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Más espacio para Santander

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Los traslados de los tinglados de Antonio López y de la terminal del ferri cambiarán el mapa urbano

Jesús Lastra | José Carlos Rojo | Álvaro Machín | Alberto Santamaría

Santander

Miércoles, 12 de febrero 2020

Son dos en uno solo. Espacios separados por la legalidad y la física, pero entendidos como un todo único. Dos conceptos obligados al diálogo. «La relación Puerto-ciudad siempre he querido que sea una relación de entendimiento. Por dos razones. Porque el Puerto necesita mucho de lo que la ciudad le tiene que aportar –y, principalmente, apoyo–. Y porque la ciudad tiene todavía mucho que recibir del Puerto en esa evolución constante de lo que es la huella de la zona de servicio portuario en Santander». Así resume Jaime González, presidente de la Autoridad Portuaria, la filosofía de una relación de necesidades mutuas. La consecuencia directa de este vínculo se plasmará en cambios en el mapa derivados, sobre todo, de dos proyectos que están en marcha. Por un lado, el futuro derribo de las naves de Antonio López cambiará la fisonomía de la calle. Por otro, la decisión de trasladar la terminal de atraque del ferri marcará una nueva línea sobre el terreno y supondrá nuevos espacios urbanos. El año 2020 debe ser decisivo para avanzar en ambos sentidos. Pero no son las únicas obras que vinculan a Santander y a su Puerto.

González habla de «una relación cordial» entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria con «un grupo de trabajo totalmente conformado». Y pone ejemplos prácticos que también se concretarán en obras. «Nos entendemos –dice– como para compartir el gasto de la rehabilitación en el Muelle de Maura e incluso para escuchar del Ayuntamiento que en vez de demolerlo (y estamos a punto de recibir el proyecto para valorarlo) lo rehabilitemos, para que podemos cesar de manera formal en nuestro derecho de utilizarlo industrialmente –cosa que nunca más va a suceder– y para que exista una colaboración que redunde en el beneficio de los ciudadanos de Santander que lo disfrutan y de las circunstancias que necesita el propio Puerto en su actividad».

Ese entendimiento es básico también en los dos grandes proyectos que liberarán espacio para la capital. «En los próximos meses», puntualiza González respecto a los trabajos para acondicionar unas antiguas naves existentes en la calle Río Miera y acoger allí diferentes servicios del Puerto. La mayor parte de la superficie se destinará a talleres de mantenimiento (eléctrico, mecánico, parque de maquinaria, señales marítimas o conservación). El resto, como oficinas, vestuarios, locales para sindicatos o aula de formación. ¿Por qué es tan importante? Porque una vez acabada esa fase y el traslado allí de todo el personal en estos servicios (la obra se adjudicó por algo más de un millón de euros y arrancó en septiembre de 2019), el Ayuntamiento podrá proceder a la demolición de los tinglados de Antonio López y a la urbanización de los espacios liberados. Primer gran espacio ganado.

El segundo terreno está aún por definir con exactitud, pero se da por hecho que también supondrá la liberación de espacios portuarios en el frente marítimo para uso urbano. «Las perspectivas tanto en cruceros como en el tráfico del ferri son tan buenas que el Puerto separará a corto plazo la infraestructura que ahora comparten ambos tráficos, la Estación Marítima. Ésta acogerá a partir de 2023 únicamente las embarcaciones de crucero, mientras que se atenderá al tráfico de Brittany Ferries en una nueva instalación ubicada en los Muelles de Maliaño, a la altura del Depósito Franco», explican fuentes de la Autoridad Portuaria. Es la gran obra y los plazos están marcados por el compromiso de atender la llegada de los nuevos buques de la naviera francesa, de mayor tamaño. «Con la llegada de los nuevos barcos el Puerto tiene un cronograma al que no puede faltar porque hay que llegar a tiempo en todos los sentidos», puntualiza González.

