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Un vivero de langostas en Isla fundado por su bisabuelo, Lope Astuy, fue el germen del actual complejo hostelero compuesto por dos hoteles, camping, restaurantes y apartamentos. Emérito Astuy (Santoña, 1971), continúa con el legado familiar que «sigue creciendo». Nombrado Economista del Año 2019 por ... el Colegio de Economistas de Cantabria, recogerá el galardón el próximo día 21 de junio, en una gala que se celebrará en el hotel Real a partir de las 20.00 horas. Presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria entre 2008 y 2016, Astuy es economista colegiado desde hace veinte años, empresario familiar de tercera generación, cuarta si se tiene en cuenta el vivero de langostas de su bisabuelo, y dirige el complejo hotelero Astuy de Isla desde 2000.
–Usted ha recibido el premio de sus compañeros ¿Se valora más este tipo de reconocimiento que parte de su propio Colegio profesional?
–Es un orgullo que mis propios compañeros me hayan reconocido, que el premio venga precisamente de los economistas.
–Se han tenido en cuenta méritos profesionales, colegiales y personales ¿de cuáles está usted más orgulloso?
–Sin duda de mi trayectoria profesional, aunque sea más conocido por haber ocupado el cargo de presidente de la Asociación de Hostelería y por mi participación en la CEOE y la Cámara de Comercio, de la que sigo siendo miembro del Comité Ejecutivo.
–Actualmente se habla mucho del emprendimiento y de la ayuda a los jóvenes empresarios. ¿Cree que a veces se olvida a los que como usted mantienen un negocio familiar?
–Por supuesto hay que ayudar a las empresas que ya están maduras a que sigan creciendo, pero al que le hace falta de verdad es al que empieza sin olvidarse de los que ya estamos. Sería más rentable ayudar a las empresas ya radicadas que las que empiezan, que siempre es un riesgo. Entiendo que las instituciones impulsen al nuevo emprendedor.
Emérito Astuy considera «un error» que el nuevo Comité Ejecutivo de CEOE de Cantabria no incluya ningún representante del sector de la hostelería, «un pilar fundamental de la economía de la región».
Sobre su concurrencia a la presidencia de la patronal que finalmente obtuvo Enrique Conde, es un asunto al que ya ha pasado página. La decisión la tomó, tras la dimisión de Lorenzo Vidal de la Peña que dio el salto a la política, al ser animado por una serie de empresarios «que entendían que se había politizado demasiado la CEOE y que no era bueno para los intereses empresariales». En su caso, asegura que nunca le ha llamado el mundo de la política.
–¿Es difícil mantener empresas como la suya?
–Por estadística yo ya tenía que haber pulido el negocio familiar. Más del 80% de las empresas desaparecen en la tercera generación. Espero que haya una cuarta y ya estamos preparando todo con mis sobrinos, ya que yo no tengo hijos, para que la sucesión sea de una manera civilizada y tranquila. Eso es lo más complicado que hay en un negocio familiar. En mi familia, la verdadera emprendedora fue mi abuela, Rosario Argos, que tuvo visión para montar un pequeño restaurante y luego una fonda.
–¿El negocio familiar sigue creciendo?
–Hicimos un asador hace cinco años en Isla y estamos a punto de inaugurar un bloque de apartamentos que estará funcionando en julio. Lo próximo, ya veremos.
–¿Tienen previsto la diversificación?
–En principio, nos centramos en la hostelería que es lo que mejor conocemos. Soy partidario de dedicarnos a lo que controlo y nos va bien así. La empresa sigue creciendo de manera sostenida y segura. Tomamos riesgos ya que es parte de la entidad del empresario, pero de manera controlada. El negocio no lo veo como una herencia de mis padres sino como un préstamo de mis sobrinos. Tengo que dejar por lo menos lo que he recibido.
–¿Cuál es la clave para que un negocio no fracase?
–Yo aplico la prudencia que me han inculcado en mi familia, dar los pasos seguros y zapatero a tus zapatos. La parte más difícil en una empresa familiar es que no se generen tensiones.
–¿Hay un 'boom' en la hostelería de Cantabria?
–Creo que no, toda la vida se han abierto y cerrado restaurantes. El problema es que mucha gente se mete en el sector sin tener la preparación. La clave está en la constancia y en conocer que esta vida es distinta a las demás. Es un negocio muy esclavo, hace falta mucha dedicación y vas al revés del mundo. Afortunadamente, hemos sido el sector que mejor ha capeado la crisis, hemos sido unos privilegiados. Después de cuatro años de crecimiento estamos prácticamente estabilizados.
–La ley de control horario se ha aplicado por las horas extra. ¿Es la hostelería uno de los ámbitos donde más se da esta práctica?
–En el convenio conseguimos algo fundamental como es la flexibilidad horaria. Tenemos horas anuales y los convenios están para cumplirlos y el que no lo haga tendrá que ser sancionado. Creo que el control horario es innecesario, están intentando regular demasiadas cosas, y supone un esfuerzo muy grande para controlarlo. Hace años sí se hacían muchas horas, pero lo hemos ido cambiando entre todos; es la única manera de tener personal cualificado. Si obligas a los trabajadores a hacer muchas horas no rinden.
-¿Qué medidas cree que se deberían poner en marcha para mejorar el sector turístico?
-Fundamentalmente la promoción, todo lo que se haga nos parecerá poco. En Cantabria el mercado fuerte es el nacional.
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