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Emilio Cano Reveles tenía apenas cinco años cuando su abuelo, oriundo de la localidad de Udalla (Ampuero), le hablaba de un pescado que no existía en México y que él capturaba en el río Asón. El pasado jueves, con Cano sumando ya 52 años, ... el empresario se entrevistó en la sede gubernamental de Peña Herbosa con el presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla, acompañado de otros tres inversores de la piscifactoría que la firma Norcantabric implantará en Ramales. De sus acompañantes, Pedro Arias, Amelia Arias y Susan Knobloch, algunos ni siquiera habían estado previamente en Cantabria a pesar de haber comprometido parte de los 31,4 millones que costará la instalación. Una planta que se levantará sobre una parcela de 25.000 m2 en el Polígono Industrial del Alto Asón. Unos terrenos, por cierto, que la comitiva fue a inspeccionar al acabar el encuentro con el Gobierno ya que, al igual que la Comunidad, los visitantes no los conocían.
De esa cita a puerta cerrada con Revilla, además de rubricar la compra de la parcela por 1,3 millones, surgió otro anuncio relevante, que posteriormente Cano no tuvo problema en mencionar en su comparecencia ante los medios de comunicación. Aunque aún no haya máquinas en los terrenos, la piscifactoría de salmón atlántico que se empezará a construir en el primer trimestre de 2020 y dará empleo a 50 personas es sólo el inicio. La integridad del proyecto contempla una segunda fase para pasar de las 3.000 toneladas anuales de producción ya previstas a 10.000. El coste de esta ampliación, «entre 40 y 50 millones», revela Cano, consejero delegado de Norcantabric, a este periódico.
«Vengo mucho por la zona del Asón. En Arredondo existe el Centro Ictiológico, que visité por interés propio dado que me dedico a los negocios sostenibles. Al observar la suelta de alevines, y comprobar que de 500.000 regresa uno, nos pusimos a cuantificar el valor comercial y una proyección del activo natural. Nos dio una suma de cinco millones de euros, por lo que entendimos que por conservación se puede hacer, pero también podíamos explotarlo», relata.
Esta idea que empezó a germinar en 2010 rápidamente tuvo respaldo comercial e industrial, de modo que la salida de la producción se vio clara desde un primer momento. «Tengo familiares en el sector conservero y fueron los primeros que nos dijeron que necesitarían salmón en cuanto tuviéramos, sobre todo por las vedas que ha sufrido el bocarte, por lo que necesitan diversificar», anota.
Más aún. Cano Reveles ha estado involucrado en otros proyectos con impacto económico en Cantabria. «Fui la primera persona que 'vendió' a los mexicanos el teleférico de Cabárceno. Ya me he ido comprometiendo en nuevas aventuras como aquella».
El empresario resalta la complejidad de la piscifactoría de Ramales. «El problema no es la comercialización, ya está vendido. El reto es hacerlo e imitar las condiciones buenas del mar para criar el salmón. La tecnología ha evolucionado mucho», admite.
Esos continuos viajes a Cantabria desde México, en especial tras la concreción del proyecto en Cabárceno, fraguaron una relación con Ejecutivo y, más importante si cabe, «con los bancos». Ese es el nexo empresarial, porque en el ámbito emocional Cano lleva 40 años viniendo a la Comunidad cada verano.
Ahora, con la propiedad del terreno bajo el brazo, empezarán el mes que viene los primeros sondeos para confirmar que las condiciones del agua no han variado. De ahí, a arrancar las obras en el primer trimestre del próximo ejercicio, unas labores que se prolongarán durante al menos 18 meses. El objetivo para Norcantabric gira en torno a que el hito de los primeros salmones atlánticos saliendo de la planta para su puesta en el mercado se produzca a finales de 2022.
Suelo reservado Norcantabric tiene reservada de forma 'extraoficial', aunque aún no hay documentos firmados, una parcela de 30.000 m2 junto a los terrenos donde empezará a construir la piscifactoría para poder acometer la futura ampliación.
Plazos Sin que aún se haya movido una piedra en la finca actual, los empresarios mexicanos estiman que la ampliación del complejo podría llegar en cinco años. Este plazo se aceleraría si se obtiene la financiación y si las cosechas iniciales son positivas.
Para conserva Cuando el proyecto no era más que una idea, allá por 2010, Emilio Cano comentó la propuesta a sus familiares propiedad de una conservera de Castro Urdiales. Fueron ellos quienes rápidamente le dijeron que necesitarían salmón para hacer conserva ante las vedas e incertidumbre que hay en torno al bocarte para hacer anchoas.
Pero el reto no acaba ahí. Al contrario, la idea es dar continuidad con una actuación aún más ambiciosa, la mencionada segunda fase para ampliar producción hasta las 10.000 toneladas anuales. Cuando el complejo empiece a funcionar saldrán cada semana 60 toneladas de pescado para su comercialización. «Queremos aumentar la producción. La demanda crece al 7%. Manejamos un plazo próximo a cinco años para abordar esta segunda fase. Si conseguimos convencer a los bancos y los datos de estas primeras cosechas son positivos podría acelerarse hasta un horizonte cercano a los dos años», manifiesta el consejero delegado.
De hecho, la compañía tiene reservados otros 30.000 m2 en el Polígono del Alto Asón en una parcela aledaña a la ya adquirida para poder abordar este segundo proyecto vinculado al 'salmo salar'. «Además de la zona de cría vamos a tener un centro de procesamiento para atender a los 'chefs' de los principales restaurantes de Cantabria, que ya se han comprometido a usar el producto», remacha.
De la parte gestora a la financiera. Pedro Arias, presidente de un consejo de inversores, detalla los motivos por los que han comprometido 'a ciegas' su apoyo a la aventura industrial. «Nos atrajeron dos motivos fundamentalmente. El primero, el plan de negocio. Es muy sólido y bien armado, que es lo que busca cualquier inversor, un buen retorno. Por otro lado, el amor que le pone Emilio y el conocimiento que tiene de la zona. Nos ha explicado muy bien a todos los inversores cómo el salmón es una especie oriunda, lo que hace muy fácil desarrollar el negocio en este lugar. A los mexicanos nos puede parecer raro al tener España como un país soleado, pero el agua fría y el clima templado de Cantabria son perfectas para la cría», concluye.
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