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Son los reyes del dinero. En muchos casos, monarcas que dirigen sus países bajo autocracias férreas en las que la pujanza económica se sitúa por ... encima de cualquier otra circunstancia social. Y, al mismo tiempo, se van haciendo con el resto del mundo casi sin hacer ruido a través de la participación en algunas de las empresas más emblemáticas de cada país. También en España. El último ejemplo se dio a conocer ayer: la compra del 10% de Telefónica por parte del principal operador de Arabia Saudí. Pero no resulta algo especialmente extraño. Porque Iberdrola, El Corte Inglés o Cepsa son empresas de aquí. Muy de aquí. Incluso de toda la vida. Pero cada día están más controladas por grandes jeques de allí. Y ellos son muy de allí, de su tierra.
Los fondos soberanos –una suerte de empresas estatales cuya fortaleza financiera les permite moverse como pez en el agua por el resto del mundo– siguen extendiendo su poder a base de unos recursos que no todos los países tienen: petróleo, en el caso de los fondos del Golfo Pérsico; industria y tecnología, como Singapur;o pujanza económica y demográfica, como la del gigante chino.
Esos ingresos son los que le permiten haberse convertido en accionistas de referencia de empresas españolas cuyo poder no es mayoritario, pero sí vital, y en la mayoría de los casos, desconocido. Sirven de apoyo financiero, dan estabilidad a la compañía y permiten aportar una tranquilidad que casi ningún otro gran inversor (un fondo, un plan de pensiones o una aseguradora, por ejemplo) tendría. Por no hacer esperar más al sufrido lector, Iberdrola y El Corte Inglés son algunas de esas corporaciones sustentadas en los fondos soberanos propiedad de otros países. En ambos primeros casos, Qatar. Pero hay otros muchos ejemplos.
La pujanza de esos grandes accionistas es tal que solo en 2021 (el último con datos actualizados del ICEX e IE) España captó 2.800 millones de euros. Lo hizo a través de operaciones con 12 compañías, desde octubre de 2020 hasta diciembre de 2021. GIC (el fondo de Singapur) y Mubadala (el de Abu Dabi y Emiratos Árabes Unidos) son los más activos en España por volumen y operaciones. Los 98 fondos soberanos activos en 2021, de 70 países, han realizado 450 operaciones, un 171% más que el año anterior.
Aunque Estados Unidos es el primer destino de inversión de estos fondos un año más; e India se ha convertido en el segundo mercado con más operaciones, por delante de China y Reino Unido; lo cierto es que España también se ha configurado como epicentro por el interés de este tipo de inversores. Tanto es así que Madrid acogerá en octubre la reunión del IFSWF, el foro que aglutina a la mayoría de los principales fondos soberanos del mundo. España accedió a este organismo, con sede en Londres, hace tres años. En ese foro internacional no se encuentra el de Noruega –un megafondo de pensiones que, gracias a los recursos del crudo y el gas del país puede invertir en todo el mundo–, pero sí los brazos inversores de EUA, Qatar, Omán, China, Singapur...
La sociedad Cofides será la encargada de organizar el acto en Madrid. Supone una oportunidad única para mostrar a los dirigentes de algunos de los mayores fondos soberanos del planeta la capacidad de España para organizar este tipo de eventos y su condición de destino atractivo para invertir. En el mundo, sus miembros manejan inversiones por un total de 5,2 billones de euros. Pero, ¿quiénes son y dónde están?
Javier Muñoz Neira, socio responsable de Asset Management de KPMGen España, apunta que el capital con el que cuentan estas instituciones «es clave para las economías, dado que permite mitigar los shocks económicos, salvaguardan la riqueza de generaciones futuras y desarrollan inversiones clave para el desarrollo» de sus países. Además –apunta este experto– sus movimientos anticipan el camino por el que discurrirá la economía mundial:«El destino de sus inversiones representa un buen termómetro sobre futuras tendencias futuras».
Si hay un sector por el que han apostado estos fondos en España es el de la energía. A la ya mencionada posición de Qatar en Iberdrola –donde ostenta un 8,6% del capital–, otro fondo, como el de Emiratos (denominado Mubadala) tiene más de un 60% de otra energética, Cepsa;y ha adquirido un 3,1%en Enagás. A todo ello hay que añadir el 10% de Telefónica por parte de STC Group, el principal operador de Arabia Saudí.
Controla uno de los principales fondos soberanos del Golfo Pérsico con importantes posiciones en compañías con cada vez más interés en invertir en España.
Mubadala es la denominación empresarial del gran fondo de Abu Dabi, con una participación histórica en la energética Cepsa. Pero la sintonía con el Reino de España le hace mejorar su posición.
Este pequeño territorio del Golfo Pérsico también va incrementando su poder en medianas compañías españolas de sectores estratégicos a través de operaciones que ha ido materializando en los últimos años.
Los fondos que se nutren de los petrodólares se están haciendo con las empresas de medio mundo. Tienen el capital suficiente para moverse sin problemas en el exterior superando todo tipo de trabas e, internamente, no tienen oposición ante la férrea política de esos emiratos en los que son los propios jefes de Estado, sus hijos o sus familiares cercanos, los que lideran las sociedades inversoras con ramificaciones que llegan a España.
El 'número dos' del gobierno del país representa el poder de ese territorio plagado de petrodólares para decidir dónde invertir. Ha ultimado varios pactos con Naturgy.
Desde hace más de una década, China ha puesto el foco en España para participar en sectores estratégicos, desde la energía hasta la tecnología. Va ampliando su poder en silencio.
El de la logística es uno de los ámbitos en los que GIC(el fondo soberano de Singapur) más interés ha mostrado en España. Lo hará en Barajas, con un gran centro logístico. Pero su poder llega ya a otros muchos sectores del país.
Y sobre casi todos ellos se ejerce una mano de hierro financiera de las familias, dinastías o regímenes que gobiernan cada uno de esos territorios. En el Golfo Pérsico son los emires, jeques y sultanes de Qatar, Kuwait o Emiratos. En China, el gobierno comunista. Y en Singapur, aun con su sistema democrático, es el Partido de Acción Popular el que controla la vida política del país desde su independencia.
Aunque son las de las grandes cotizadas las posiciones que más interesan, en realidad estos fondos soberanos se están mimetizando de tal forma en la economía local y regional, que en muchas ocasiones son propietarios de medianas empresas poco conocidas para el público, pero con un gran valor añadido y, sobre todo, punteras en la transformación de la economía.
Los últimos informes del Instituto de Comercio Exterior apuntan a que el interés de estos países se centra la tecnología, las energías renovables, la sanidad, el reciclaje y hasta la seguridad alimentaria española. Su expansión es imparable. La fortaleza que aportan también y la ayuda que imprimen supone, un alivio para que las empresas puedan avanzar con su crecimiento.
El único gran riesgo que corren las economías occidentales es acabar engullidas por unos propietarios que se encuentran a miles de kilómetros y cuyo principal interés es el país del que proceden.
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