Construcciones VICE encara la liquidación y mandará al paro a sus 48 trabajadores

La constructora, propiedad de Vicente Diego Lavín, solicitó concurso de acreedores en enero y el Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Santander declaró la insolvencia días después. Según explica el secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de UGT, Luis Díez, desde entonces la administración concursal, que recayó en la sociedad madrileña Aurum, ha ido abonando las nóminas bajo la advertencia de que si se agotaba la actividad se procedería a un expediente de regulación.

Ese momento llegó a comienzos de mes, cuando se citó a la plantilla y se le comunicó el inminente escenario de liquidación ante la falta de negocio y tratando de evitar engrosar la deuda de la sociedad. Para ello se creó una comisión ad hoc con tres representantes de los afectados para la firma de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de extinción con indemnizaciones de 23 días por año trabajado hasta un máximo de 12 mensualidades. Eso sí, esas cantidades pendientes iban a tener que ser afrontadas por el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa).

Aquí arranca la controversia, pues algunos de los damnificados defienden haber sido «engañados» al no conocer lo que firmaban sus compañeros. De hecho, sostienen que están recibiendo asesoramiento jurídico para estudiar qué opciones tienen ante la actual coyuntura, aunque al haberse rubricado la documentación las posibilidades de cambio son escasas.

El personal está celebrando estos días asambleas informativas en una de las últimas obras que está rematando Construcciones VICE, en El Campón (Peñacastillo). En ella están trabajando unos pocos obreros y se espera que con la liquidación de estos contratos se pueda sufragar parte de las deudas pendientes.

Más aún. En sus recientes visitas a Las Salesas, los trabajadores se han topado en el Juzgado de lo Mercantil con que Construcciones VICE no es la única sociedad que ha pasado por ese tribunal. Al menos otras dos firmas administradas por Vicente Diego han seguido el mismo camino. La compañía tenía centros de trabajo en Santander -una sede alquilada cuyo contrato ya se ha rescindido, según el personal-, Torrelavega e Igollo.

De hecho, parte de los empleados no esconde sus sospechas de que alguna otra compañía de reciente constitución y vinculada al constructor pueda estar asumiendo obras y trabajos que hasta hace pocas semanas se estaban ofreciendo a la inminente firma liquidada.