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La nueva etapa de Sniace hizo surgir la esperanza de pequeños inversores. L. Palomeque
«Los sueños se truncaron con la liquidación»

«Los sueños se truncaron con la liquidación»

Los pequeños accionistas invirtieron sus ahorros porque confiaron en el futuro de Sniace y ahora se quedan sin nada

Jueves, 20 de febrero 2020, 07:17

Los trabajadores se convierten en los principales protagonistas del cierre y la liquidación de Sniace, pero otros también han visto truncarse sus sueños. Son pequeños ahorradores cuyas expectativas futuras de comprarse un piso o pagar los estudios de sus hijos se han esfumado. Confiaron en un proyecto que representaba un futuro optimista para Sniace y han visto como se trataba de muchas promesas y pocas realidades. Ahora se sienten los paganos de una situación a la que ellos no han contribuido a crear sino todo lo contrario. Su confianza como inversores ha sido pagada con un aviso de liquidación.

Los testimonios de algunos de los afectados nos acercan a una dura realidad. La Asociación de Pequeños Accionistas de Sniace señala que representan en torno al 7% del capital social de la compañía.

Ángel José Franganillo (de Zamora, 31 años de edad)

«Invertí en acciones como ahorro para comprarme una casa con mi novia»

Es de Zamora y está a punto de cumplir 31 años. Se decidió a comprar acciones de Sniace en 2016 cuando se produjo la reapertura. «Acababa de empezar a trabajar y era una forma de ahorrar porque quería comprarme una casa para irme a vivir con mi novia». Explica que acudió a la ampliación de capital porque le convenció el discurso del entonces presidente de la compañía, Blas Mezquita, y el plan estratégico. «Luego llegó la nueva presidenta, Gema Díaz Real, y hablamos con ella y nos pareció que todo iba bien».

Sin embargo, entiende que no ha existido transparencia sobre la situación de la empresa. «Invertí 36.000 euros y he visto cómo bajaban las acciones y luego en la última ampliación ya se vendían a un precio mínimo», comenta, y señala que 20 días antes de cerrarse la operación la propia Díaz Real se dirigió a algún accionista para acudiera a la misma y completar la cantidad prevista. Por otra parte, este joven inversor no entiende que sea la presidenta la que pida la liquidación ya que lo suelen solicitar los acreedores.

Jesús M. (de Toledo, 52 años)

«El dinero era para los estudios de mis hijos, ahora nos hemos quedado sin nada»

Es de la provincia de Toledo y tiene 52 años. «Invertí por primera vez en 2016 una parte de los ahorros de mi vida y compré bastante caro. Me convencieron los argumentos de Mezquita y, sobre todo, el futuro de un producto como las toallitas desechables», explica el pequeño accionista. «Te lo venden muy bien. Todo parecía de color de rosa y ahora nos hemos quedado sin nada. Me parece un poco sospechoso», añade.

Jesús invirtió 33.000 euros, unas 275.000 acciones y ahora se ve 'pillado' por la liquidación. El dinero era para los estudios de sus dos hijos y no sabe cómo decírselo a su mujer. «De la noche a la mañana me dicen que liquidan la empresa y pierdo de un plazo 33.000 euros que a mi edad va a ser difícil de recuperar».

El accionista comenta que estaba convencido de que el proyecto iba a funcionar y que por eso invirtió sus ahorros. «Los accionistas somos los más interesados en que siga funcionando, pero ahora vemos que con la liquidación y si se vende en conjunto todo, vendrá una nueva empresa y nosotros estaremos fuera», señala. «Me recuerda tristemente lo que pasó con el Banco Popular», finaliza.

Rosalía B. M. (de Pontevedra, 48 años)

«Me encuentro mal por perder mi dinero y no sé cómo afrontarlo con la familia»

Tiene 48 años. Es de Pontevedra y tiene 3 hijos. En su caso lleva años siendo accionista de Sniace, desde 2007, y se está viendo desbordada por la situación. «Llevo trabajando desde los 14 años y ahorrando todo lo que puedo. Compré las primeras acciones en 2007. Lo llevaba mi marido que sabía más del tema. Empezaron a caer y decidimos comprar más para intentar mitigar el impacto y siempre confiando en la empresa», nos explica esta accionista que tiene invertidos en torno a 105.000 euros, unos 800.000 títulos de la compañía.

«Crees en ellos. Yo acudí a alguna de las juntas de accionistas en las que explicaron la inversión en nuevas máquinas, en el almacén y, sobre todo, los trabajadores volvieron y decían que había pedidos. De hecho, ahora mismo comentan que hay material para seguir produciendo. Puse dinero en todas las ampliaciones porque me parecía que la empresa iba bien», reflexiona la accionista que tiene una tienda de confección y que contaba con sus ahorros para los estudios de sus tres hijos. La mayor ya ha terminado, pero el más pequeño todavía tiene que completar su formación y los ahorros eran fundamentales.

De otro lado, Rosalía no entiende muy bien por qué no han saltado las alarmas sobre la auténtica situación de Sniace. «Cuando la otra vez hubo problemas los trabajadores salieron a la calle y ahora nada», comenta e insiste que estos últimos días apenas puede dormir e incluso tiene que tomar pastillas para la depresión que padece. «Te encuentras mal por perder tu dinero y por no saber cómo afrontarlo con la familia. Han sido muchos años de esfuerzo, de trabajar mucho y de apenas disfrutar de mis hijos como otras madres, para ahora nada...», se queja con tristeza.

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