¿Es la estanflación un riesgo real?

El propio presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, economista de formación, incluso lo deslizó el pasado domingo. La preocupación por una potencial estanflación económica, esto es, una inflación disparada que coincida con un nulo crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), va ganando cuerpo a medida que se alarga el conflicto bélico en el este de Europa. Cierto es que previsiblemente se adoptarán medidas para limitar los precios energéticos y que los fondos europeos, así como la sima coyuntural de la que partía España tras el golpe del covid, invitan a pensar todavía en un PIB en positivo, pero los riesgos ya son bien perceptibles.

El Diario consulta a diversos analistas, expertos y empresarios para conocer el sentir cántabro respecto al 'peor escenario para los economistas'.

Es cierto que la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin ha encendido las alarmas sobre una temida estanflación. Es verdad que el alza del precio de la energía puede convertirse en un agente capaz de lastrar el crecimiento previsto para 2022, pero todavía tenemos margen para que sea un año de fuerte recuperación. Aunque hay mucha incertidumbre que obliga a cautela en el análisis y nos encontramos con una coyuntura económica cambiante, desde Economía y Hacienda consideramos que todavía estamos lejos de ver un estancamiento de la economía.

La decisión de la Unión Europea de reducir su dependencia de los hidrocarburos rusos es posible que tensione aún más los precios de la energía. Esto nos llevaría a un estancamiento del PIB a partir del segundo trimestre, lo que alumbraría un posible escenario de estanflación. En este contexto, medidas de excepción para limitar el precio del gas a la factura eléctrica, siempre y cuando se traduzcan con rapidez en medidas efectivas, contribuirían a reducir ese riesgo.

Los efectos locales de fenómenos globales están afectando de lleno a nuestra economía. España es más vulnerable que otros países y está más expuesta que nuestros vecinos de la UE a un fenómeno de alta tasa de inflación y bajo nivel de crecimiento (estanflación). La salida a esta situación pasa por atender a lo urgente, que es aligerar de manera coyuntural, puntual y quirúrgica una bajada de impuestos que alivie la economía de las empresas y permita que sobrevivan durante esta temporada de convulsión. Es preciso abordar la negociación colectiva de una forma realista y con un horizonte en el medio y largo plazo que permita acuerdos razonables por parte de patronal y sindicatos para preservar la actividad económica y el empleo en estos momentos convulsos.

La estanflación derivada del conflicto de Ucrania y Rusia, sin lugar a dudas, es un escenario probable pero no seguro. Si la guerra es corta y se firma un tratado de paz pronto, disminuyen las posibilidades de estanflación ya que la inflación se controla mejor. Si la guerra se hace larga, la inflación se cronifica. Por otro lado, debemos saber cuánto van a subir los tipos de interés los bancos centrales. Cuanto más suban los tipos de interés más posible es una recesión, se enfría la economía, baja el consumo, la inversión... Las probabilidades de que ocurra una estanflación están en un 55% aproximadamente, según los analistas. Estamos en un escenario grave. Otro escenario probable es que haya una inflación alta y un menor crecimiento económico, pero que no tengamos recesión.

Es imposible hacer previsiones por la incertidumbre reinante. Todo va a depender de la duración de la guerra y de si la economía sigue implantando medidas contra la economía rusa, que en el fondo se vuelven contra las economías occidentales. Mi opinión, en el momento actual y con las variables que tenemos en la mano, creo que el escenario de la estanflación hoy por hoy me parece un tanto lejano. Lo que sí creo es que se va a producir una situación en la cual la recuperación económica, que ya estaba comprometida por el aumento del precio del gas, se va a ver todavía más comprometida. Al mismo tiempo es evidente que vamos a tener más inflación.

En mi opinión, si bien el contexto es distinto al de hace décadas pues la estanflación se dio en los setenta con la crisis del petróleo y se extendió hasta los ochenta, sí que existen similitudes pues en su momento a finales de 1973, la OPEP, consecuencia de la Guerra de Yom Kipur, cortó el suministro de petróleo a Occidente, el precio del crudo aumentó notablemente y con ello todos los costes de la cadena productiva, impactando drásticamente la economía mundial y también la nuestra. Hoy en día esa posibilidad, incluso en un mundo multipolar y no bipolar como antes, está en nuestra época con la Guerra no de Yom Kipur, sino de Ucrania y sus posibles extensiones correspondientes. No es un miedo infundado, sino que el riesgo de estanflación es posible, pues al haberse activado notablemente la recuperación económica impulsada muchas veces por los estímulos económicos desde lo público, ello podría no ser contestado en tiempo y forma con una oferta suficiente, lo que supondría que la inflación creciera, como ya está pasando, por encima del crecimiento real del Producto Interior Bruto.

Estamos mas de acuerdo con la posición de algunos economistas que indican que hay que distinguir grados de estanflación, al igual que hay grados de diabetes, y que con la guerra de Ucrania hemos pasado de una 'posibilidad' de que eso ocurra a una 'probabilidad' alta si la economía entra en barrena. Aunque técnicamente se pueda decir que no estamos en situación de estanflación porque el PIB sigue creciendo a pesar de que el IPC está disparado, tenemos claro que podemos estar en situación de estanflación en un futuro si el crecimiento sigue decayendo, pues no es lo mismo que los precios suban y que la economía crezca poco a que esté estancada o que decrezca.

Es un riesgo muy real, especialmente si no tomamos medidas correctoras urgentemente. La ultima estanflación comenzó con situaciones que estamos viviendo actualmente: subida de materias primas, crisis del petróleo, inflación desbordante... Y, por ultimo y no por ello menos importante, los últimos datos del IPC y las actualizaciones de muchos convenios laborales conforme al IPC real del año anterior no dejan lugar a dudas de que tenemos todos los ingredientes para ingresar en un estancamiento e inflación.

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