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La empresa cántabra ENSA (Equipos Nucleares), participada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), sigue la estela de otras grandes corporaciones en su esfuerzo ... por minimizar su impacto en el medio ambiente. En este caso, la compañía dedicada a la fabricación de componentes para la industria nuclear va a hacer una importante actualización en uno de sus hornos. Unos trabajos que van a suponer concretamente un esfuerzo inversor cifrado en 4 millones de euros, que están iniciando su licitación y que se estima que reducirán un 60% las emisiones a la atmósfera.
La empresa dedicada a la fabricación de componentes y servicios para la industrial civil nuclear mundial con sede en Maliaño cuenta con el horno en cuestión desde el año 1976. Desde entonces lleva en uso como «una pieza clave en nuestro proceso productivo», destacan a preguntas de este periódico desde ENSA. En concreto, se trata de una infraestructura que se emplea para realizar los tratamientos térmicos de alivio de tensiones durante la fabricación de los diferentes componentes nucleares. De esta forma, se realizan unos tratamientos que mejoran las propiedades metalúrgicas de los componentes fabricados después de ser soldados.
1976 es el año
en el que fue construido el horno que será fruto de la renovación planteada
Aunque se trata de un horno que en su construcción, hace casi medio siglo, fue armado «con los mejores materiales y componentes del mercado de su época y actualmente está en funcionamiento», incide la compañía estatal, requería de una actualización. Una millonaria, además, cuyo objetivo es «mantener las características principales del horno pero mejorando la eficiencia energética y el control del proceso». Para ello se le va a dotar de un nuevo sistema de combustión altamente eficiente con quemadores recuperativos. Asimismo, la actualización tiene entre sus características un aislamiento de horno con materiales de baja inercia térmica que soportan hasta 1.260 grados centígrados que permite la reducción al máximo de las perdidas energéticas por fugas de calor y el control del proceso automatizado y eficiente.
El horno sobre el que se centra este proyecto en ciernes tiene una capacidad de carga de 400 toneladas y debe poder alcanzar a plena carga una temperatura máxima en el componente de mil grados centígrados. La potencia total de calentamiento que se instalará será de unos 12.250 kilovatios, distribuidos en 49 quemadores recuperativos para repartir homogéneamente el calor en todo el hogar del horno. Dichos quemadores serán distribuidos en 13 zonificaciones. Los quemadores funcionarán con gas natural y podrán ser alimentados a futuro parcialmente con alimentación de hidrógeno (H2), en un porcentaje de hasta un 30%. La instalación de tuberías por su parte será también ampliada para poder operar a futuro al 100% con H2.
El horno, tras implementarse su actualización, de cara a su puesta en marcha y antes de su uso, deberá superar los estrictos procesos de calibración establecidos de acuerdo con la normativa aplicable para la fabricación de los componentes nucleares. Las estimaciones iniciales de la empresa reflejan que esta actuación que se está planteando además de promover una reducción del 70% de las emisiones conllevará un considerable ahorro energético que será del «60%». Todo ello, eso sí, cuando termine de salir adelante esta iniciativa que se estima que supondrá una inversión de 4 millones de euros y que actualmente se encuentra en fase de evaluación para la consiguiente licitación en proceso.
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