El traslado del ferri supondrá ofrecerle en ese nuevo punto la tecnología GNL (Gas Natural Licuado) y también que, de ese modo, podrán atracar ferries de mayor tamaño –que actualmente no pueden hacerlo en las instalaciones de la Estación Marítima–. Y, por otro lado, el tráfico de cruceros tendrá siempre atraque disponible en el centro de la ciudad.

Construir la terminal para suministrar el Gas Natural Licuado supondrá una inversión de 32,8 millones

El objetivo es la reubicación de la terminal de ferri entre los muelles 1 y 4 de Maliaño. Para eso será necesario construir la terminal para suministrar el Gas Natural Licuado, una importante obra que supondrá una inversión de 32,8 millones de euros de los que la Unión Europea cofinanciará 6. Esta instalación servirá para abastecer a los futuros buques de Brittany Ferries y tendrá como efecto colateral una necesaria reforma del muelle para adaptarlo a su nuevo cometido (y también todo el desarrollo requerido para la cadena de suministro hasta este punto). Hablamos de un depósito con capacidad de 1.000 metros cúbicos que será construido por el consorcio creado por Repsol LNG Holding, la Autoridad Portuaria y ESK dentro de un proyecto con una duración de tres años y medio. Y todo eso dejará libre espacio para la ciudad, aunque los tramos concretos están pendientes de fijarse. «Todo ello conlleva una actuación en la que el Ayuntamiento y el Gobierno de Cantabria tienen que estar muy implicados. Y también, en otro plano, Puertos del Estado (con el que vivimos un momento de relación excelente) y el Ministerio de Fomento». Para González, 2020 será un año, básicamente, «de planificación» en lo relativo a esta idea, mientras que 2021 y 2022 serán «de ejecución de obra».

La labor encaja de lleno con otra que ya está en marcha, la reforma de la propia Estación Marítima. Con un plazo de ejecución de ocho meses y un presupuesto de adjudicación de 1.015.622 euros, vive estos días sus primeros movimientos sobre el terreno. La tarea «comprende un conjunto de actuaciones para mejorar el estado de conservación, funcionalidad y aprovechamiento económico de un edificio con bastantes limitaciones debido a su nivel de protección arquitectónica y singular diseño», desarrollan desde la Autoridad Portuaria. La idea incluye la instalación de un segundo ascensor para agilizar el desembarque de los ferries (o de los cruceros, cuando se produzca el traslado), la impermeabilización de la cubierta para el futuro aprovechamiento como terraza, la regeneración de la estructura de hormigón o de la carpintería de fachadas y la redistribución interior de las estancias (en la que destaca la apertura del vestíbulo a la zona marítima y el cambio de las oficinas de la Policía Nacional).

Balance y propósitos

El muelle, el diseño de lo que se hará con la estación del ferry, el traslado de las naves para liberar terreno en Antonio López o la remodelación de la Estación Marítima forma parte de lo hecho durante 2019. Un balance en el que también se incluye el cambio en la valla perimetral como refuerzo ante los numerosos intentos de los polizones. El tramo que va desde la puerta corredera de la Estación Marítima –pasando por Comandancia Naval y Sanidad– y que termina junto a los actuales tinglados de Mantenimiento, frente a Aduanas, está «prácticamente terminado». «Las vallas, que existieron siempre, han crecido en altura, pero hemos cuidado mucho la estética y la transparencia para no crear una valla agresiva, desagradable», explica González, que adelanta que «el día que la terminal de Brittany Ferries cambie de ubicación» habrá «una parte de valla que desaparecerá». «La de la zona del Centro Botín desaparecerá seguro dentro de tres o cuatro años».

¿Qué más queda? ¿Qué es lo más inmediato en este 2020 en la relación Puerto-ciudad? «La concesión que tenemos con Enaire de las naves de Gamazo –el museo con la colección del gestor de navegación aérea– será una realidad absoluta», enumera González en primer lugar. A esto, se sumará «diría que en verano» el fin de la obra de la Estación Marítima. «Y vamos a ver la reorganización del tráfico de lo que todavía es la terminal de Brittany Ferries intentando acercar los pasajeros a esa nueva Estación Marítima».

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