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Mª ÁNGELES SAMPERIO
SANTANDER.
Sábado, 7 de octubre 2017, 22:39
Los trabajadores de Norgraft Packaging, la empresa cántabra de cartonaje, se enteraron oficialmente el jueves de que la compañía, con dos centros de producción en Maliaño y Requejada y una plantilla cercana a los 170 trabajadores, había sido adquirida por la multinacional estadounidense Graphic Packaging International (GPI). El nuevo propietario, el mayor fabricante de envases de cartón compacto a nivel mundial y uno de los primeros de Europa, mantendrá la plantilla.
Se trata de la segunda venta importante a un grupo internacional de una empresa regional después de que el grupo chino ZMJ comprara Robert Bosch de Treto y toda la división mundial SG por 545 millones de euros.
Norgraft, que se dedica a la fabricación de envases de cartón compacto y tiene una importante cartera de clientes, pertenece a un grupo encabezado por el empresario Lope Carral Sampedro, que fue presidente de la CEOE durante tres mandatos (hasta 2006). En la actualidad, la gerencia de la empresa cántabra está en manos de su hijo, Fernando Carral Pérez. En 2016 tuvo 3 millones de beneficios para unas ventas totales de 37 millones de euros, un 21% menos que en 2015.
En los útimos años ha realizado importantes inversiones en maquinaria para hacer frente a un aumento de la demanda de sus clientes, buena parte de ellos del sector de la alimentación, y que buscan envoltorios más atractivos y prácticos para sus productos.
La noticia del la compra fue transmitida al personal a través de una comunicación firmada por Hilde Van Moesele, vicepresidenta senior y presidenta para Europa, Oriente Medio y África de Graphic. En el acto intervino una ejecutiva norteamericana que, al parecer, podría ser la responsable de supervisar el traspaso y que acudió en las reuniones mantenidas con la plantilla el pasado jueves.
GPI explicó a los trabajadores cántabros en su comunicado su importante presencia en Europa y Estados Unidos con operaciones en 15 países: EE UU, Canadá, México, España, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Irlanda, Japón, China, Australia y Nueva Zelanda así como su «pasión» por el cuidado del media ambiente para lo que se suministran envases renovables y se tiene el compromiso de desarrollar nuevas y sostenibles formas de fabricar productos excelentes. Tienen 13.500 empleados en todo el mundo y, cómo explica en la misiva, cuentan con «solidez financiera» basando su estratega en «invertir en nuestra actividad principal, realizar adquisiciones estratégicas y devolver el capital a los accionistas».
La compra de Norgraft entra claramente dentro de esos objetivos. Dos factores han ayudado notablemente a la operación. Uno de los directivos de GPI en España (la sede está en Igualada) es Juan Andrés Arjona Pérez-Camino, que fue gerente y uno de las figuras claves para el despegue de Norgraft, desde donde pasó a GPI. Eso ha dado a la multinacional norteamericana un conocimiento integral de la compañía cántabra, clave en la operación. Y, además, en los últimos años GPI había realizado encargos a Norgraft y conocía directamente su capacidad y calidad de producción. La multinacional cuenta con más de 1.800 patentes, más de 55 plantas de producción, siete fábricas de cartón y dos instalaciones de fabricación de maquinaria de envasado.
Norgraft cuenta en la actualidad con dos plantas productivas en Cantabria, la de Maliaño y la de Requejada. Está segunda comenzó su andadura en 2004 como Micronorte Packaging. Supuso una inversión de 6,7 millones de euros y contó con una participación del 30% de Sodercán. La familia Carral, Lope y Raúl, eran los principales accionistas aunque también figuraba la familia López-Tafall.
No es la primera vez que la familia Carral vende una de sus empresas a un competidor. A mediados de los 90 traspasó Cartonajes Karlia a su competidor Saica y parecía que habían abandonado el sector del envasado del cartón para dedicarse al de artes gráficas (Gráficas Calima), si bien en poco tiempo los hermanos Lope y Raúl volvieron al cartón y nació Norgraft.
Las dos plantas han ido creciendo con el tiempo adaptándose a las necesidades productivas. Una de las últimas adquisiciones ha sido una máquina en la que se han invertido unos cinco millones de euros y que produce cartón en dorado para envases más sofisticados destinados a cajas de bombones, colonias, etc.
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