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'Cantabria tiene la mayor tasa de absentismo del país en industria'. Es el titular que dejó el último informe trimestral del centro de estudios y divulgación de Adecco publicado hace unos días. ¿Cuál es la clave que se esconde detrás de esa tasa del ... 9,3% que arroja el sector? La respuesta parece tener varios frentes según los expertos, aunque ninguno atisba causas directamente vinculadas al trabajo en las fábricas −sin dejar de lado que se trata de un entorno con una siniestralidad más alta−. Pero ese aumento exponencial tanto de empresas como sindicatos y mutuas lo achacan a cuestiones más generales. Por un lado, el envejecimiento de la población de Cantabria que se traduce en esas ausencias al puesto de trabajo cada vez más comunes unidas a otro factor, que es el colapso que se está produciendo en la asistencia sanitaria de la región.
Existe preocupación al respecto. Y no es para menos. Mutua Montañesa en su observatorio de absentismo laboral estima que el pasado año hubo 3.708.377 jornadas de trabajo perdidas en la región y 10.160 trabajadores no acudieron a su puesto por incapacidad temporal. Las cifras del impacto económico todavía tienen más dígitos: 586.798.659 euros calculan las empresas que les supuso estas ausencias. Tanto es así que Enrique Conde, presidente de CEOE-Cepyme Cantabria, corona al absentismo como «el principal problema de las empresas de la región» y «es una cuestión que se está acumulando y los números van a peor». Hasta el punto de que vaticina que «de seguir así nos vamos a cargar la economía».
586 millones
es el impacto que estiman las empresas que les supuso el absentismo en 2023
Entre los motivos para el absentismo, detalla el director general de Mutua Montañesa, Alberto Martínez Lebeña, «sobre el 20% obedece a permisos a los que el trabajador tiene derecho y el 80% por una baja». Dentro de las que conciernen a incapacidad temporal bien están motivadas por un accidente en el entorno laboral o por contingencias comunes −patologías no vinculada con el trabajo−. Es dentro de este segundo grupo donde el responsable de la Mutua dirige el foco. «Hay un incremento moderado de los accidentes laborales porque crecen los afiliados, sin embargo hay diez veces más bajas por contingencias comunes». Lo más habitual es que obedezcan a causas traumatológicas y «desde la pandemia hay un repunte patologías relacionadas con factores psicosociales, que implican el 12% de las bajas de la Mutua cuando hace unos años estaban por debajo del 10%».
Hay otras cuestiones intrínsecas al entorno, por ejemplo, como señala César Conde, secretario general de la Federación de Industria de CC OO de Cantabria, que «las bajas de gripe en la cornisa norte son más largas que en otras partes de España». Aunque el sindicalista difiere en que «en ocasiones se incluyen como contingencias comunes accidentes que son laborales, sobre todo vinculados con salud mental» pero, al igual que el sindicato USO, comparte que los principales motivos son «el progresivo aumento de la edad media de las plantillas en la industria, en sintonía con el envejecimiento de la población en general y la deficiente atención sanitaria pública». Por su parte, desde UGT, el responsable regional de salud laboral, Marcos Flores, se muestra más proclive a culpabilizar a la «falta de cultura preventiva por parte de las empresas del sector en Cantabria».
También hay quienes, como Tomás Dasgoas, presidente de la Cámara de Comercio y de Cantabria Metal, no quiere dejar de lado que «valores como el compromiso se están perdiendo y se está haciendo un uso indebido de las bajas» y es algo en lo que «no podemos seguir mirando a otro lado». Algo en lo que discrepan otros como los sindicalistas y Alberto Martínez Lebeña que insisten en que «una baja es una cuestión sobrevenida en la que el principal afectado es el que la sufre» e insisten en que «hay que quitar el estigma que existe sobre el absentismo». No obstante, todos concuerdan en la importancia que tiene que funcione el sistema sanitario para descongestionar la situación, por lo que algunos abogan por que la administración se apoye en las mutuas para la gestión de las bajas porque «están preparados para ello» y «todo el sistema depende de cómo funciona el Servicio Cántabro de Salud».
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