Euro-dólar: una lucha desigual
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ANÁLISIS ·
Mientras no haya unos Estados Unidos de Europa similar a los EE UU será díficil que la moneda europea pueda competirHace ahora algo más de veinte años el euro entró en circulación, reemplazando, parcialmente primero y luego completamente, a muchas de las monedas de los países de la UE. Desde entonces, la moneda común ha experimentado múltiples avatares; de entre ellos, me atrevería a decir ... que el más duro fue el sufrido en la primera etapa de la crisis financiera de 2008, que sólo cesó cuando Draghi pronunció aquellas palabras mágicas de «haré todo lo que haya que hacer y, créanme, será suficiente». Más recientemente, el hecho de que el dólar haya alcanzado la paridad con el euro ha levantado algunas alarmas sobre la fortaleza de la moneda europea y, por lo tanto, sobre su futuro.
Aunque inicialmente se tenían algunas esperanzas de que el euro pudiera servir de contrapeso al dólar, lo cierto es que, a escala global, siempre se ha mantenido en un segundo plano; de hecho, mientras que el dólar representa en torno a un 60% de las reservas mundiales, el euro apenas llega al 20%. Aunque el euro se ha ido volviendo más atractivo para los países de la UE (en la actualidad son 19 los países que lo utilizan como moneda cuando en sus comienzos sólo fueron 11), no es posible olvidar que la negativa británica a integrarse en el euro asestó un golpe importante a las posibilidades de éste de jugar en la misma liga que el dólar. Esto no significa, ni mucho menos, que el euro sea un fracaso, pues no cabe ninguna duda de que ha favorecido enormemente los intercambios comerciales y financieros entre los países de la eurozona y ha permitido que muchos de ellos, entre los que se encuentra España, hayan podido sortear relativamente bien algunas de las crisis de los últimos años.
Volviendo al asunto de la paridad euro-dólar de los últimos días, algo que no sucedía desde noviembre de 2002, y al objeto de intentar ser lo más objetivo posible a la hora de evaluarla, me parece que son dos los puntos que, en esencia, habría que intentar clarificar. Por un lado, ¿cuál es la razón que explica la pérdida de valor nominal del euro frente al dólar?, y por otro ¿supone ello, como algunos han sugerido, una pérdida de competitividad?
La repuesta a la primera pregunta es, en apariencia, sencilla. Puesto que los ciclos de la política monetaria son diferentes en Estados Unidos y en la Eurozona, los niveles de los tipos de interés también lo son, de modo que estos son más elevados en Norteamérica que en Europa. El resultado es que el dólar es más atractivo que el euro y, por lo tanto, se aprecia en relación con éste. No hay ninguna duda de que la amenaza de fragmentación de la zona euro ha contribuido a amplificar este efecto, pero tampoco la hay, creo yo, de que, si la política monetaria europea se endureciera para luchar contra la inflación, con una subida del tipo de interés en Europa, el euro podría recuperar parte del terreno perdido.
La segunda cuestión tiene, asimismo, una respuesta sencilla. La apreciación nominal del dólar, o depreciación nominal del euro, tiene, en principio, efectos opuestos sobre las importaciones y exportaciones europeas; mientras que estas últimas se ven favorecidas, las primeras se ven encarecidas, en particular todas las relativas al gas, petróleo, cereales y otras muchas materias primas, dado que sus precios se fijan en dólares. Lo de la pérdida o ganancia de competitividad es otra cosa pues, como es bien sabido, no depende de la evolución del tipo de cambio nominal entre dos monedas (euro y dólar en nuestro caso) sino de la evolución del tipo de cambio efectivo real. Y este, dependiendo del grupo de países que se consideren en su cálculo, se ha mantenido básicamente estable en los últimos años o incluso da muestras de pequeñas ganancias de competitividad.
¿Hay, pues, motivos para preocuparse por el valor exterior del euro? No y sí. No, en tanto en cuanto su paridad actual con el dólar parece ser algo coyuntural, que podría revertirse en cuanto el BCE empezara a elevar tipos, cosa que ya ha empezado a hacer. Sí, en tanto que los peligros de fragmentación de la zona euro sigan estando presentes y las primas de riesgo de algunos países se disparen. En todo caso, mientras no haya unos Estados Unidos de Europa similares a los de Norteamérica, será difícil que el euro pueda competir, de verdad, con el dólar.
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