sus colegas al otro lado de la mesa. La celebración de una asamblea hasta cinco días después de la última intentona negociadora o el viaje del comité a Madrid «en busca de posicionamientos políticos» no han hecho ninguna gracia en el grupo».
Ni decir tienen los «actos vandálicos» que, según lamenta la dirección, se siguen produciendo contra los empleados que no secundan la huelga. La dirección habla de «pinchazos de ruedas y pintadas insultantes» no sólo contra estos sino contra sus familiares, hechos «absolutamente repugnantes y cuyos ejecutores no representan a la generalidad de la plantilla de Aspla». Así las cosas, la fábrica sigue parada.
El Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales (Orecla) convocará a la dirección y al comité de empresa este lunes a las 16.00 horas a otra negociación, una más. Según informaron los representantes de la plantilla esta semana, el nuevo intento de aproximación se desarrollará con ambas partes en salas separadas –y no frente a frente, tal y como se venía tratando de encarrillar la situación en la sede del Instituto Cántabro para la Seguridad y Salud en el Trabajo (Icasst)–. La empresa define la cita de este lunes como «definitiva»; el comité, por su parte, vuelve a corroborar lo que venía transmitiendo en las últimas semanas y apela a los altos cargos de la firma para que protagonicen un esfuerzo y ofrezcan «los mínimos» que, para una empresa con récord de beneficios en 2022, son exigibles. Ni siquiera en eso terminan de ponerse de acuerdo. Lo que el comité llama mínimos, para la dirección son «máximos». Lo único que parecen tener en común las partes a día de hoy es la firmeza de sus posiciones. Las palabras del grupo empresarial tampoco arrojan visos muy diferentes. Es más, apelan directamente a la «responsabilidad» del comité para que demuestre un «cambio de actitud» y rebaje sus planteamientos. Entre tanto, la inactividad en las fábricas de Torrelavega y Reocín se extiende en el tiempo y pasa a ser un problema mucho más grave cada día. El goteo de pérdidas y desconfianza en el sector hace mella en la fábrica. De hecho, a estas alturas ya «no habrá acuerdo que pueda compensarlas», según revela Aspla.
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