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onservera del Besaya, la compañía que pretendía desde Torrelavega llegar a la cima del mercado de las anchoas gourmet, ha sido declarada en concurso de acreedores año y medio después de su puesta de largo. De hecho, desde el pasado mes de enero la empresa no tiene actividad y los 12 empleados con los que contaba fueron enviados al paro.
Así consta en un auto del Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Santander fechado el pasado 2 de noviembre en el que se nombra administradora concursal a la sociedad Account Control & Ius Aequitas Administradores Concursales SL, aunque la propiedad mantiene las facultades de gestión y disposición sobre su patrimonio.
Según explica el responsable del proyecto, Fermín García Balbás, «esto no es un concurso para proceder a la liquidación». Al contrario, según el empresario, «la idea es reabrir la compañía». En síntesis, «es una manera de buscar la viabilidad» después de que el plan inicial de negocio diseñado por Conservera del Besaya se topara con la realidad del mercado. «El problema ha sido de índole comercial», anota el portavoz, esto es, que las ventas no han cumplido las expectativas iniciales que querían situar a Dimantia, firma con la que se vendían las anchoas, en el mapa de los productos gourmet en conserva, todo ello tras una inversión próxima a los tres millones y que pretendía crear 60 puestos de trabajo, la mayoría dirigidos a mujeres en riesgo de exclusión. En ese montante, ejecutado en dos fases, igualmente había cerca de 600.000 euros de dinero público procedente tanto de fondos europeos, como del Gobierno central y del regional, tal y como informó el Ejecutivo autonómico durante el acto de colocación de la primera piedra de la factoría, en abril del año 2015.
En cifras, «tenemos un pasivo que ronda los 1,5 millones», explica García Balbás. Esto supone que en la solicitud de concurso voluntario se haya planteado una quita del 50% de la deuda y un calendario de pagos de diez años, con los cinco primeros ejercicios como periodo de carencia.
Con todo, el fundador del proyecto incide en que se están explorando diferentes vías para poder dar continuidad a Conservera del Besaya, radicada en el Polígono Tanos-Viérnoles. A este respecto, se mantienen negociaciones con empresas que tienen diversos intereses con objeto de poder relanzar la compañía. A más, en caso de cerrar algún tipo de acuerdo, se elaboraría un nuevo plan de negocio que implicaría la producción y comercialización de nuevos productos, no solo de anchoas de alta calidad.
¿Plazos? «Tres meses como mucho. Siendo optimista diría que uno, pero actualmente estamos en un mes en que la actividad se paraliza, por lo que no será hasta enero cuando abordemos el tema en serio», añade García Balbás.
En paralelo, también existe otra opción si no aparece un nuevo socio inversor, que giraría en torno a la venta del inmueble actual. «Queremos relanzar la empresa. En caso de que haya que vender, ya buscaremos cuál es la mejor opción», agrega el promotor de la aventura.
La insolvencia actual choca con la ambición que dominó la presentación pública del proyecto, que tenía por objetivo llegar a producir entre 150.000 y 200.000 envases de anchoa anuales, de los que el 80% estaría dirigido a países como Estados Unidos, Rusia, otros europeos, árabes o sudamericanos. Cada envase se iba a vender a unos 40 o 45 euros, con un coste de 2 euros o 2,5 por filete. Una de las novedades era que no se comercializaría en lata, sino en un envase realizado con krion, pionero en el sector.
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